Por Salazar Ochoa

Es chilero toparse de vez en cuando con muchachos que no andan haciendo tanta fanfarria, que trabajan constantemente y tienen algo que decir y mostrar. La experiencia se torna mejor cuando uno no se siente decepcionado por las ideas que el interlocutor expresa.

El mundo del arte contemporáneo en Guatemala siempre me ha parecido medio raro, es usual encontrarse con obras que no hacen ningún tipo de cuestionamiento y se conforman con retratar lo bonito que hay en un paisaje pero no por eso dejan de recibir palmaditas en la espalda, aplausos y ovaciones de pie a las primeras de cambio. Ojalá eso un día no sea tan frecuente.

En esta ocasión me vi coaccionado por Mario Santizo y Erick Menchú para conversar con Valencia Salazar sobre su obra, la cual expone actualmente en la galería ERRE, la muestra cierra mañana así que si van a ir vayan y si no, mejor no se engañen porque ya no hay tiempo.

¿Por qué decidiste estudiar arte?

Terminé en el arte por cuestiones del azar… estaba sacando una carrera de perito contador y ya no pude seguir, no lo soporté. Asistí a clases una semana aproximadamente.

Siempre me gustó pintar aunque nunca lo consideré como una carrera. La Escuela Nacional de Artes Plásticas (independientemente del nivel de enseñanza) te da al menos una dirección.

¿Cómo caíste en la ENAP? ¿También fue fortuito?

No, mi mamá me sugirió que me metiera para no perder ese año y terminé el bachillerato. Me gustó el rollo. Fue en el tercer año que conocí a Mario Santizo, mi maestro de grabado. No tenía la menor idea de cómo se hacía el grabado y cuando lo hice la primera vez eso me impresionó.

¿Qué es lo que tanto te gusta del grabado?

El proceso, lo riguroso que este puede llegar a ser y luego el resultado. En el grabado vas trabajando como a ciegas, tenés tu matriz o tu placa y vos la vas tallando pero hasta el momento de la impresión es que sabés cómo en realidad va a quedar.

Puede darse el caso de trabajar un montón y al final haber perdido el tiempo por un mínimo error y no obtener nada rescatable…

Cabal, eso puede pasar. Pasa mucho, todo depende del control que hayás tenido antes.

Ya llevabas 4 años trabajando en un taller de grabado y fue hasta hace unos días que presentaste tu primera exposición individual… ¿Por qué tardaste tanto tiempo en hacerlo?

Siento que es algo que naturalmente lleva tiempo. La verdad es que en el Taller Experimental de Gráfica Guatemala pasé casi 2 años trabajando únicamente cosas de otra gente, personas que traen sus placas y yo les saco sus ediciones.

Aún no me sentía cómodo con mi obra y consideré que no era bueno forzarlo y exponer lo que tuviera. Necesitaba tiempo y fue a partir del 2014 que empecé a trabajar una línea propia.

¿Cuál fue el indicador que te hizo darte cuenta que ya era el momento oportuno para exponer?

Creo que a nivel personal es fácil, pues ves tu trabajo, te gusta y podés comentar entre todos los que trabajan con vos. Fue pura percepción aunque por aparte es bien difícil verlo a nivel de carrera porque puede que haya algo con lo que te sintás feliz pero igual, nadie te conoce, ¿dónde lo vas a exponer? ¿te lo va a comprar alguien o qué?

Y eso pasó con la primera serie que realicé que de hecho nunca la he expuesto ni nada, ahí la tengo guardada a pesar de que me gusta mucho.

Quiero que mi obra proponga algo más allá que un paisaje contemplativo. Siempre me interesó la arqueología y la historia. Y aunque siempre me ha llamado la atención el paisaje, en mi obra este funciona como una especie de antipostal que trata de remitir al espectador a problemáticas que están latentes en nuestro imaginario y a través de la relación entre historia y paisaje deducir el origen de las mismas.

¿Cómo reacciona el público al ver tus obras o más bien estos eventos son como dice Mario Santizo donde la gente asiste únicamente para presumir sus ropas?

Yo coincido con él y creo que prima mucho eso aparte de que las galerías ya tienen un público bien específico que llega siempre a sus actividades.

¿Pero hay algún tipo de retro alimentación? ¿La gente te escribe, te habla, se pone a discutir con vos sobre la obra?

Sí, sentí bastante acercamiento de la gente durante la inauguración de Reminiscencia. No sé si tenga que ver con el tema que estoy tratando que habla mucho sobre identidad e historia pero la gente se siente bastante identificada. Tuve muy buenas conversaciones el día de la apertura con gente que no conocía. Aparte creo que la técnica atrae mucho al público porque el grabado en Guatemala no es muy común entonces creo que lo ven y se preguntan ¿Cómo lo habrá hecho?

¿Qué es lo que estás buscando despertar en la gente?

Me interesa hablar sobre la identidad porque siento que es un tema casi que tabú o que crea mucho conflicto. Hay muchos mitos y prejuicios y además tenemos el racismo que es un tema bien complejo. Me interesa hablar sobre todas esas cuestiones y por eso la exposición se llama «Reminiscencia», la palabra significa algo que te evoca experiencias pasadas, Platón plantea en su teoría de la reminiscencia que el conocimiento es recordar y entonces me gusta interpretar esa palabra de una manera poética, filosófica y social.

Ahora o nunca

Sergio Valencia incluye en Reminiscencia, 27 grabados en diferentes técnicas. La muestra puede visitarse en la galería La Erre, vía 6, 2-60, zona 4, el sábado 6 de agosto de 10:00 a 18:00 horas. Entrada libre y vino de honor a cualquier hora del día.

Me interesa hablar sobre la identidad porque siento que es un tema casi que tabú o que crea mucho conflicto. Hay muchos mitos y prejuicios y además tenemos el racismo que es un tema bien complejo.

Artículo anteriorCompañía del Carmen Teatro presenta «Viola» En El CCE/G
Artículo siguienteLa radio y las almas negras