POR REDACCIÓN CULTURA

Ávila ha tenido una larga carrera artística desarrollándose una parte de ella en Sacatepéquez, lugar que considera un refugio espiritual.

Actualmente, Ávila cuenta con al menos 200 exposiciones individuales y colectivas. En el año 2000 presentó en Antigua Guatemala, una retrospectiva de su obra, conformada por más de 300 obras al óleo, tintas y dibujos que hizo de 1963 a esa fecha.

De acuerdo a una entrevista realizada por la periodista Sofía Letona, Ávila vivió y trabajo en el campo del arte y del diseño gráfico -o publicidad- durante siete años en el país.

“Cuando llegué a Guatemala en 1963, para mí, el mundo cambió, mi vida cambió”. “Veía otro contexto de vida, otras maneras de ser humano y vivir con los demás… Veía una serie de valores que me hicieron regresar al estilo figurativo, puramente figurativo”.

Ramón Ávila viajó a través de Guatemala durante los sesenta pintando imágenes de la gente, los paisajes, y las tradiciones folclóricas que le rodeaban. Usando un estilo más realista que los que usualmente prefería.

Sin embargo, su trabajo nunca fue una reproducción de lo que él veía, sino una expresión de sus impresiones.

“Cuando pintas un paisaje, por ejemplo, necesitas pintar la impresión, la reflexión, de lo que está motivado por el paisaje—no debes copiarlo. Nunca vas a mejorar a la naturaleza… La misma cosa pasa en obras figurativas y folklóricas. No puedes mejorar la tradición—es intocable, es la ley, es sagrado y es historia”, le dijo a la Revista Revue.

“Muchos de sus oleos sugieren elementos orgánicos, por ejemplo raíces, fibras de plantas, aun venas y órganos internos, en formatos que son progresivos y alargados, complejos y enredados. En otras obras, líneas distintivas y colores robustos provocan impresiones agudas y urbanas”, según el artículo de la revista mencionada.

“Las formas se van convirtiendo en la imaginación del espectador, porque el espectador puede ver en las pinturas lo que realmente quiere sentir, o que le parezca…porque el espectador debe sentir algo que sea diferente de lo que el artista siente”, agregó.

Sus obras de los años 60 y 70 se caracterizan por ser “espejismos” de la realidad. En esos años, el artista se dedicó a copiar los rostros de algunos de los guatemaltecos indígenas, que podrían considerarse parte de la historia del arte de Guatemala.

“El trabajo abstracto de Ávila Bayona… refleja la vasta experiencia y conocimiento pictórico que posee, haciéndole acreedor al reconocimiento de muchos de los más grandes críticos de arte en Guatemala y España”, expresó la periodista Letona.

Por otro lado, «lo bueno y lo malo cambian de valor en todos los campos de la vida, en el comportamiento de la sociedad, del ser humano mismo. Sería muy difícil intentar complacerlos a todos con lo que represento con mis obras y esculturas, y la verdad es que no pretendo complacer sino necesito que mi trabajo sea apreciado porque es a través de los colores y las formas que logro expresarme», dijo acerca del desarrollo de sus obras.

INICIOS
Su historia de mano con el arte inicio a los 6 años, cuando la idea de pintar y ser artista le impulso. El segundo paso fue colarse en las exposiciones de arte de las galerías de Barcelona y admirarlas por mucho tiempo.

Cuando uno quiere ser artista, cuando uno sueña con la posibilidad de convivir con uno mismo, no hay nadie que lo pare. “Creo que lo más difícil de ser artista es creerse artista”, opinó Ávila.

Como se mencionó arriba, la fuente de inspiración de Ramón es muy diversa pero incluye cuatro elementos importantes: su esposa, familia y amigos, pero también la gente que transita por las calles, que velan por el bienestar de los demás, “a todos los que hacen un bien a la sociedad”.
Finalmente, tras una vida llena de arte el artista expresó que lo que ha vivido no ha sido suficiente por lo que necesitaría otros ochenta años de trabajo.

Pintor nacido en Barcelona, España. Estudió Diseño Gráfico y Artes de Impresión. Su trabajo en publicidad lo llevó a Brasil, donde estuvo entre 1956 y 1963. Después vino a Guatemala, en donde se quedó a vivir. Tenía 29 años.

De finales de los años 60 y la década de los 70 trabajó arte figurativo, incluidos los enormes rostros indígenas. A principios de los 80 retornó al arte abstracto.

Ávila es uno de los artistas de la Generación del 60 y uno de los fundadores del Diario La Nación, desaparecido a principios del 80.

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