Recordando a Benedetto Croce

Gustavo Sánchez Zepeda
Escritor y académico

El músculo cuelga,
como recuerdo, en los museos;
mas no por eso tenemos menos fuerza:
el vigor verdadero
reside en la cabeza.

Vicente Huidobro.

La búsqueda de la verdad

En toda pregunta sobre la naturaleza de lo real y en toda pregunta de conocimiento, hay cierta gradación de la totalidad. Los pensadores pretenden dar solución definitiva a todo aquello que se preguntan, pero no es así, la siguiente generación de filósofos se lo vuelve a preguntar y continúa la indagación.

En el pensamiento, la obra constantemente se renueva a partir de las nuevas contribuciones de los pensadores y filósofos. El hacer y deshacer de la obra es parte de la vida misma. En el pensamiento nada es estático.

Con la ventaja de una intensidad más rica, las preguntas y las respuestas del filósofo llevan consigo el peligro de un mayor error. Pero es en el riesgo donde se obtiene la mayor riqueza. A través de las equivocaciones se puede llegar a la verdad; en filosofía, un proceso de pensamiento equivocado nos abre el camino hacia la verdad. No me estoy refiriendo al concepto popular y posmoderno de la verdad, donde cada quien afirma su verdad y se confunde conocimiento con opinión; me refiero a la verdad como episteme, no como doxa. El tema es que de la doxa al arte por designación no hay más que un paso, que es un fenómeno propio de la posmodernidad.

Existe inocencia en el hombre que maneja el sentido común y opina, con todo el derecho, pero sin conocimiento. Error también, por supuesto. Pero el hombre común no posee todo el andamiaje mental de quien piensa con método y estructura. ¿Para qué sirve la filosofía?, ¿cuál es el sentido del sentido? Por eso las verdades de Perogrullo y puede causar extrañeza la primera respuesta de Croce a la pregunta ¿qué es el arte?

El filósofo suele recorrer caminos equivocados antes de encontrar al verdadero. Un completo error es inconcebible y, como tal, no existe. El error habla en estéreo: una voz afirma la falsedad que desmiente la otra. Al final el error se clarifica, la afirmación de la verdad es siempre un proceso de lucha, en la que se viene liberando el error del error mismo. En la visión de Croce sobre el error se cumple la ley de la negación de la negación que propone la lógica dialéctica.

¿Qué es el arte?

Al principio, Croce responde la pregunta con una perogrullada: el arte es aquello que todos saben lo que es. Sin embargo, la respuesta se sustenta en que toda pregunta implica conocimiento de la cosa preguntada. La cosa está designada en la pregunta y, por consiguiente, es conocida ya.
Ningún filósofo expone una verdad si no pasa por la crítica de las posibles soluciones del problema. Todo el proceso mental expresa precisamente la exigencia legítima. Esta exigencia es una exigencia lógica, y como tal, esencial a todo verdadero pensamiento del cual es inseparable. A la exigencia la debemos entender de modo sustancial y no accidental, respetando su espíritu y prescindiendo de su letra, de esta manera nos encontramos ante una disyuntiva: el arte es visión o intuición.

¿Qué produce el artista?

Arte. Sí, otra verdad de Perogrullo, pero si tal persona no produce arte entonces no sería artista. Es como si nos preguntáramos qué produce el alfarero. El artista produce arte en forma de imagen o fantasma.

Quien aprecia el arte dirige la vista al espacio que el artista ha señalado y reproduce la imagen dentro de sí mismo. Croce dice que intuición, visión, contemplación, imaginación, fantasía, figuración, representación, son palabras sinónimas cuando discurrimos en derredor del arte. Yo le agregaría comunión, en el sentido de que es la común unión de un gozo interior. ¿Qué negaciones se desprenden de la respuesta? Es interesante llegar a la verdad por la vía de la negación: partir de lo que no es para llegar a lo que es.

¿Qué no es el arte?

El arte no es un fenómeno físico. Un arcoíris es bello, pero no es una obra artística. El espíritu humano admira la belleza del mundo e intenta buscar las raíces del arte en la naturaleza. Croce afirma que los hechos físicos no tienen realidad, en cambio el arte es sumamente real. De esta manera el arte no puede ser un fenómeno físico definitivo porque todo fenómeno físico es irreal en tanto su efimereidad. Demostrar la irrealidad del mundo físico ha sido propuesta y demostrada por filósofos; la pregunta de si el arte es un fenómeno físico parte de si el arte se puede construir físicamente, prescindiendo del sentido de una poesía y renunciando de antemano al gozo que pueda proporcionar ¿cuánto mide el gozo?, ¿cuánto el dolor de la lectura? Medir, pesar, cuantificar, actos inútiles para el contemplador y el estudioso del arte.

De aquí que el arte tampoco puede ser un acto utilitario. A un cuadro no se le puede evaluar por el valor de cambio pues este es subjetivo. El arte, considerado en su naturaleza propia, no tiene nada que ver con la utilidad económica que genere. Estamos de acuerdo que un placer cualquiera no es, por sí mismo, artístico; porque la persona representada –en el caso de las artes plásticas– puede ser muy querida para nosotros, aunque el cuadro sea horrible. Por otra parte, el cuadro puede ser bello pero la imagen que representa no nos dice nada; más aún, el mismo cuadro nos puede parecer feo, pero cimbra nuestro ser interior. Los intereses económicos y prácticos se confunden con el interés artístico.

La doctrina que define el arte como lo agradable, tiene una denominación especial –estética hedonista–, pero este tipo de estética no comprende la totalidad de ella. No todo arte es bello, ni todo lo bello es arte. No responsabilizo a Benedetto Croce por esta afirmación.

Por otra parte, el arte no es un hecho moral. Puede haber obras que se inspiren a partir de un hecho moral, pero para ser consideradas arte se deben alejar de él. Al igual que el mito, lo místico y las obras que generaron, quienes creen en ello no ven el arte en sus obras. Los iconos rusos no son artísticos para quienes depositan su fe en ellos. Es necesario alejarse y no formar parte del grupo de creyentes. Los mismos estéticos moralistas admiten la impotencia del arte como elemento moralizador.

Al definir el arte como intuición se refuta que tenga carácter de conocimiento conceptual, pues intuición quiere decir precisamente indistinción de realidad e irrealidad. La imagen tiene valor en su propia imagen, es la pura idealidad de la imagen. Quien ante una obra de arte pregunta si lo que el artista ha expresado es metafísica o históricamente verdadero o falso, formula una pregunta sin contenido. La distinción de lo verdadero y de lo falso implica siempre un juicio, una afirmación de realidad. El arte en sí mismo no necesariamente le debe fidelidad a la realidad, ni a la historia, ni a la filosofía.

Aquí es donde entra en juego la idealidad, entendida como el carácter que distingue la intuición del concepto, el arte de la filosofía y de la historia. Es, en última instancia, la virtud íntima del arte.

Distinguir el arte de la filosofía trae consigo otras distinciones, como la de arte y el mito. El mito puede convertirse en arte solamente para quien no cree en él. El arte, para ser mito y religión, le falta precisamente fe y pensamiento. Benedetto Croce observa genialmente que el espíritu matemático y el espíritu científico son los enemigos declarados del espíritu poético.

La reivindicación del carácter alógico del arte es la más difícil e importante de las polémicas incluidas en la forma del arte-intuición. El arte no tiene la lógica del mundo real, las obras tienen lógica en sí mismas y no pueden traicionarla pues perderían coherencia, pero es una lógica independiente.

Pero entonces ¿qué es el arte?

Después de este breve recorrido sobre lo que no es, descubrimos que a través de él se nos ha sugerido la respuesta. Unas observaciones antes de concluir:

No es la idea, sino el sentimiento, lo que presta al arte la sutilidad del símbolo. Todo puede ser símbolo de algo, pero lograr la metáfora sublime es inspiración del artista. El arte es una inspiración encerrada en el cerco de la representación. Épica y lírica, o drama y tragedia, no son más que divisiones escolásticas de lo indivisible. El arte es siempre épica, lírica, drama y tragedia del sentimiento, el sentimiento hace la diferencia. La obra que carece de él, que no emociona ni conmueve, podrá ser considerada magnífica, opulenta, imponente, monumental… pero no podrá ser considerada como arte. Y el arte queda perfectamente definido, con toda sencillez, como intuición.

PRESENTACIÓN

No es raro que nuestro Suplemento Cultural aborde el tema del arte.  Creemos que es importante conocer no sólo el tinglado en que se desenvuelve el universo estético en nuestro país, sino comprenderlo a la luz de las ideas orientadoras propuestas por los pensadores del mundo de la filosofía.

En esa dirección hay que ubicar la colaboración del profesor de filosofía, Gustavo Sánchez.  En el intento por aproximarse a desentrañar el significado del arte a partir de los insumos de un pensador, en este caso italiano, que dedicó gran parte de su vida a la reflexión sobre lo bello.

El Suplemento ofrece, además, la colaboración del escritor y periodista, Ángel Elías, en el que nos descubre a la escritora mexicana, Tatiana Maillard.  Para ello se vale del examen realizado a su primera novela, Agosto, aderezado con una entrevista donde explora tanto el valor de su obra, como su particular interés en la escritura del texto.

No olvide, por último, revisar las demás sugerencias de lectura ofrecidas, y dejarnos un comentario desde nuestro espacio digital.  Sus comentarios son importantes para nosotros y para los creadores que disfrutan conocer su opinión de cada texto desarrollado.  Un feliz fin de semana.

Artículo anteriorTatiana Maillard: Agosto es una persona que trata de huir de la estupidez humana
Artículo siguienteTrump: “guerras comerciales son buenas y fáciles de ganar”