Por Redacción La Hora
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Concentrada en salir adelante y cumplir con sus metas, siempre pendiente del bienestar de su hijo y madre en Guatemala, Gleiry Fernández conversó con La Hora Voz del Migrante para contar como ha sido su vida en Nueva York, un lugar en el que ha trabajado con esfuerzo para salir adelante, soñando y esperando retornar al país en un futuro no muy lejano con la posibilidad de darle más comodidades a sus seres queridos, específicamente alcanzar el objetivo que muchos se proponen, construir una casa.

Fernández migró hace exactamente dos años a Estados Unidos y en un principio dice que llegó al país solo de paseo, por unas vacaciones, pero una serie de aflicciones en Guatemala e insatisfacciones la llevaron a considerar la posibilidad de establecerse en ese lugar.

“Obviamente no podía aplicar a otra opción verdad, entonces el factor económico, también me había divorciado, pagaba renta, sosteniéndome yo sola y se me complicaba un poco la situación de estar allá”, mencionó.

Previo a salir del país dice que renunció a su empleo y fue cuando su familia la apoyo para encontrar un lugar en donde trabajar.

“Dije Dios si quieres que me quede acá tú me vas a abrir puertas y conseguiré un trabajo y así fue, a los dos meses de estar acá, se me dio la oportunidad de trabajar en un restaurante él era italiano y ella paraguaya –los dueños-, trabajaba hasta diez horas y el trabajo era muy duro”, afirmó.

CONTÓ CON EL APOYO DE SU FAMILIA

La guatemalteca entonces era la única persona en el área de cocina y ella preparaba los alimentos, así que era un trabajo muy demandante y con el esfuerzo que había impulsado finalmente le ofrecieron otro empleo siempre con la misma familia, pero en otra tienda.
El salario que devengaba dice que no era el mínimo, pero sus jefes le ofrecieron aumentarlo, con la condición de que trabajara una larga jornada además, el regreso a su vivienda dice que se le complicaba así que finalmente dejó ese empleo.

“Mis primos se hicieron cargo de mí en ese tiempo que estuve sin trabajo, estaba pues un tanto desesperada porque tenía deudas en Guatemala, tengo a mi hijo y mi mamá allá”, comentó.

Así que, en medio de sus preocupaciones, salió y decidió buscar un empleo y finalmente lo encontró a pesar de las dificultades que enfrentó para adaptarse, no pierde la esperanza de superarse.

Aunque sigue luchando por salir adelante, la entrevistada señala que vivir en Estados Unidos no es fácil porque muchas personas se enfrentan a dificultades, de vivir injusticias, “he aprendido muchas cosas y no es fácil, son dos años los que llevo en Estados Unidos en la lucha”.

APOYA A SU HIJO Y A SU MAMÁ

Al trabajar, explica que ha logrado ayudar a su familia por su cuenta, además, está pendiente de su hijo y su mamá, también ha logrado apoyar a otros cuando se ha requerido y eso afirma que es una satisfacción.

“Soy capaz de hacer muchas cosas, a pesar de las adversidades de muchas cosas con la ayuda de Dios y con mi trabajo he podido salir adelante”, comentó.

Al mismo tiempo, refiere que adaptarse a un nuevo país no es para nada sencillo porque la cultura estadounidense, señala que es diferente, su principal motor para seguir adelante es su hijo que estudia la universidad, “es mi motor quien me hace luchar”.

Uno de sus sueños es que con su trabajo logre comprar su casa en Guatemala y por eso dice que sigue trabajando y luchando, porque en algún momento espera volver y tener algo propio.

Su mensaje a los migrantes es que entiende a muchos que se esfuerzan por salir adelante en un lugar que no es el de su origen y los insta a superarse.

“Para las personas en Guatemala, las que piensan en el sueño americano eso no existe para mí, es muy bonito en otro sentido este país, pero se paga un precio muy alto”, afirmó.

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