Madrid
DPA

El Barcelona cerró la temporada con su nivel habitual de excelencia al conquistar un nuevo doblete gracias a la Liga Española y Copa del Rey, aunque lo llamativo fue cómo lo logró: alejado del balón y con la épica como argumento más notorio.

RECUADROAtrás quedaron los días en los que el equipo azulgrana ganaba por aplastamiento, por el dominio abrumador de la pelota, la recuperación súbita del balón y la vertiginosa circulación del mismo. Así, ganó la Liga Española en la última jornada y la Copa del Rey tras una prórroga.

La final de ayer fue el vivo reflejo de esa épica. Se quedó con diez jugadores por la expulsión de Javier Mascherano a los 36 minutos y resistió los ataques -asedios en muchos momentos- del Sevilla para triunfar 2-0 en el añadido. Fue la máxima expresión del «otro» Barcelona.

Un dato resulta llamativo de la final de Copa: el Sevilla ganó en posesión al Barcelona. Concretamente, el conjunto de Unai Emery tuvo la pelota un 52 por ciento del tiempo. Algo que parecía imposible hasta no hace mucho.

Los titulares de prensa resultaron hoy explícitos. «¡Héroes!», tituló «Sport», que añadió: «No hay combinación más letal que la del talento y el carácter. El mejor Barça de la historia demostró ayer que además puede ser el más guerrero, el más épico y el más resistente».

«Del sufrimiento al éxtasis», añadió «Marca» para explicar todos los padecimientos del campeón español ante un Sevilla que afrontaba el encuentro después de jugar el miércoles una exigente final de la Liga Europa.

El llamado «estilo» admite hoy muchos debates, pero lo verdaderamente indiscutible es que el Barcelona continúa con su hegemonía en el futbol español. Si la pasada temporada ganó el triplete, esta temporada sólo se le escapó la Liga de Campeones.

Su entrenador, Luis Enrique, defiende su trabajo con hechos: «Es el justo premio para un equipo que está hecho para atacar, pero cuando ha tenido que defender lo ha hecho. Y también competir y jugar al futbol. Por eso nos sentimos orgullosos».

Luis Enrique eligió otra vía para llegar al mismo camino, el de los triunfos, y en dos años sumó siete de los nueve títulos que su equipo disputó. Un logro difícil de imaginar cuando llegó al club azulgrana en lugar del argentino Gerardo Martino, quien salió de la entidad sin títulos importantes y con sensación de «fracaso», como él mismo definió recientemente su etapa azulgrana.

Lo siguiente para el Barcelona será definir qué puede hacer para no sufrir tanto y la prensa española ya especula con la necesidad de hacer nuevos fichajes que permitan llegar al final de temporada sin la sensación de angustia que vivió en los últimos dos meses de competición.

Fichajes como los de Arda Turan y Aleix Vidal resultaron infructuosos, pues apenas contaron para su entrenador, y ya se habla de un refuerzo por línea. Lo que sucede es que construir desde el éxito siempre parece más sencillo.

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