Por Gabriela Selser
Managua
Agencia/dpa

Ciudades bombardeadas, muertos en las calles, vehículos en llamas y una mujer huyendo con su niño en brazos son algunas de las imágenes del libro «Nicaragua», de la fotógrafa estadounidense Susan Meiselas y cuya tercera edición se presentó la noche del lunes en Managua.

La obra, compuesta por 71 impactantes fotografías que dieron la vuelta al mundo hace casi 40 años, recrea el horror de la guerra que llevó a la caída del dictador Anastasio Somoza, que gobernó durante medio siglo y fue derrocado por los sandinistas en 1979.

«Llegué a Nicaragua en 1978 sin conocer el país, era una ‘gringa’ que solo había leído sobre el asesinato del periodista Pedro Joaquín Chamorro» (acribillado por sicarios de Somoza), relató Meiselas en la sede del Instituto de Historia de Nicaragua y Centroamérica (IHNCA), entidad que participó en la reedición.

La fotógrafa nacida en Baltimore, que entonces tenía 30 años, comenzó a recorrer el país con su cámara, bajo riesgo permanente. Retrató a los guerrilleros combatiendo en Estelí y Matagalpa (norte) y captó con su lente los desfiles militares en honor a Somoza en Managua, sin saber si aquellas serían sus últimas fotos.

«Sus imágenes tienen la capacidad de mostrar el horror de lo que sucedía, y también la lucha y la esperanza del pueblo», comentó la poeta Gioconda Belli, quien asistió a la presentación junto al escritor Sergio Ramírez y a decenas de periodistas y fotógrafos.

Para Margarita Vanini, directora del INHCA, adscrito a la jesuita Universidad Centroamericana (UCA), la obra que fue publicada por primera vez en 1981 constituye un valioso aporte a la memoria de una época que no debe quedar en el olvido, y puede contribuir a acercar a los jóvenes a la historia de sus padres y abuelos.

Tras el fin de la revolución en 1990, Meiselas regresó a Nicaragua para buscar a los protagonistas de aquellas fotos, lo que dio como resultado la película «Nicaragua, imágenes de una revolución». Una segunda edición del libro fue publicada en 2008.

La tercera edición incluye una función de «realidad aumentada» (AR, en inglés) que permite descargar una aplicación a un teléfono celular o tableta para observar tanto las fotografías como fragmentos del documental filmado en 1991, explicó la autora.

Como parte de la presentación, en los salones del IHNCA se exhibió una muestra de aquellas famosas fotografías y una exposición del joven ambientalista Gabriel Setright, autor de un fotomontaje de las famosas imágenes de Meiselas con otras de la Nicaragua actual.

«Los jóvenes hablamos de la revolución como de un lugar que ya no existe, filtrado a través de historias e imágenes. Para mí la revolución es la sordera de mi padre, que perdió la audición en un combate en la frontera con Honduras», expresó Setright.

Durante el coloquio, alguien comparó las fotos de la norteamericana con las heridas causadas por las guerras que asolaron Nicaragua entre 1970 y 1990. Algunas heridas, dijeron, ya son cicatrices que muestran dónde se ha logrado sanar.

Susan Meiselas confesó que cuando cubrió la insurrección militar no pensó jamás en un público o una audiencia. Luego entendió que «uno nunca se sabe dónde irá una fotografía, cada una de ellas vive con la confianza de que va a seguir un camino…»

Sus imágenes tienen la capacidad de mostrar el horror de lo que sucedía, y también la lucha y la esperanza del pueblo.
Gioconda Belli, poeta nicaragüense.

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