Jorge Antonio Ortega Gaytán

Escritor y catedrático universitario

“Toda reflexión sincera de un texto, es una forma de crítica”.

Wayne Shumaker

Esta aproximación está encaminada a comprobar la existencia de un discurso de denuncia de la pérdida de identidad latina o de reafirmación de la misma, una ambivalencia existente en las dos narraciones plasmadas en los trabajos de Edmundo Paz Soldán y Xavier Velasco, escritores latinoamericanos que en forma amena, novelada, irónica y con cierto grado de sarcasmo describen la confrontación de los conceptos de la identidad en la posmodernidad.

Las condiciones de cada historia y la forma de ser narradas con las más diversas herramientas del lenguaje escrito, permiten al lector una visión de dicha dicotomía que se diluye en eventos e injertos lingüísticos, pero que prevalece a todo lo largo de las historias como un común denominador.

Es necesario dejar claro que la característica fundamental de las dos narraciones es la mirada de las protagonistas hacia los Estados Unidos de Norte América. Y lo que puede significar para los latinoamericanos, alcanzar el sueño americano; todo el melodrama genera un andamiaje en el imaginario colectivo, con el cual se va transformando el idioma. La jerarquía de los valores cambia de posición constantemente en la conciencia y el diario vivir de la sociedad latina.

Sin ser una anatomía de la descomposición o reafirmamiento de la identidad latina y mucho menos una disección del fenómeno que arrastra a nuestras sociedades hoy día se puede afirmar de la existencia de un nuevo ciudadano, que no encaja en su país de origen y que, al mismo tiempo, no es aceptado en la sociedad anglosajona derivado de la escala social norteamericana.

Lo anterior, es lo que se pretende demostrar como hilo conductor de las dos narraciones que sustentan las novelas, que son objeto de esta reflexión crítica. “La Materia del Deseo” y el “Diablo Guardián”.

Para iniciar esta reflexión, es necesario hacer el ejercicio de un paralelismo de eventos, espacio y tiempo en que se desarrollan las dos narraciones en mención. La primera y no por eso la más importante, es el posicionamiento geográfico de las novelas. La primera, aunque no existe en realidad Río fugitivo, todas las evidencias remiten de inmediato al lector a la idiosincrasia de la nación boliviana y de igual forma, las interioridades de la narración del “Diablo Guardián”, se dan en lugares específicos de México. Dos ambientes muy latinos, de hecho, con una población indígena muy significativa. De igual manera afectadas por la influencia de la cultura anglosajona en su quehacer diario. (Países, que de alguna manera mantienen una política de migración hacia el norte; donde existe toda una industria de tráfico de inmigrantes (mojados/coyotes).

Las expectativas de una mejoría sustancial en el estatus de vida, empuja a los latinoamericanos a dejar sus terruños en busca de ese sueño. Un sueño, que en lo individual de las dos narraciones se alcanza, pero que se ve afectado por un lastre inconfundible de dualidad en la identidad de los personajes principales de ambas novelas. En apariencia para enfrentar este fenómeno social, el aislamiento y la sociedad, en todo el sentido de la palabra, constituyen los componentes básicos del antídoto para enfrentar la erosión de la identidad de los latinoamericanos, al menos en estas historias.

Los dos narradores dejan vetas claras de nacionalismo de cada uno de los países mencionados, como un discurso de denuncia, que se va tejiendo y da sustento al texto, de hecho, lo hace legítimo y permite asegurar sin miedo a la equivocación los regionalismos y la jerga muy propia de lugares concretos de América Latina, con todo su folclor y tradicionalismos de esta época, que se van arrastrando y transformando, al igual que el idioma doméstico de nuestras ciudades y el uso deformado en muchas circunstancias de palabras y/o expresiones en un inglés común.

Al dejar definido el espacio físico (Latinoamérica), el lenguaje (español) y la soledad de los personajes principales, el componente que circunscribe las narraciones es definitivamente la influencia de la cultura de Estados Unidos de Norte América, con su idioma, que llega al discurso de los textos en forma pura o distorsionado, dando a las narraciones condimentos de ironía, verdad y realidad del diario vivir.

La tecnología está presente en la trama y es una evidencia de dos realidades muy distintas en un mismo continente. Marca en sí, un abismo entre un espacio y otro. Significa control, velocidad y legalidad, mientras que en el ambiente latino es lo contrario o se utiliza para evadir a la autoridad.

Lo desechable, que viene aparejado a la misma tecnología, hace de las relaciones personales y la pertenencia (nacionalidad) situacional y totalmente atemporal. El cambio de actitud frente a las tradiciones, los símbolos y las costumbres, genera una nueva dinámica social, con cambiantes referentes de conducta, valores y visión de la relación con la Nación nodriza, con la familia y el Estado. Lo anterior queda plasmado en los relatos en análisis con sus diferencias entre sí, pero en síntesis es una radiografía panorámica de una nueva población postmoderna, que carece al final de identidad, por desprendimiento, por necesidad o por el solo hecho de no sentirse nacional.

La interpolación de los tiempos y espacios físicos, permiten en esta reflexión comparar los textos, a pesar de que en un momento dado se encuentran en vías contrarias. Explico: en La materia del deseo, la dirección se entabla de norte a sur y la trama se puede reducir a la relación de un latino con una norteamericana y la realidad de un pasado, una familia y una pareja latina. En cambio, en el Diablo Guardián, la relación se direcciona de sur a norte, es a una mexicana que necesita salir de la atmósfera artificial de su familia, que trata por todos los medios de ser lo más parecidos a los norteamericanos en suelo azteca. Y la forma de ver y vivir la vida, está muy alejada de los cánones que sustentan de alguna manera la sociedad latina.

Al diluir el entramado de los relatos, queda al descubierto el discurso de un movimiento de cambio, un desmoronamiento de las bases que sustentaban la identidad de las naciones latinoamericanas. El reto es interpretar esa denuncia de lo que está sucediendo al interior de la sociedad. Son dos puntos de vista que intercepta en conceptos como el del deseo cargado de los prejuicios morales, religiosos y políticos. Estos relatos presentan un abanico de opciones con respecto a las diferentes variantes y alternativas de la aspiración humana, no importando las normativas naturales, si el deseo se convierte en delito o pecado.

La relación de las novelas, se entrecruzan por el tráfico de mensaje que puede deslumbrar desde un mismo título, la materia del deseo está acompañada, de alguna manera del morbo que produce el placer de alcanzar lo prohibido y esto a la vez, tiene como patrocinador directo el diablo, que, en el caso singular de esta reflexión, es al final, el facilitador del entramado de las ironías de estos relatos.

No se contabilizó, ni mucho menos jerarquizó los diferentes pecados cometidos o relatados por los personajes de las novelas, pero van de la infidelidad a la traición, el robo, asesinato, estafas y una riqueza de delitos y faltas contra la moral judeocristiana, que domina aún la conducta de las sociedades latinas.

Es una explicación de lo que sucede, la realidad y la imperfección de los mortales de nuestra época, al final es como desnudar dos sociedades, la latina con todas sus contriciones, remordimientos y recovecos morales. “Una doble moral” en el otro extremo de las narraciones, una sociedad simple sin complejos (aparentes), sin raíz, y con un concepto práctico pasar la vida sin mayor remordimiento.

A pesar de que las herramientas utilizadas para la construcción de los textos varían sustancialmente, se encuentran puntos de coincidencia, como el uso de oraciones o palabras en inglés. Los elementos de la narración son lapsos concretos, que saltan en la temporalidad; se puede mantener una historia hilvanada en el ir y venir del tiempo y el espacio.

Con el tiempo es necesario hacer un paréntesis, los dos narradores utilizan con habilidad las diversas herramientas para su uso a lo largo del texto. Pero lo más importante es que las historias son contemporáneas, se le puede identificar muy fácilmente, con el presente, el hoy y aquí, no hay un pasado exagerado, ni un futuro ficticio. Eso hace que los relatos tengan un punto más de paralelismo y los haga legítimos a los ojos de los lectores. Hay una fuerte dosis de credibilidad en los hechos, es posible identificarse con los lugares, los hechos y eventos.

El criptograma, el crucigrama y los laberintos lingüísticos en ambas narraciones, están presentes: en apariencia numérica Edmundo Paz Soldán se pondría a la cabeza, pero el argumento del Diablo guardián es en sí un enigma cifrado, que no se devela con facilidad al lector ocasional requiriendo de un esfuerzo adicional para resolverlo. En ese acertijo se va tejiendo el cruce de mensajes que dan como resultado una meta mensaje de lo que se está sucediendo con la identidad. La aseveración es al mismo tiempo una interrogación, un doble juego, con el que se construye un caleidoscopio de la realidad Latinoamérica; de la sociedad y del individuo que se enfrenta a la postmodernidad, a la globalización y a ese tránsito de conciencia nacional a una global.

¿Cómo enfrentar ese reto, desafío o amenaza? Si no se tiene una alerta temprana de lo que está sucediendo en el colectivo imaginario latino. Creo que la reflexión de estas dos narraciones, permiten tener un horizonte amplio del problema que enfrenta América Latina, profundo, por la significancia que constituye la erosión del tejido social en su parte valórica (moral y religiosa); y claro, por la prospectiva que permite visualizar los escenarios conflictivos de un futuro mediato para las nuevas generaciones de latinos.

Recalco, el paralelismo de las narraciones, el mensaje subliminal del proceso de pérdida o reafirmación de la identidad de los hispanoamericanos, que se teje entre argumentos y que genera un mensaje de denuncia ante la pérdida o reafirmamiento de identidad, es la dualidad de discurso que maneja la reflexión de estas dos novelas latinoamericanas.

Queda demostrado que el manejo del idioma y las herramientas utilizadas en estas narraciones, distan mucho de sus antecesores, lo cual les permite posicionarse a otro nivel sin mucho protocolo, interactuando con la dinámica del escenario literario actual, que cada día se vuelve más exigente y requiere de mayor habilidad, como escritor y como lector.

Presentación

Uno de los temas más frecuentes en el pensamiento reciente es el relativo a la identidad.  Y aunque ya a los griegos no les era ajena la problemática, la filosofía, la literatura y las diversas expresiones artistas contemporáneas han indagado desde sus particulares horizontes de estudio.  Es por eso por lo que la propuesta de Jorge Antonio Ortega Gaytán nos parece oportuna e interesante.

Sobre lo primero, porque continúa con la indagación que conecta con las aspiraciones intelectuales de la tradición filosófica.  En cuanto a lo segundo, debido al examen literario de dos obras que acceden a realidades propias latinoamericanas.  Así, Ortega, a partir de una intuición crítica encuentra similitudes en el planteamiento de las obras de Xavier Velasco y Edmundo Paz Soldán.

La intención del autor, la revela desde el primer párrafo:

“Esta aproximación está encaminada a comprobar la existencia de un discurso de denuncia de la pérdida de identidad latina o de reafirmación de la misma, una ambivalencia existente en las dos narraciones plasmadas en los trabajos de Edmundo Paz Soldán y Xavier Velasco, escritores latinoamericanos que en forma amena, novelada, irónica y con cierto grado de sarcasmo describen la confrontación de los conceptos de la identidad en la posmodernidad”.

Por último, hemos dado cabida también en la edición, según el interés variado de nuestros lectores, a las propuestas de creación literaria del escritor Enán Moreno y el poeta José Roberto Leonardo.  Cada uno explora la realidad desde su singular sensibilidad con el instrumental que le permite el género de su dominio.  Igual razonamiento cabe para la crítica realizada por Miguel Flores y Fernando Mollinedo.

Que la lectura sea de su provecho y agrado.  Hasta la próxima.

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