Por René Franco

Con todo e internet me tardé un poco en encontrar la forma correcta de escribir correctamente el nombre de este sacerdote polaco, quien hasta hace un par de días era un personaje completamente desconocido.

Saltó a la fama por declarar abiertamente su homosexualidad y presentar públicamente a su pareja. Por supuesto que no es el primer sacerdote gay; hay muchos alrededor del mundo y algunos no han tenido la valentía de asumirlo públicamente, porque las consecuencias son impensables en ciertos casos, la condena de la familia y de la sociedad es en ocasiones, un supuesto mortal, para asumir públicamente su orientación sexual. Para un cura es algo sencillamente imperdonable, sobre todo en sociedades como la guatemalteca, donde salirse de los cánones de ‘normalidad’ es objeto de condena pública.

Y claro, no es que ahora esté ‘de moda’ ser gay o diverso, lo que sí está de moda es ser ‘políticamente correcto’, porque todos queremos vivir en un mundo mejor, donde seamos felices hasta el fin de nuestros días. A propósito de las manifestaciones ciudadanas en ocasión de la imperante corrupción en Guatemala, hace algunos años -incluso el año pasado- pocos hubiesen imaginado ver estudiantes de la Universidad Francisco Marroquín y de la Universidad de San Carlos de Guatemala marchar en las calles, unidos por una misma causa, pero lo ‘in’, lo de moda, es ser políticamente correcto, y disfrazar lo políticamente correcto, de ‘ciudadanía’ (porque en el fondo de nuestras almas, seguimos siendo los mismos intolerantes de siempre).

Pues que el tal Krzysztof ha patentizado lo que es sobradamente conocido, pero que las autoridades eclesiales y el sector conservador y atrasado de la feligresía mantienen como sobradamente invisibilizado: tanto en las altas esferas eclesiales, como en la feligresía hay mucha población LGTBI, condenados a la castidad por estar en pecado, sin perder de vista que aun con todo y lo PECADORES que pueden ser, siguen siendo objeto del amor de Dios, nuestro señor.

El mundo se queda sin feligreses, los dirigentes religiosos pierden credibilidad, es obvio que las empresas que prestan servicios religiosos, y son conocidas como iglesias, les tocará idear nuevas estrategias de marketing para penetrar en la población y atraer más clientes (feligreses), siempre bajo la lógica del amor de Dios, y la aceptación social.
Sobre la destitución de Krzysztof, Jorge Sologaistoa, de Oasis, refiere: «Políticamente es un avance, porque pone en la picota la situación de las familias de la diversidad sexual, que son atacadas por las iglesias (en especial la católica). Por otro lado es completamente normal que hayan ‘despedido’ a quien incumplió la norma del celibato. Krzysztof Charamsa es una víctima de la homofobia, pues con tal de protegerse, falseó la verdad escondiéndose».

La separación de este religioso de la iglesia, en vísperas del sínodo, solo demuestra que la Iglesia, aun con todo y el discurso ‘progre’ y ‘políticamente correcto’ del Papa Francisco, sigue siendo una institución sumamente atrasada.

Ojalá algún día, los sacerdotes homosexuales puedan tener pareja, tener sexo y seguir sirviendo a Dios, sin vivir en la clandestinidad, y con el eterno cargo de conciencia, de estar incurriendo en pecado, y de la vívida posibilidad de condenarse en las llamas del infierno, ojalá algún día exista un Papa, abiertamente gay. Total, ¿Jesús tuvo dos papás o no?

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