Marta Elena Casaús Arzú
Académica e investigadora

El año pasado, de abril a julio de 2019, nos encomendaron que hiciéramos una investigación que, lamentablemente, hasta el momento no se ha publicado. Sin embargo, considero que es importante empezar a darla a conocer a los medios, por el valor y las lecciones que se desprenden de la misma1.

Partimos de la premisa de que las redes sociales han contribuido a generar una exacerbación del racismo, del machismo y de la homofobia, y resulta importante conocer también cómo se producen los discursos de odio, las prácticas racistas, los prejuicios y estereotipos raciales contra los pueblos indígenas y de las mujeres; así como se plasman estos discursos en los diferentes medios digitales. Para ello hemos elaborado una serie de gráficos y pirámides que visualizan estas expresiones de odio y racismo en las redes, con el fin de buscar los medios de contrarrestarlos.

Es por ello por lo que hemos seleccionado un marco conceptual de referencia que nos permite explicar cuál es el espacio intermedio entre el Estado y la sociedad civil -lo que Gramsci denomina la sociedad política– en donde se dirime la disputa por la hegemonía político-cultural y en donde tienen lugar las pugnas o los desafíos -de los movimientos sociales, los partidos políticos, el derecho, la educación, la iglesia, los medios o el propio Estado- por alcanzar dicha hegemonía.

Gráfico No. 1. Estado, sociedad civil y sociedad política. Fuente: elaboración propia con base en los datos del estudio.

Como se observa en el gráfico anterior, la sociedad civil y la sociedad política están en constante interrelación, de retroalimentación entre una y otra, siendo en la sociedad política en donde se forma la opinión pública. Se trata de un espacio intermedio en donde se produce el diálogo, el consenso o el conflicto, ya sea a través de la negociación, del debate ideológico-político, o de la coerción. En este espacio, los intelectuales están llamados a facilitar la realización de la negociación, del consenso o de la disputa por la hegemonía.

En este contexto, descrito como la lucha que se produce en Guatemala por la hegemonía en los medios y redes sociales, es en donde ubicamos nuestro estudio y apuntamos los siguientes resultados, de acuerdo con las modificaciones realizadas en los análisis cualitativo y cuantitativo de datos, utilizando herramientas tales como el Q´daminer y sobre todo con la aplicación del Análisis crítico del discurso, que lo que pretender desenmascarar es el abuso del poder de los medios y de las élites simbólicas para justificar un proyecto de dominación, como opina Van Dijk, la utilización del poder como agente de control del discurso público y mediático, con el fin de persuadir, manipular o engañar a los sectores populares.2

Después de analizar más de 200 artículos, comentarios y noticias en las redes, hemos comprobado que, desde hace más de dos décadas, el racismo y la discriminación de etnia y género se convierten en uno de los principales instrumentos de la lucha por la hegemonía de los intelectuales de las clases subalternas. Se trata no solo de un elemento que les confiere fuerza y contra-argumentación de análisis, sino que para los pueblos indígenas y las mujeres posee una gran capacidad movilizadora y de interpretación de la realidad, así como les proporciona una explicación de su situación de pobreza y desigualdad.

En este breve artículo abordamos sólo uno de los rubros analizados, el racismo y sus expresiones, manifestaciones y prácticas, en el análisis cualitativo del discurso contra-hegemónico; es decir, el de los intelectuales que se oponen al sistema dominante y cómo, en sus discursos, el racismo es el vocablo que aparece con más fuerza y dinamismo, en los medios online no tradicionales.

En el epígrafe sobre prácticas de racismo y discriminación, en relación con los 100 casos de discurso contra-hegemónico estudiados, la denuncia por racismo es, con mucho, la más comentada; le sigue la denuncia de la discriminación étnico-racial, de género y de violencia.

Gráfico No. 2. Denuncia de la discriminación étnico-racial en el discurso de las redes

Fuente: Elaboración propia con base en los datos del estudio.

Lo interesante del análisis es que comparten por igual esta percepción hombres y mujeres, mayas y ladino-mestizos, lo cual supone un gran cambio en la percepción del discurso de las clases subalternas: los no mayas se unen a esta batalla y contra-argumentan, con fuerza y coherencia discursiva, la importancia del racismo como factor explicativo, y demandan conjuntamente al Estado una mayor justicia, reparación moral y unas reformas constitucionales contra el racismo y la discriminación.

Sin embargo, cuando analizamos los códigos de este mismo apartado en los discursos hegemónicos; es decir, los discursos que las elites de poder, las clases dominantes, periodistas, políticos educadores, que Van Dijk denomina, elites simbólicas, son aquellas que elaboran en las redes sociales, revistas y periódicos digitales, la ideología dominante, nos encontramos que la denuncia por racismo es prácticamente inexistente y la de discriminación étnico-racial y de género es irrelevante.

En cambio, sí que está presente y constantemente la denuncia del racismo a la inversa, en donde se plantea que los racistas son los mayas porque discriminan a los ladinos, que los indígenas quieren dividir al país y provocar una guerra étnica. En dicho discurso abundan tópicos como que “todos somos iguales ante la ley”, que, “hay que respetar la Constitución” y que, “no hubo genocidio ni violación de los derechos humanos durante el conflicto armado”

Gráfico No. 3 Demandas del discurso hegemónico,

Fuente elaboración propia.

El tópico empleado con mayor insistencia en los discursos hegemónicos de medios, como República, Prensa Libre o Nuestro Diario, relacionado con temas de raza, racismo y discriminación, es: dejemos de hablar de razas y etnias o de discriminación porque todos somos iguales ante la ley y la ley nos ampara a todos por igual y, además:

…todos somos guatemaltecos y son los indígenas los que quieren dividir a la nación y tener privilegios.

En cuanto a los medios digitales que expresan este discurso racista y racialista, existen variaciones interesantes. Como se puede ver en el siguiente gráfico.

Gráfico No. 4. Denuncia por racismo y discriminación étnico-racial por los medios

Fuente: elaboración propia con base en los datos del estudio.

En diarios como La Hora o en elPeriódico, Plaza Pública y Nómada, las denuncias por racismo y discriminación son mayores que en Prensa Libre y la República. La razón es muy sencilla: los cuatro primeros medios tienen columnistas mayas, hombres y mujeres que denuncian permanentemente el racismo y la discriminación; en cambio en los dos siguientes no hay columnistas mayas, por lo que el nivel de denuncias es menor.

La presencia de columnistas de plantilla como: Sandra Xinico en La Hora, Irma Alicia Velásquez y María Aguilar en elPeriódico, Rigoberto Quemé en Plaza Pública o Lucía Ixchíu en Nómada, así como otros influencers públicos han creado una corriente de opinión que denuncia el racismo, la discriminación de etnia y género y los estereotipos. Con ello, han logrado crear una opinión pública favorable a estos temas, cuestionar los tópicos simplistas de los medios tradicionales y poner en tela de juicio el discurso ideológico liberal y neoliberal que pretende naturalizar la idea de todos somos iguales ante la ley y en la Constitución.

Se trata de una afirmación discutible, en una sociedad atravesada por una profundamente desigualdad y con enormes diferencias entre ricos y pobres, que utiliza el racismo como un mecanismo para justificar las diferencias, desigualdades y discriminaciones de etnia y género, y con ello, perpetuar las inseguridades. Sin embargo, estos influencers y los medios online no tradicionales han logrado poner en entredicho una de sus mayores falacias, utilizadas para justificar la desigualdad y la pobreza, fundamentando sus afirmaciones en la ideología de la igualdad formal, legal y constitucional.

Resulta interesante resaltar que el discurso hegemónico, plasmado en los medios tradicionales, está plagado de unos tópicos y dicotomías que carecen de un marco ideológico coherente y se fundamentan en argumentaciones bastante pobres y esquemáticas, como son las siguientes: la supremacía de la raza blanca, las razas superiores e inferiores, “la licuadora genética” y otros discursos trasnochados, más propios del siglo XIX que del XXI. Son tópicos y estereotipos, en los que, sin duda, la enorme manipulación de los netcenters y de las fábricas de trolls han jugado un papel determinante y siguen haciéndolo, como se ha podido demostrar en los recientes estudios realizados por Nuestro Diario, Prensa Libre y el informe sobre redes sociales de la CICIG.

En conclusión, y a raíz de los resultados que arroja esta investigación, cuyo primer artículo se publica en este diario, por ser uno de los que más han contribuido a reflejar la lacra del racismo y de la discriminación étnica y de género, podríamos atrevernos a confirmar que el uso y abuso de poder ejercido por las elites simbólicas, a través de los medios online, redes sociales y otras redes personales, está provocando una amplia respuesta por parte de una franja de ciudadanos críticos que cuestionan este abuso de poder y la utilización de tópicos trasnochados, que violan los derechos humanos, sociales y civiles de los ciudadanos y además contribuyen notablemente a crear y a justificar mayores índices de violencia individual y colectiva, como sin duda fue la campaña mediática negacionista del genocidio y de los crímenes de deberes contra la humanidad o la campaña en contra de Thelma Cabrera.


1 Agradecemos el apoyo brindado por DW Akademie, Guatecambia y por el Equipo de la Fundación María y Antonio Goubaud para la elaboración de esta investigación.
2 Van Dijk, Teum, Discurso y poder, Barcelona Gedisa, 2009, p.34

Presentación

La lucha por el posicionamiento en el imaginario simbólico es el campo de batalla librado por quienes aspiran a una cuota de poder.  Lo saben sus protagonistas, atrincherados en las redes sociales muy preocupados no solo en confundir a los adversarios, sino en conquistar también la voluntad de los que alcanza.

El texto de Marta Elena Casaús Arzú tiene el propósito de explicarnos en qué consiste esa contienda ideológica en la que los medios online son parte importante.  Así, articulados, se convierten en voceros y divulgadores de una ideología que exacerba el racismo, el machismo y la homofobia.  La intuición es la siguiente:

“Partimos de la premisa de que las redes sociales han contribuido a generar una exacerbación del racismo, del machismo y de la homofobia, y resulta importante conocer también cómo se producen los discursos de odio, las prácticas racistas, los prejuicios y estereotipos raciales contra los pueblos indígenas y de las mujeres; así como se plasman estos discursos en los diferentes medios digitales. Para ello hemos elaborado una serie de gráficos y pirámides que visualizan estas expresiones de odio y racismo en las redes, con el fin de buscar los medios de contrarrestarlos”.

La investigadora, al tiempo que denuncia la iniquidad de los propagadores del racismo, advierte a los lectores para una crítica al servicio de la justicia.  El trabajo, desde esa perspectiva, cobra importancia en la medida en que, al conocer las manipulaciones de sus operadores, se reaccione con estrategias que disminuyan sus efectos.

Desde el Suplemento Cultural ha sido gratificante el reconocimiento que Marta Elena ha hecho a La Hora como medio comprometido en la búsqueda de la verdad.  Creemos en la construcción de ciudadanía y en la formación de conciencias capaces de transformar la sociedad. Por esa razón, nuestra edición da cabida a textos críticos que nos ayuden en la gestación de ese proyecto que nos realice como seres humanos.  Ser parte de esa utopía y compartirla con usted, créanos, es de mucho beneplácito para nosotros.  Hasta la próxima.

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