Philip-Wilson
Philip-Wilson

Por NICOLE WINFIELD
Agencia AP

El papa Francisco aceptó el lunes la renuncia de un arzobispo australiano condenado por encubrir abusos sexuales de un sacerdote a menores, tras la creciente presión ejercida por sacerdotes e incluso por el primer ministro del país.

Fue la segunda renuncia de un cargo eclesiástico de alto perfil por su relación con los abusos sexuales en los últimos días, lo que sugiere que el pontífice está dispuesto a mostrarse firme en este asunto antes de viajar a Irlanda el mes que viene, donde es probable que el escándalo domine la visita.

El arzobispo de Adelaida, Philip Wilson, fue condenado en mayo por no reportar a la policía los repetidos abusos cometidos por el sacerdote pedófilo James Fletcher a dos monaguillos en la región de Hunter Valley, en el norte de Sydney, durante la década de 1970. Wilson es el religioso de mayor rango condenado nunca por encubrir las agresiones.

Wilson había rechazado renunciar a su cargo hasta que no se resolviese la apelación de su caso, aunque la semana pasada reconoció que los pedidos para su dimisión iban en aumento. A mediados de mes, el primer ministro de Australia, Malcolm Turnbull, se sumó a las voces que pedían a Francisco que lo cesase.

El Vaticano dijo en un comunicado de apenas una línea publicado el lunes que el pontífice aceptó la renuncia de Wilson. El religioso tiene 67 años, muy por debajo de la edad a la que suelen retirarse los obispos, los 75 años.

Esta medida es relevante dado que Francisco está sometido a una creciente presión para sancionar a los prelados que gestionaron mal o taparon los casos de abusos, con llamados para que se abra una investigación completa en Estados Unidos y con pesquisas penales ya en marcha en Chile.

La fiscalía de Chile citó recientemente a declarar al arzobispo de Santiago, el cardenal Ricardo Ezzati, por su papel en el supuesto encubrimiento de los abusos cometidos durante años por el excanciller de su diócesis, Oscar Muñoz.

Muñoz admitió haber abusado de al menos un menor y confesó ante las autoridades eclesiásticas en diciembre. Sin embargo, la fiscalía descubrió informes de al menos cuatro víctimas más del sacerdote, que fueron documentados por la archidiócesis de Santiago, incluyendo algunos a parientes suyos más jóvenes.

Ezzati dijo que desconocía la situación hasta la confesión de Muñoz. El arzobispo de Santiago ya ofreció su dimisión cuando cumplió 75 años en 2017, y fue uno de los miembros de la curia chilena que se prestaron a dimitir en masa en mayo tras ser citados por el papa para una reprimenda colectiva por su manejo del escándalo.

Pero Francisco todavía no se pronunció sobre el ofrecimiento de Ezzati y podría estar esperando a encontrar al candidato ideal para ocupar la archidiócesis más importante de Chile.

En Estados Unidos, los obispos y cardenales están sometidos a una creciente presión para revelar qué sabían sobre los abusos a seminaristas, tanto adultos como menores, supuestamente cometidos por el cardenal Theodore McCarrick, exarzobispo de Washington.

El pontífice aceptó el sábado la renuncia de McCarrick como cardenal y le impuso sanciones sin precedentes para su cargo, antes incluso del final de su juicio canónico, incluyendo llevar una vida de penitencia y oración aislado de los demás.

McCarrick, de 88 años, era uno de los cardenales estadounidenses más destacados encargado de enfrentar la crisis de los abusos sexuales cuando estalló públicamente en el país en 2002.

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