Miguel Flores Castellanos
Doctor en Artes y Letras

Los encargados municipales del desarrollo de las artes en la ciudad participan en diversas estructuras. La Dirección del Centro Histórico y la Dirección de Educación y Cultura podría decirse que son las más visibles, cuentan, además, con sendos consejos integrados por ciudadanos que se supone tienen conocimiento en las materias de educación, arte y cultura, aunque pocos tendrían una relación directa con el quehacer cultural. Pero también dentro de la Dirección de Desarrollo Social se encuentra el Departamento de Programas Culturales.

La puesta en marcha del Centro Cultural Metropolitano, ubicado en el antiguo Palacio de Correos, fue un acierto. Dotado de tres eficientes galerías de arte, ha sido el refugio de varias entidades culturales; mientras la Muni creaba sus propios programas, luego les fue pedido el espacio. Sin duda las escuelas de arte que ahí funcionan, han brindado una posibilidad de aprendizaje en pintura, escultura, música y danza clásica a numerosos vecinos, de ahí emergerá algún artista de valor. La formación que ahí se da, aunque aún se encuentra encasillada en los paradigmas modernos y el arte es visto como un pasatiempo por los alumnos, tienen buenos profesores y mejores logros.

Las galerías del Centro Cultural Metropolitano o Centro Cultural Municipal -como ahora le dicen- fueron equipadas de forma profesional, con amplias posibilidades para mostrar diferentes tipos de formatos del arte actual. No por algo han sido varias veces sede periférica de la Bienal Paiz. En sus primeros años privó un aire de libertad -tal vez por la novedad- que poco a poco se fue cerrando hasta llegar a la censura.
En su principio se mostraban exposiciones de alto valor estético, algo que ahora no ocurre. Con un horario burocrático, no abre los sábados y domingos, las galerías dejaron de ser visitadas. Ahora es posible ver cualquier cosa exhibida, sin un criterio como lo hubo en su inicio. Tal vez porque su primer director, un egresado de arquitectura y con una elegancia innata para el diseño gráfico e industrial, era un personaje procedente del campo de las artes, era común verlo desde mucho antes de ser funcionario municipal en distinto tipo de actividades en el mundo de las artes locales.

Todo indica que, al tomar nota de los discursos de las diferentes propuestas artísticas, privó el pensamiento conservador del Alcalde. Para una muestra, la censura a uno de los perros copulando de la Bienal Paiz de 2008 que fue mandada a borrar por el señor Arzú, bajo principios neopentecostales. Un desnudo es imposible de exhibir ahí. El hecho de promover la danza clásica y no la contemporánea es otra muestra de cierto comportamiento conservador, es preferible el movimiento grácil y afectado (como bailar en puntas) a promover un tipo de danza donde las pasiones y la rotura de normas sean enfocadas desde la estética.

Bajo la Dirección de Educación y Cultura se encuentra el Departamento de Coordinación de Cultura y Arte. En su sitio web no se especifica su función y tampoco es notoria para los vecinos. Sin duda, una gran falla de la Municipalidad es no poder estructurar una agenda de actividades artísticas en sus propias instalaciones. Se han dedicado exclusivamente a la educación y la pregunta que surge es ¿para qué?, ¿cómo uso el tiempo libre de los vecinos? La otra es el no actuar como gestores que brinden un norte al quehacer de las artes. Menos poder brindar fondos para la producción artística, como otras capitales centroamericanas.

Desde la dirección de Desarrollo Social, encargada de “programas culturales”, apenas puede visualizarse esas penosas actividades que hacen en distintas zonas de la ciudad con un claro objetivo electorero. Al utilizar espacios no adecuados, el resultado es algo similar que una kermés de vecinos, pero eso sí, verde Muni es visible por todos lados. El producto cultural y artístico que se da al vecino está expuesto con mediocridad.

Lo mismo sucede con las ferias como la del Cerro del Carmen, que, si bien ordenan el uso del espacio público, su colaboración también va teñida de verde Muni, quitando la originalidad de una feria de barrio, introduciendo impresiones en vinil donde más parece una actividad municipal, que una feria que nace de una celebración religiosa. Sus ferias de libro son venta de libros poco actualizados.

Poca innovación, una gremial de libreros que va con sus tapalcates de arriba abajo inclusive en algunas universidades, llevando los mismos libros año con año. Este tipo de feria podrá ser interesante para algunos curiosos y buscadores de tesoros literarios, pero la oferta es trasnochada para los vecinos que en su mayoría poco saben de literatura. Todo indica que Tu Muni se siente satisfecha con lo que hace, pues así se ha mantenido este tipo de ferias literarias por años, los mismos vendedores, los mismos títulos.

Sería loable una toma de conciencia sobre el beneficio del arte a los vecinos. La Municipalidad de Guatemala debería tener en sus cuadros gente capaz y conocedora del sector y sus principales agentes. De los nombres que dirigen esa sección de la municipalidad solo tres personas dan la talla. Tal es la desidia que, en su página web, aún mantienen como integrante del Consejo Cultural a don Tasso Hadjidodou, fallecido ya hace unos años.

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