José Cal
Historiador y Académico

La vida de Edelberto Torres Rivas ha quedado presente en sus obras y en una trayectoria que abrazó a Centroamérica como proyecto intelectual para buscar su transformación. Como testigo de la convulsa Historia de la región comprendió que reconstruir su proceso histórico también debía hacer inteligible su presente. La Historia fue entendida por él como proceso y como actualidad.

Su paso por mi vida ha sido un privilegio. Fue en el año 2006 cuando le conocí en su mejor momento, en el que se conjugaban en él una profunda madurez intelectual y un gozo por vivir que siempre supo transmitirme con sus palabras y generosidad.

Después de haber leído sus trabajos, nunca imaginé compartir con él no solamente la sala de profesores en la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO) en ciudad de Guatemala, sino también su casa, familia y amigos. En estas reuniones, eran infaltables sus intrincadas preguntas sobre los últimos títulos publicados, sobre Historia centroamericana y mundial, lo que para mí se constituía en un examen quincenal, pero también en un inmenso placer al escucharle discutir con connotados científicos sociales sobre la situación actual de Guatemala y el Istmo. No se abandonaban los grandes temas de conversación, ya que de la prospectiva política se pasaba a las valoraciones de las maltas, quesos, obras literarias y grandes obras de la música clásica sin hacer a un lado las anécdotas chuscas que le suceden hasta los intelectuales más connotados.

Junto a su luminosa compañera, Ana María Moreno, Edelberto cultivó estos encuentros de manera exquisita. Unida a la celebración de la amistad y preocupaciones intelectuales y políticas comunes, estos momentos eran muy propicios para exponer la escritura de sus artículos y libros, los que también dieron lugar a encendidas, pero a su vez, muy estimulantes polémicas con sus amigos y colegas que mostraban su gran sabiduría al nunca dejar de escuchar y aprender.

La inmensa calidez y respeto con las que siempre conversamos son invaluables para mí, así como sus llamadas de atención cuando tuve el honor de trabajar con él dentro del programa de estudios en Historia de Guatemala entre los años 2012 y 2015.

Este programa de investigación fue uno de los últimos grandes proyectos intelectuales que asumió y dejó al país tres libros académicos y uno de divulgación para que su Historia sea conocida a la luz de las investigaciones más recientes sobre su pasado.

La vitalidad con la que realizó esta tarea en sus últimos años de vida ha inspirado a muchos científicos sociales jóvenes con trayectorias académicas destacadas en la actualidad y refrendó su liderazgo en el desarrollo de los estudios históricos en la región tal y como lo había hecho veintisiete años antes desde la FLACSO Costa Rica al dirigir la publicación de la Historia General de Centroamérica: obra absolutamente pionera y de referencia para el conocimiento de la Historia centroamericana desde una perspectiva regional y centrada en sus temas y procesos nodales.

Para Edelberto, la comprensión de la realidad centroamericana contemporánea se afinca en la historia de su desarrollo político. Esta idea motora inspiró su último libro de sociología histórica: La Piel de Centroamérica: una visión epidérmica de setenta y cinco años de su Historia publicado en Guatemala en 2006 y en Costa Rica en 2007, con el que ofreció una visión, como testigo e intelectual, del convulso devenir de la región durante el periodo que abarcó la mayor parte de su propia vida y para dar un lugar preponderante al saber histórico dentro de la sociología política que siempre ejerció.

Cuando me hizo llegar su invitación para presentar este libro en el Centro Cultural de España en Guatemala estaba verdaderamente asustado al verme como un novel frente a su inmensa altura intelectual. Este susto fue mayor cuando dijo en la presentación que esperaba críticas numerosas y serias al libro. Su actitud fraterna me llenó de confianza para hacer mi presentación, pero lo mejor fue que dio inicio a su presencia en mi vida académica, haciéndola más apasionante. Mi último recuerdo de este día fue que no estaba de acuerdo con el título que Edelberto le había dado a este libro. Ahora comprendo que lo pensó así porque su vida, íntegramente consagrada a la verdad a pesar de que estuvo muchas veces en riesgo de perderla, llevaba cada día a Centroamérica en la piel.

La vida de Edelberto se transformó en un istmo por el que se siguen transitando muchos caminos: el del desarrollo de las ciencias sociales como actividad profesional y como reflexión emancipadora de una región que necesita seguir siendo transformada para que ya no se escriban en ella las páginas más trágicas de la Historia del mundo, sino otras llenas de la esperanza que él tuvo de una Centroamérica solidaria e incluyente.

A pesar de que en sus últimos años asistió a tiempos de desaliento, Edelberto entendió que la honestidad intelectual era la mejor actitud personal y académica para acometer la complejidad social y política de la región a la que dedicó su existencia para conocerla, interpretarla, y en sus palabras, entender todo lo que le sucedió. Su acontecer, pasado y futuro, no se podrá entender sin él.

*<<Consagrar su vida a la verdad>>. Juvenal, Sátira IV.

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