Por Carmen Peña
Ciudad de México
agencia/dpa

Aunque el presidente de la radio y televisión públicas de España (RTVE), José Antonio Sánchez, defendió la conquista de América como una acción «evangelizadora y civilizadora», declaraciones que han generado polémica, los expertos no opinan lo mismo.

«La conquista fue muy cruel y muy sangrienta», dijo en entrevista con dpa Patrick Johansson, investigador y académico de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), miembro de la Academia Mexicana de la Lengua y autor de libros como «La palabra de los aztecas».

dpa: ¿Diría que la conquista fue «evangelizadora» y «civilizadora»?

Johansson: Decir «evangelización» es decir que impusieron otro dios, en este caso el Dios cristiano. Desde el punto de vista español puede parecer una «evangelización», pero fue imponer una religión y cambiar totalmente la visión religiosa que los antiguos pueblos de Mesoamérica tenían. Además, existe un contexto de relatividad histórica. Mesoamérica fue una gran civilización y hay que ver los rituales con una visión antropológica.

dpa: Sánchez cita a la historiadora Inga Clendinnen, quien dijo que «lamentar la desaparición del Imperio azteca es como mostrar pesar por la derrota de los nazis en la II Guerra Mundial». ¿Está de acuerdo?

Johansson: Eso me parece una tontería gigantesca. Nada tiene que ver. Estamos hablando de un contexto cultural dentro del cual la ofrenda de la vida era algo sagrado. Una ofrenda en aras de la naturaleza, de algo positivo. No se puede comparar con los crímenes de los nazis.

Otra cosa que dijo el señor Sánchez fue que cómo era posible que los españoles, que habían conocido a Petrarca y a Dante (Alighieri) cometieran crímenes. Los aztecas conocían a Nezahualcóyotl (monarca, erudito, poeta y aliado de los mexicas), a Axayácatl de Tenochtitlan y así a varios poetas de su civilización.

dpa: ¿Hubo alguna superioridad cultural de un lado u otro?

Johansson: Para nada. Hay una diferencia cultural e ideas radicalmente distintas. Por ejemplo, los aztecas consideraban a la naturaleza como algo sagrado y nos gustaría que hoy fuera así en términos de ecología ¿no?

dpa: ¿Fue la brutalidad de la colonización una «leyenda negra»?

Johansson: Claro que no, hubo crímenes. Diego de Landa (misionero español y obispo de Yucatán entre 1572 y 1579) recuerda que en la zona maya los españoles aprehendieron a la gente, la encerraron en una casa y le prendieron fuego. Hubo testimonios sobre indígenas llevados a ser comidos por los perros y otras formas crueles de darles muerte. Hubo muchos abusos por parte de los españoles. La conquista fue muy cruel y muy sangrienta.

dpa: Sánchez cataloga el descubrimiento de América como el «acontecimiento más importante desde el nacimiento de Cristo» y alega que España trajo consigo universidades e ilustración a sus colonias.

Johansson: Sí, el acontecimiento fue muy importante, pero que sea el «más importante» después del nacimiento de Cristo es una cuestión de apreciación personal. Y sí trajeron universidades de corte occidental cuando llegaron a México, pero, lo repito, había ya una gran cultura.

También hubo muchas cosas buenas. Los frailes hicieron una gran recopilación de textos que antes eran testimonios orales. Eso fue algo muy positivo y que nos permite hoy estudiar esa cultura.

dpa: ¿Eran los aztecas violentos y sanguinarios?

Johansson: Violentos como cualquier pueblo. Pero hay que recordar que veían la sangre como una fuente sangrada. El hombre tiene una relación con el mundo muy distinta según las latitudes. Para ellos, la sangre era lo más importante para la vida. Por eso se sangraban, ofrecían su sangre a los dioses y, en última instancia, hacían sacrificios humanos.

dpa: ¿Qué tan violenta era la civilización azteca respecto a otros pueblos?

Johansson: Ellos tenían la visión de que el mundo era dual, pero que estaba siempre en una relación de contradicción y antagonismo. La luna y el sol, la paz y la guerra… y ellos vivían en un contexto de violencia. Para ellos, la violencia era una parte de un todo.

Tenían lo que llamamos las «guerras floridas». Cuando los aztecas estaban en paz porque habían dominado toda la región, se ponían de acuerdo con otros pueblos para hacer guerras organizadas. Era una violencia controlada, porque pensaban que el movimiento del mundo no podía lograrse con paz total. Era una forma de equilibrarlo.

dpa: ¿Qué le diría a Sánchez sobre sus comentarios?

Johansson: Le diría que debe empezar a leer buenos libros. Realmente hay que leer e instruirse. Él dijo al principio que se disculpaba de antemano por lo que iba a decir y qué bueno que lo hizo. Ahora tendría que pedir disculpas a México y a los historiadores que trabajamos estudiando el mundo indígena, y también a los indígenas, herederos de ese gran pueblo azteca.

Desde el punto de vista español puede parecer una «evangelización», pero fue imponer una religión y cambiar totalmente la visión religiosa que los antiguos pueblos de Mesoamérica tenían.
Patrick Johansson, investigador y académico de la Universidad Nacional Autónoma de México.

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