Por María España
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Los fenómenos tropicales Eta e Iota dejaron a su paso pérdidas de vidas humanas, destrucción de hogares por los desbordes de ríos e intensas lluvias en Centroamérica y el Caribe, por lo que el Secretariado Episcopal de América Central (Sedac) hace saber por medio de un mensaje a las naciones, que se encuentran consternados por el dolor de los afectados, e invitan a las personas a tratar de ser como el “buen samaritano”.
Cada año, 65 obispos de Centroamérica se reúnen en una asamblea para discuten las realidades de las comunidades de la región, según el Vaticano. Debido a la pandemia por Covid-19, en esta ocasión realizaron una videoconferencia, como medida de seguridad contra el contagio.
Por medio del comunicado, informan que la destrucción de las defensas naturales para enfrentar los fenómenos naturales se debe a la tala de árboles y el robo de tierra a nativos, en tal sentido, citan al Papa Francisco al decir que “hemos fallado en nuestra responsabilidad como custodios y administradores de la tierra. Basta mirar la realidad con sinceridad para ver que hay un gran deterioro de nuestra casa común. La hemos contaminado, la hemos saqueado, poniendo en peligro nuestra misma vida… No hay futuro para nosotros si destruimos el ambiente que nos sostiene”.
Mensaje del Secretariado Episcopal de America Central ?? pic.twitter.com/uvExFm8GuS
— Diario La Hora (@lahoragt) November 30, 2020
Además, agradecen el trabajo de los sacerdotes por su dedicación para dar acompañamiento a las familias durante las crisis que han surgido durante este año, y de su entrega a Dios. “Este pastoreo implica estar atento a los signos de los tiempos para discernir en los sufrimientos y esperanzas de la comunidad, la voluntad de Dios”, señalan.
En la misma línea, los obispos exhortan a las personas a actuar “como el buen samaritano”, para confortar las vidas de los que lo necesiten, mostrando “la fuerza del Espíritu Santo que está llamada a ser una Iglesia sanadora”. Así también, creen urgente promover el bien común y ser activos en las transformaciones de la sociedad, para combatir la “degradación moral”.
“Las grandes dificultades para la persona de fe, son oportunidades para crecer en esperanza y caridad, y de esa manera santificarse y alcanzar el auténtico desarrollo de los pueblos.”, aseveran. Además, hacen la invitación a los jóvenes a utilizar las nuevas tecnologías de la información para proclamar el Evangelio y ser “influencer de Dios”.
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“El recuerdo de nuestro pasado y los retos del presente nos motivan a buscar nuestro futuro con esperanza cristiana. Si Dios falta, falta la esperanza.”, concluyen.
