Real Madrid's Cristiano Ronaldo, center, celebrates with team mates after the Champions League semifinal second leg soccer match between Real Madrid and FC Bayern Munich at the Santiago Bernabeu stadium in Madrid, Spain, Tuesday, May 1, 2018. (AP Photo/Francisco Seco)

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Madrid
Agencia dpa

El Real Madrid se clasificó hoy para la final de la Liga de Campeones al empatar 2-2 ante el Bayern Múnich en un partido memorable en el que los blancos aplicaron sangre, sudor y lágrimas en su enésimo ejercicio de supervivencia.

Fue un duelo brutal entre dos colosos y los actuales campeones se sobrepusieron al gol inicial de Kimmich con dos tantos de Karim Benzema, aunque James Rodríguez puso la eliminatoria en un puño a media hora del final. Pero el Real Madrid, que ganó 2-1 en la ida, sobrevivió porque es el Real Madrid y jugará el 26 de mayo la final de Kiev ante el ganador del Roma-Liverpool de mañana.

El partido fue de una tensión extraordinaria. Los dos equipos hicieron honor a su categoría de cuadros valientes y, también, profundamente imperfectos en defensa. Cada llegada a un área fue promesa de pánico y el duelo viajó montado en una montaña rusa.

El Bayern fue mejor en la primera parte y apenas tardó tres minutos en cobrar ventaja. Fue tras un error en el despeje de Sergio Ramos que Kimmich aprovechó para remachar. El Santiago Bernabéu se preparó para sufrir, por si tenía dudas.

Sin embargo, el Real Madrid contestó a los 11 minutos en su mejor jugada de la primera mitad, casi un minuto de toques continuos que concluyeron con un centro de Marcelo y un impecable de Karim Benzema para igualar el choque.

Pero el Bayern siguió con su plan agresivo de ataque, a expensas de exponerse a las contras. Y como era un duelo sin tácticas, los dos conjuntos se dedicaron a ver quién golpeaba más fuerte. Principalmente el conjunto alemán.

Al Real Madrid le faltaba Casemiro, a quien Zidane dejó en el banquillo en una decisión sorprendente. Y no gobernaba el duelo porque no le duraba el balón. A cambio, Thiago Alcántara imponía su ley en el centro del campo, poniendo balones dañinos entre líneas. La pena del Bayern fue su ineficacia.

Keylor Navas sostuvo en pie al Real Madrid con sendas intervenciones antes del intermedio y los dos equipos se fueron a descansar extenuados mientras el Santiago Bernabéu intentaba recuperar el aliento después de la película de terror que había presenciado.

El fútbol es de momentos y éstos le suelen pertenecer al Real Madrid. El Bayern le regaló el segundo gol en un clamoroso error del portero del Bayern, Unreich, quien le entregó el gol a Benzema a los 47 minutos. Una acción impropia de un torneo como la Liga de Campeones.

La respuesta la ofreció Keylor Navas inmediatamente a un disparo de Alaba. Esa era la diferencia hasta el momento: los arqueros.

El Bernabéu se venía abajo mientras el Real Madrid montaba contras con la idea de rematar a su rival, en la lona tras el error de su portero. Pero el equipo blanco perdió la ocasión de sentenciar y el Bayern no es equipo que perdone. A los 62 minutos, en un error de la defensa local, James Rodríguez hizo el empate para devolver la taquicardia al duelo.

Qué partido, qué tensión. Nada de lo que ocurría respondía a los cánones ordinarios del fútbol, pero la pasión disimulaba cualquier desacuerdo.

Zidane puso en el partido a Bale y Casemiro para intentar suministrar gasolina a los blancos. Y Heynckes dio entrada a Wagner, otro delantero más. Era un todo a nada con una final de Liga de Campeones en juego.

Los minutos caían a plomo y el gol rondaba las dos áreas. No se volvió a mover el marcador y el Real Madrid supo congelar en los minutos finales el choque para lograr un pase agónico y jugar su tercera semifinal consecutiva. El campeón supo sufrir como ninguno. Quiere su tercer título consecutivo, aunque sea con noches tan agónicas como la de hoy.

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