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La coyuntura actual de la situación de guerra entre Rusia y Ucrania nos ha abarcado a todos de alguna forma, claramente a algunos más que a otros. Es un asunto que es difícil de comprender inclusive para las personas adultas, en el caso de los menores de edad aún más por lo que pueden verse afectados a mayor escala.

Dos expertas en salud mental, que tratan con niños y adolescentes, explicaron a LH Nosotras las consecuencias que pueden llegar a tener los niños que atraviesan por un proceso de guerra.

La psicoterapéutica de niños y jóvenes, Gabriela Álvarez, explica que a un nivel social general es importante entender que la niñez menor de seis años comprende al mundo por medio de los adultos, por ende, el impacto que pueda tener en ellos emocionalmente se verá también influido en función de cómo los padres aborden la dinámica.

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Virginia Ortiz, psiquiatra infanto-juvenil, revela que “la psiquiatría infantil surgió como tal después de la Segura Guerra Mundial cuando especialistas en el tema se preocuparon por las secuelas que tenían los niños que vivieron esto”.

Fue en ese momento cuando se reconoció que la niñez que atravesó estas dificultades sufría pesadillas, ansiedad, incertidumbre, y otros diversos efectos.

EN LA ACTUALIDAD

Por ello, Ortiz hace énfasis que actualmente se puede describir de manera similar lo que sucede con los niños que atraviesan este proceso, en Ucrania no es solo aquellos que viven explosiones como tal, sino también los que atraviesan eventos como refugiarse en un búnker, en metros o ser desplazados de su país e inclusive también para los niños rusos que viven una incertidumbre de lo que pasará.

Varias familias han salido de ese país, algunos incluso han arribado a Guatemala en busca de protección. Foto: La Hora/Migración Guatemala

EFECTOS EN LA MENTE DE LOS NIÑOS

Álvarez menciona que para aquellos niños que solo reciben la información de lo que sucede pueden llegar a tener ansiedad y estrés.

Mientras que quienes viven el conflicto como tal pueden tener varias secuelas, de acuerdo con la psiquiatra a nivel escolar esto genera problemas de atención, concentración, nerviosismo, dificultad de hacer amistades o entablar conversaciones debido a los cuadros de ansiedad.

Para aquellos niños que están siendo desplazados de su hogar inclusive dejar a sus mascotas o juguetes puede afectarlos, se convierte en un proceso de duelo, ya que genera a los niños una pérdida muy significativa y si no logran elaborar correctamente la misma puede terminar en cuadros de depresión.

Refugiados ucranianos, en su mayoría mujeres y niños, esperan transporte en el paso fronterizo de Medyka, en Polania. Foto La Hora: Markus Schreiber/AP.

Otro factor importante que resalta Ortiz es que si cuando el menor de edad presenta alguna de estas situaciones: no dormir bien, tener constantes pesadillas, angustia prolongada o crisis de pánico, por más de seis meses, se podría comenzar a considerar que es un trastorno de estrés postraumático, por lo que es recomendable que los adultos cercanos estén muy atentos a señales y avocarse a un experto sí lo consideran necesario.

“Pacientes adultos con cuadros de depresión o afecciones más graves como cuadros de esquizofrenia o psicosis, se ha visto que el hecho de haber vivido o ser víctimas de una situación como esta han sido factores importantes para desarrollar alguna de estas afecciones”, agrega.

LOS NIÑOS QUE AHORA SON REFUGIADOS

Actualmente alrededor del mundo muchos menores de edad se están convirtiendo en refugiados en diversos países del mundo, Guatemala es uno de ellos, un cambio para nada sencillo. Por ello Álvarez manifiesta que la respuesta inicial para explicarles a ellos lo que están viviendo sería decirles que se está buscando estar bien.

“Esto es un cambio complejo, es venir a un país que no conozco, no sé el idioma, la cultura, y por eso es un cambio abrupto para un niño sumado a que es por un conflicto de guerra y que no sabemos qué situaciones ha vivido”, declara la psicóloga.

Ortiz menciona que probablemente los niños ucranianos están un poco más conscientes de lo que podemos imaginar sobre su realidad y lo que ocurre, ya que esto ha sido una disputa histórica, y por ello lo más difícil no es explicarles porqué están saliendo, sino cuando regresarán.

Explicar a nuestros hijos y entender también sus inquietudes es vital. Diseño La Hora/Roberto Altán

Añade que “estos niños lo van a pasar difícil por el hecho de no tener idea qué pasará con su casa, con su familia que se queda en su país, los factores de adaptación a nuevo idioma, comidas, clima, escuela, y puede generar en ellos mucha ansiedad o pesadillas, que no necesariamente se traducirán a un estrés postraumático como tal”.

Ambas profesionales de la salud puntualizan que uno de los factores primordiales para la transición que viven estos niños es que se mantengan junto a la familia, familiar o conocido con el que viajaron, para que tengan el refuerzo emocional, apego y se sientan protegidos. Así como procurar que sus necesidades básicas se puedan cumplir: comida, ropa y un lugar digno donde dormir.

SECUELAS EN LOS NIÑOS REFUGIADOS

Este cambio radical en la niñez puede llevarlos a sufrir regresiones en el desarrollo del habla, de caminar, o alguno de los padecimientos mencionados anteriormente.

Niños duermen en una estación de tren subterráneo como miles de ucranianos que buscan evitar los ataques de los militares rusos. Foto La Hora/AFP

AFECCIONES EN LA ETAPA ADULTA

“Esto dependerá si el niño logra sobrevivir, si fue víctima directa de la guerra o no, si logra mantenerse en su lugar de origen, con su familia y el apoyo emocional que reciba, de ser así sus repercusiones no serán tan graves a comparación de aquellos que son desplazados o han quedado huérfanos, porque eso si está descrito, que cuando lleguen a la vida adulta tengan mayor riesgo de tener problemas psiquiátricos, sobre todo depresión y esquizofrenia”, explica la psiquiatra.

También hace alusión a que pueden convertirse en factores de riesgo para enfermedades como la diabetes, hipertensión o problemas cardiacos generales.

Los propios ucranianos enfrentan dificultades y momentos duros para ellos y sus hijos. Foto La Hora/AP

De acuerdo con la psicóloga esto dependerá de cómo se aborde el proceso de guerra, si es una transición caótica, sumado al estrés de por sí que genera la guerra se pueden desarrollar estas patologías graves como sociópatas o psicópatas porque interiorizan todo lo que no pudieron expresar en su momento y he allí la inestabilidad mental.

E inclusive desarrollar suscepción a cualquier ruido que puedan relacionar con lo que vivieron o estar tranquilos y de un momento a otro tener flashbacks.

 

MOSTRARSE HUMANO

Como se mencionó anteriormente entender lo que es una guerra y sus implicaciones ni siquiera es un proceso fácil para un adulto, menos para un niño, ya que desde cualquier punto de vista es un efecto traumático.

“Algo que promuevo mucho con adultos es que se muestren humanos, por ello para explicarle todo esto a los niños es hacerlo desde la humanidad. Reconocer la situación difícil en la que se encuentran, que hay miedo y angustia y es normal, pero lo importante es que buscaremos la mejor manera para apoyarlos y estar bien”, finaliza Álvarez.

Es por lo que el uso de palabras congruentes, darles la información que ellos solicitan y no utilizar analogías fantasiosas, son algunas de las formas que ambas expertas aconsejan para abordar el tema con los menores de edad.

Los niños ucranianos se enfrentan a una realidad impensable para otros. Foto La Hora/AP