Por Salazar Ochoa

Le doy una aspirada poderosa al libro mientras dejo pasar sus 31 hojas frente a mi nariz. La sensación me invita a entrarle con fe. La cuestión radica en no dejarse apantallar por el aroma y la buena pinta (hay que estar atentos) podría tratarse de una verdadera mamarrachada.

Lo primero que pensé cuando cayó en mis garras “Constante Huida”, el más fresco y virgen material de Manuel Tzoc fue qué buena onda que le hayan dado descanso a los diseños de Álvaro Sánchez. Los muchachos de Catafixia (la casa editorial) se han enviciado con los collages de Sánchez en las portadas de sus libros, que aunque me gustan no voy a ocultar que ya me aburrieron un poco.

_Cul3_1AEsta vez el encargado de hacer la pala con el diseño de la portada es el artista visual Marlov Barrios. Manuel puede suspirar tranquilo, el libro no pasará desapercibido en las estanterías.

Manuel Gabriel Tzoc Bucup es un organismo artístico interdisciplinario, abrió los ojos al mundo en San Andrés Xecul en Totonicapán allá por 1982. Emigró a la ciudad de Guatemala cuando todavía era un niño y ha pasado la mayor parte de su vida en esta capital en donde no ha parado de llover desde anoche. Ayer precisamente presentó su nuevo libro en Fundación Yaxs y por lo que pude apreciar a través de unas fotografías: se puso alegre la cosa.

“Constante huida” pertenece a Bitol, una colección de autores contemporáneos latinoamericanos (no tengo idea de quiénes más integran la manada, pero prometo servirles la información en una futura entrega no muy lejana).

Tzoc Bucup trabaja generalmente bajo el manto de la poesía, aunque si se sumergen en la escena e indagan con mayor profundidad sobre su trabajo no deberían sorprenderse si encuentran otros lenguajes estéticos en su obra, en sus palabras “su oficio se concentra en resignificar los objetos a través de la poesía escrita, explorar todas las posibilidades estéticas del libro, asignando le la categoría de piezas visuales. Sus búsquedas implican la experimentación con la palabra y el objeto.”

Ya no recuerdo bien cómo supe de la existencia de “Constante huida”, la cuestión es que necesitaba leerlo no sé por qué. Hablé con Luis Méndez Salinas, una de las mentes artífices de Catafixia Editorial y aquél amablemente ofreció entregarme un ejemplar. Llegué al Archivo General de Centroamérica y no era uno sino tres los libros que me dieron, son generosos los muchachos así que si quieren uno, escríbanme a jsalazar@lahora.com.gt (no olviden colocar su número de teléfono). Lo leí de un tirón esa misma tarde y al día siguiente quedé de reunirme con el autor para hacerle algunas preguntas. Me acompañó Chuy, fotógrafo de mil batallas.

Vos te nombrás homosexual, artista, indígena y urbano…

Sí, son 4 pilares, 4 ejes identitarios con los que yo trabajo. Me considero un ser híbrido, muy consciente de mis orígenes indígenas (que los abrazo y los dignifico).

¿Por qué no te has aventado a la narrativa?

Al momento de posicionarme en el mundo de la literatura, en ese recorrido he tenido algunas pruebas, unos ensayos en narrativa (cuentos) sin embargo no me he sentido tan cómodo, desde que empecé la poesía fue el lenguaje, lo que más he leído y explorado.

Ahí están los cuentos pero realmente no me siento seguro. Para mí es una responsabilidad nombrarse: poeta, narrador, ensayista… ¿me entendés? es una responsabilidad que no quiero asumir, asumo ser poeta, punto.

¿Qué tan difícil es salir al mundo y asumir la identidad de poeta homosexual indígena?

En el contexto en el que nos posicionamos (Guatemala) quiere huevos. Al momento en que me nombro, me reconozco y me dignifico y me posiciono ante un sistema que me oprime, que me niega ciertos espacios, entonces ha sido un reto pero he tenido privilegios y los he utilizado. Mis apellidos siempre fueron motivo de burla pero no por eso tuve una infancia terrible, mi familia y amigos no me rechazaron y por allí tuve ese terreno para que mi camino sea más fácil.

El diálogo con Manuel fue muy fluido sin embargo la rockola de Mi Verapaz no me permitió grabarlo todo. Mis impresiones luego de leer un par de veces “Constante huida”, conversar con el autor y sobrevivir la resaca de 5 quetzaltecas de tamarindo, son: vale la pena pagar por él e integrará mi listado de Los 10 libros que hay que comprar en 2016 antes de morir. Hice una selección de los textos que más disfruté y la comparto con ustedes a continuación, salud por los poetas honestos, la buena música y los artistas glam.

2
preciso investigar carros sin frenos por la ciudad para accidentarme
busco esos choques violentos y hermosos
muertes absurdas llenas de glam de glitch y de gloss:
moriré aplastado por una enorme valla publicitaria
que anuncie cirugías plásticas en medio del desierto

3
vamos a suicidarnos surfeando sobre las olas de octubre
de una guatemala inconclusa fracturada de la eterna podridera

6
qué harán las drogas con tanta noche


La obra de Tzoc Bucup

Ha publicado los títulos de poesía Esco-p(o)etas para una muerte en ver(sos) b-a…l…a (Guatemala: Folio 114, 2006), De textos insanos (México: Santa Muerte Cartonera, 2009), GAY(0) (Argentina: Milena-Caserola, 2010) y El ebrio mar y yo (Guatemala: s.o.p.a., 2011), así como el trabajo poético/ teatral El Jardín de los Infantes Locos y la Escafandra de Oro (en colaboración con Cecilia Porras; Guatemala: Catafixia Editorial, 2013) y los libros-objeto Polen (Guatemala: edición de autor, 2014) y Cuerpo de Niño Triste (Guatemala: edición de autor, 2015). Co-editor del fanzine Macha y de Ediciones La Maleta Ilegal.

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