Por Salazar Ochoa

«El vigilante no desvía la mirada. No sabe decir adiós porque para él la vida es un constante despedirse».
Luis Pedro Villagrán, Los instantes sagrados

¿Cómo nos afecta vivir permanentemente vigilados en perímetros de seguridad y espacios seguros? ¿Qué impacto tiene este modo de vida en nuestras visiones del mundo, nuestras conductas y representaciones estéticas? ¿Cómo la vida en un mundo de seguridad nos hace relacionarnos con otros miembros de la sociedad, grupos étnicos y clases sociales? ¿Cómo percibimos a los otros que quedan al margen de nuestro perímetro de seguridad? ¿Son amenazas, riesgos, amigos, vecinos o enemigos?

Esas y otras interrogantes son las que propone la exposición «Seguridad/visualidad» que se exhibe en el Centro Cultural La Casa desde hace unos días. La muestra busca convertirse en un espacio de reflexión entre los asistentes sobre cómo la sociedad guatemalteca, particularmente los estratos medios, conciben la idea de seguridad y cómo este proceso ha trastornado el paisaje urbano.

La idea original de Seguridad/visualidad es propiedad de Alejandro Flores, un antropólogo que actualmente está haciendo su tesis de doctorado alrededor de temas vinculados a la antropología visual. Su idea surge a partir de una investigación relacionada con las aldeas modelo y cómo la estética de estos proyectos además del tema de la seguridad durante la guerra, ese imaginario, se trasladó a la ciudad sin que la gente tomara mayor conciencia al respecto. Parte de las acciones de control ejecutadas por el ejército de Guatemala consistían en inculcar «el miedo al vecino, cualquiera puede ser el enemigo. «Flores empezó a analizar cómo esa idea continúa replicándose en la posguerra y cómo va moldeando la idea de la seguridad en la sociedad guatemalteca contemporánea.», refiere Juan Pensamiento, curador de la exposición.

En la exposición participan Marisol Alonso Marenco, Lizeth Castañeda, Vicente Chapero, Alejandro Flores, Mónica Mazariegos, Juan Pensamiento Velasco, Dinora de Posadas y Heini Villela.

La función del curador

Juan Pensamiento Velasco realiza el aporte curatorial, aunque el manifiesto de la exposición afirma que la libertad de cada participante destaca por sobre cualquier criterio. Pensamiento arma un recorrido para que la gente pueda dialogar con las piezas. «No se trata de decirle al artista eso está bien o mal, yo como artista no me dejaría.» refiere el curador sobre su interacción con quienes exhiben sus obras en la exposición. «La función curatorial a mí me parece que sí es importante y además imprescindible. Si la exposición tiene un mensaje además de una idea para discutir y dialogar con el espectador tiene que tener un recorrido lógico aunque obviamente tampoco me estreso en que quede bien o quede mal, uno hace las cosas lo mejor que puede, estás experimentando todo el tiempo.» acota el curador.

Al preguntársele sobre los tres espacios que componen la exposición y cómo se creó el recorrido que realiza el espectador para observar las obras, Pensamiento afirma que la exhibición parte de la idea de cómo las nociones de seguridad afectan el paisaje y termina con cómo esta idea afecta la vida misma.
«Los jóvenes en la actualidad han asumido el alambre razor ribbon como algo natural en su cotidianeidad, crecieron así, siempre ha estado allí y tienen la idea de que eso en alguna medida los protege.» concluye.

Hice un primer recorrido por la exposición el cual pudo haberme tomado unos 25 minutos, una semana antes de conversar con Pensamiento. Hay obras que se explican por si mismas en las cuales el espectador puede establecer un «diálogo» con el artista usando como canal cada una de las piezas, sin embargo hay otras en las que se hace difícil hacerles una «lectura». Hay una en particular que simplemente no se explica y por ende se hace no incomprensible pero casi sino se pone en contexto.

Los guardias de seguridad privada, las casas como verdaderas fortalezas o castillos medievales (solo les hace falta un foso), las talanqueras por todos lados, vidrios polarizados siempre arriba, escopetas y balas por doquier. ¿Cómo llegamos hasta aquí?

Juan Pensamiento acompañó mi segundo recorrido por la exposición para explicar detalles de cada pieza que aquí no se detallarán para no privar al lector de hacer su propio recorrido, vivir la experiencia y llegar a sus propias conclusiones. No obstante al observar las piezas que Pensamiento exhibe no pude evitar hacerle la pregunta de por qué se ven tan descuidadas las fotografías, como sin esfuerzo. Pensamiento refiere al respecto, «No pretendía hacer fotos artísticas porque la idea era esa. Tomar fotografías desde el carro (la trinchera en donde me muevo usualmente), cada vez que veía un arma, el solo hecho de que haya un arma a la par tuya como si nada ya es amenazante. Obviamente todas las obras siempre mutan, esta empezó a partir de la visita de un amigo europeo que se quedó en mi casa, pasó tres días aquí en la ciudad y todo ese tiempo lo pasó aterrado porque a cada rato y en todo lugar habían armas. Al principio creí que estaba exagerando pero después me di cuenta de que uno no debería haber normalizado que haya armas en todas partes.» Concluye Pensamiento.

Esta exposición viene a poner sobre la mesa un tema que aunque los guatemaltecos tengan muy presente cada día aún no han llegado a dimensionar en toda su magnitud. Cuando salen de sus casas, se persignan luego de cerrar la puerta y piensan en quién votar mientras ponen el seguro de sus carros y suben los vidrios, alguna vez se habrán preguntado: ¿Quiénes provocaron esta situación? ¿Por qué hay tantas empresas de seguridad privada que de seguridad no tienen nada? ¿Quiénes son los dueños de estas empresas?

¿Qué tipo de humanidad permite que haya hombres y mujeres que pasan horas parados sin parpadear frente a una panadería? Hombres y mujeres con un salario miserable, cargando un arma obsoleta que no saben manejar muy bien que digamos porque no recibieron capacitación alguna más allá de un par de horas cuando llegaron a llenar la solicitud y el miedo en la nuca, ese compañero fiel que nunca los abandona.

Seguridad/visualidad se tiende como un puente para pensar en otras cosas en las que usualmente no caemos en cuenta. Falta quizá, como bien señala Gabriel Rodríguez, incomodar mucho más al espectador y radicalizar la crítica. Hay algo en ese autorretrato que me tomé que no me deja tranquilo.

Visitas a la exposición

Seguridad/visualidad puede visitarse de lunes a domingo de 10:00 a 22.00 horas durante octubre en el Centro Cultural, La Casa, 3ª. Calle 3-59 zona 1 ciudad de Guatemala. Entrada libre

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