Luigi Pirandello

Para mí, en arte, lo que Croce llama actividad teorética es menos que nada si el hecho estético no está integrado por la actividad práctica que ha llegado a ser una misma cosa con él; ni tampoco los medios comunicativos de la representación estética (palabras, sonidos musicales, colores, etc.) y la técnica tienen una relación extrínseca con el hecho estético interior, sino que, al contrario son, en arte, el hecho estético mismo, y no sólo un hecho estético, sino este o aquel hecho estético. Para mí la técnica, en suma, es la misma actividad espiritual, que poco a poco se libera en movimientos que la traducen en un lenguaje de apariencias; la técnica es el libre, espontáneo e inmediato movimiento de la forma. Desde el espíritu del pintor, el cuadro desciende a los dedos de éste, los mueve y no cesa de actuar hasta que se ha reflejado en la tela.

La ejecución, en suma, es la concepción misma, viva y actual. A la inspiración del artista no sucede el trabajo en frío del artesano. Se trata de crear una realidad que, al igual que la imagen misma que vive en el espíritu del artista sea a un tiempo material y espiritual; una apariencia que sea la imagen, pero hecha sensible. Ahora bien, esto no podría acaecer si la imagen misma no tendiera espontáneamente a transformarse en el movimiento que debe efectuarse La actividad práctica, la técnica, el trabajo, deben ser espontáneos y casi inconscientes. La ciencia adquirida no puede ser utilizada por medio de la reflexión; la técnica tiene que haber llegado a ser casi un instinto en el artista. Y la primera condición del artista verdadero es precisamente crear en sí este instinto móvil y seguro, esta especie de fatalidad que, bajo la acción del deseo, haga corresponder a la imagen el movimiento que la exprese, apropiarse el lenguaje técnico del arte hasta hablarlo naturalmente.

Ilustradores, actores y traductores: Nuova Antologia, 1908.

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