Por Silvia Trujillo
Fotografías de Carlos Bernardo Euler

“Es muy difícil sostener la vida día a día sin los sueños”

Raquel Diana es “actriz que escribe”, como ella misma se define, ha sido directora teatral por muchos años y sus obras han sido presentadas y laureadas tanto en Uruguay, su país natal, como en otros países de América Latina. Está de visita en Guatemala para presentar una obra de su autoría “María Woyzeck”, surgida a partir del dialogo con la obra de Georg Büchner, “Woyzeck” (1879). La propuesta de Raquel Diana entreteje la poesía dramática y la narrativa escénica, conmueve e incita a la reflexión, nos invita a volver la mirada tanto sobre cuestiones universales como la soledad y el desamor, así como sobre problemáticas específicas de las mujeres, como los actos de violencia que atentan contra su vida. Conversamos con ella, sus preocupaciones sobre el teatro y “su viaje para pensar” como definió su estancia en Guatemala, lugar donde quiere transmitir su experiencia pero sustancialmente aprender y buscar algunas respuestas.

_Cul3_1B¿Por qué el teatro como forma de vida?

Mi vida ha estado por el camino del pensamiento, soy profesora de filosofía y también por el lado del teatro. Hice las dos carreras, la de Arte Dramático y Filosofía. Di clases unos años pero con el tiempo dejé el dictado de clases. El pensamiento y la filosofía nunca los abandoné, en algún sentido iluminan las temáticas con las que trabajo, pero el teatro tiene toda esa cosa maravillosa e incomprensible, un poco angustiante, que tiene la creación artística. Empecé actuando, yo siempre he dicho que soy una actriz que escribe y ha sido, es, una vida interesantísima, llena de satisfacciones y, también, de muchos dolores, de momentos de mucha dificultad económica, quiero decir hasta de pasar hambre, momentos muy duros, de persecución, de soledad, momentos muy dolorosos, pero sin duda, es una vida intensa. Yo sostengo que hay que defender el lugar del teatro como arte, como un lugar sagrado, un lugar difícil, desafiante, donde uno pone en cuestión su existencia cada día de frente en el escenario. Es muy apasionante, uno puede vivir muchas vidas, estar en contacto con muchísima gente, es maravilloso.

Tú decías en otra oportunidad que “no crear es casi como no vivir o es una casi muerte” y desde ahí quiero preguntarte algo, ¿de dónde o a partir de qué cuestiones nacen tus propuestas creativas?

Creo que se trata como yo decía hace muchos años de “venganzas y homenajes”. Quiero decir, a mí me conmueve mucho la gente buena, la gente que hace cosas, las personas que ayudan al prójimo, esos héroes anónimos grandes y chicos, esos de los cuáles está llena la vida. A ellos hay que hacerles un homenaje, a la gente simple, que trabaja, que sufre y que no obtiene reconocimientos. Ellos para mí son una enorme motivación, porque siento que hay que agradecer a toda esa gente que es muchísima y, al mismo tiempo, siento que hay que hacer una suerte de venganza -aunque esa palabra parezca un poco trasnochada para este asunto- frente a las personas que hacen daño y que hacen mal, hay que señalarlo, denunciarlo, hay que discutir y “vengarse” en un sentido simbólico por supuesto. Para la creación uno necesita una motivación pasional, emotiva pero iluminada con un pensamiento lúcido por lo tanto otras motivaciones importantes para mí son las situaciones injustas, la violencia, el abuso porque siento que, en algún lugar, hay una suerte de justicia simbólica que se provoca cuando uno puede denunciarlo. Y también me motivan muchas más cosas, la literatura, el amor, los sueños, las ilusiones que son las que van moviendo la historia, nos dan ánimos, nos sostienen, nos hermosea la vida. Es muy difícil sostener la vida día a día sin los sueños. No soñar es la muerte. Por todo eso yo practico un teatro que está más cerca del abrazo que de la patada, porque la vida está muy pateadora, entonces, mis obras siempre apuntan al abrazo. En nuestras sociedades sobra violencia y faltan abrazos.

Partiendo de tu propuesta del “teatro del abrazo” ¿cómo logras el equilibrio, o como lo buscas, entre la propuesta estética y el concepto o la idea que quieres transmitir?

Lo busco y trabajo muchísimo en ello, mi respuesta es el trabajo y la investigación. Quizás la clave sea no tener como primer objetivo la buena intención sino la claridad sobre el tema y nuestra posición al respecto. A partir de allí tratar de crear y, en todo caso, después de terminado el proceso hacer los ajustes, pero “la mensajería” como le decimos en Uruguay es complicada para el teatro, cuando uno está haciendo algo y está emitiendo mensajes, eso desmotiva a la gente. Hay que trabajar con los gestos, a veces no hay palabras, a veces hay algo más hondo que las palabras, y ese es el lugar del arte, es verbal, sí, la palabra es del teatro, pero no solamente, se trata de construir las metáforas y a partir de ellas lograr esa comunicación que potencia el pensamiento, que lo abre y que atraviesa el corazón. El teatro en tanto lugar de reunión y de convivencias debe permitirnos hablar de nuestros asuntos.

Y en esa reunión a la cual te referís ¿Qué papel le toca al público? O ¿dónde entra el púbico en tus preocupaciones?

Creo que no es bueno escribir o crear pensando en cómo va a reaccionar el público, pero el teatro necesita del público, porque es un acto de comunicación y de establecer lazos. Para eso una de las funciones que no debemos perder es la de contar historias y entretener, en esa parte, nos toca competir contra la gran industria del entretenimiento. Por lo tanto, hay que recuperar esa función a partir de proponer contenidos más interesantes, porque si no, permitimos que la gran industria monopolice el entretenimiento y a nosotros pareciera que solo nos queda el teatro comprometido y militante.

Justamente abordas un tema que en Guatemala está en debate porque aún existe un prejuicio acerca del teatro comprometido como un “panfletario” ¿Cuál es o debe ser la relación entre el arte y la política?

Yo creo que hubo un momento en toda América Latina, entre los 60 y los 70, donde hubo un teatro que se politizó, porque era la respuesta a su tiempo. ¡No era que estuviera haciendo política, estaba haciendo teatro! En aquel momento todo era política y ese estuvo bien en su tiempo pero envejeció como propuesta estética. El teatro puede ser concebido como un instrumento para muchas cosas, incluso la denuncia, hasta me parece bien el panfleto, no me da alergia, no le tengo miedo. Paro hay otro tipo de creación que no concibe el teatro como instrumento en primera instancia, yo me ubico ahí fundamentalmente por razones creativas, la creación artística se produce mejor, con más libertad y profundidad si no está condicionada en primer lugar al tener que obligatoriamente dar el mensaje. La palabra político es lo que esta jodida en este momento porque se asocia con cosas que hacen otros y que no están bien.


Sobre Raquel Diana

Nació y vive en Montevideo, Uruguay. Es actriz, escritora, directora teatral y docente. Ha participado en obras dramáticas, comedias, teatro para niños, espectáculos musicales y recitales de canto y poesía. Integró el elenco estable de Teatro El Galpón. Trabajó además con otros grupos y compañías. Sus piezas han sido estrenadas en Uruguay, Argentina, Brasil, Paraguay, Bolivia, Colombia,
Cuba, Perú, Francia, Bélgica, Italia, España, México y Estados Unidos.


Sube a escena

_Cul3_1C“María Woyzeck” de Raquel Diana es teatro poético y político que dialoga desde Latinoamérica con la obra “Woyzeck” de Büchner, siguiendo los caminos de Brecht, Müller y Grotovsky, para hablar con humor y dolor de todas las María Woyzeck que son y han sido. La obra se presenta en el Centro Cultural de España, (6ta. avenida 11-02, zona 1) hoy y en el Centro de Formación de la Cooperación Española, (6ta. avenida Norte Antiguo Colegio de la Cía. de Jesús, Antigua Guatemala) el sábado 3 de octubre (mañana).

“No soñar es la muerte. Por todo eso yo practico un teatro que está más cerca del abrazo que de la patada, porque la vida está muy pateadora, entonces, mis obras siempre apuntan al abrazo. En nuestras sociedades sobra violencia y faltan abrazos.”

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