POR PAOLINA ALBANI

La Gran Sala Efraín Recinos se llenó esa noche. Personas de la tercera edad, jóvenes adultos y niños acudieron a la cita ampliamente difundida por los medios de comunicación.

_cul6_6bDos tarimas medianas a penas fuertes para sostener a seis personas, un piano de cola color negro, cuatro micrófonos colocados estratégicamente a la misma distancia y un telón rojo como fondo eran las características del escenario de la Gran Sala Efraín Recinos, del Teatro Nacional esa noche.

Trajes blancos y azules, y la ausencia de un pequeño sombrero de las mismas tonalidades dieron peculiaridad a este grupo de niños, de entre 10 y 14 años, que sin complicación dieron un espectáculo pulcro, coordinado y a pesar de esto, nada infantil. Un director muy solemne en sus movimientos les acompañó durante la presentación.

_cul6_6cEl público pareció quedar sorprendido luego de que los pequeños cantores mostraran una habilidad oculta. Además del canto, los pequeños bailaron un par de piezas al ritmo de música europea, haciéndolo parecer como la coreografía de la hora de juegos.

Sus voces aun agudas por la edad, estaban perfectamente afinadas y atiempadas al ritmo del piano. Piezas rápidas y también nostálgicas fueron parte del repertorio. Finalmente, una larga ovación cerró la noche, terminando así la primera presentación de este coro en Guatemala.

Artículo anteriorEl arte gráfico de Ramón Ávila
Artículo siguienteMuseo iraquí inaugura nuevas salas