En días pasados, debutó con su más reciente proyecto: un largometraje llamado “Life of Ivanna” que se presentó en el festival CPH: DOX de Dinamarca. Foto: La Hora/Archivo.

Por Ana Lucía González
agonzalez@lahora.com.gt

A sus 28 años, Renato Borrayo Serrano muestra una sólida formación como director de cine, de fotografía y editor especializado en documentales. Desde 2014, sus trabajos han sido presentados y premiados en varios festivales de cine internacionales.

En días pasados, debutó con su más reciente proyecto: un largometraje llamado “Life of Ivanna” que se presentó en el festival CPH: DOX de Dinamarca. Pronto seguirá en otras competencias en Canadá, Alemania y Polonia.

En síntesis, aborda la vida de Ivanna, quien pertenece a una tribu nómada, los Nénets o saamid, en la Siberia, Rusia. Borrayo relata la lucha de esta madre soltera a lo largo de cuatro años y la búsqueda por mejorar sus condiciones de vida.

El estreno internacional en cines está programado para el 10 de mayo. En Guatemala, todavía no está disponible, aunque el joven director espera con entusiasmo convocatorias para presentar su trabajo en festivales nacionales. De momento, se enfoca en su próximo proyecto, esta vez con la mirada puesta en los connacionales y las montañas de Guatemala. Aquí parte de la conversación.

EL SALTO A MOSCÚ

Desde pequeño, los fines de semana eran para Renato el tiempo para ver películas en familia. “Como un ritual”, dice. Fue el comienzo de un sueño que se fue hilvanando en su mente y que decidió hacerlo crecer a como diera lugar.

En su adolescencia, comienzan varias propuestas de cine nacional con Casa Comal y directores como Julio Hernández. Fue entonces que su mamá lo inscribe a un curso de cine en Casa Comal. “Con la advertencia a Elías Jiménez de sacarlo de clase ante cualquier travesura”, relata con risas.
Luego se inscribe en teatro, con el Colectivo Guayasimón, a la par de Luis Carlos Pineda, Marta Tuyuc y Roberto Díaz Gomar. La propuesta era de proyecciones comunitarias.

A los 19 años, aplica para realizar estudios universitarios en Rusia. Solo había cupo para estudiar ingeniería petrolera. Obtuvo la beca. Estando allá aplicó de nuevo para ingresar a la Escuela Superior de Cine, logrando su objetivo.

Le hablé al diplomático a cargo de las becas, que la verdad quería estudiar cine, me dijo que estaba loco y que mejor me dedicara a algo que me sirviera para mantener a mi familia, pero que había una remota posibilidad de ser aceptado en dos universidades”, comenta.

Desde entonces, Borrayo trabaja en Moscú. Se graduó de la Universidad Estatal de Cinematografía de toda Rusia, S. A. Gerasimov «VGIK» y en 2017 completó cursos en la Escuela de Cine y Teatro Documental Marina Razbezhkina y Mikhail Ugarov.

Cuando estaba en mi proyecto final, conocí al personaje principal de la película que acabo de estrenar. Desde entonces, he estado haciendo La vida de Ivanna”, cuenta.

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CUATRO AÑOS DE FILMACIÓN

“Ivanna” es el primer largometraje de Borrayo. Fue financiada por instituciones de cine de Noruega, Estonia y fondos privados. “Es importante porque fue un trabajo profesional”, expresa en un lento español y con un físico que lo haría pasar por europeo (tez blanca, pelo castaño, ojos claros). “Solo por lo bajito se nota que soy extranjero”, comenta entre risas.

Explica que se trata de una historia que documentó durante cuatro años, acompañando a Ivanna, una mujer indígena (Nenets) de la Siberia. Un pueblo nómada que recorre la tundra alimentando a sus renos.

Ivanna tenía 26 años cuando comenzó el rodaje. Lo peculiar es que, a pesar de la división del trabajo en la comunidad, ella hace dos roles, de hombre y mujer. Su esposo la deja, mientras ella sigue un modo de vida muy precario con cinco hijos. Decide emigrar a la ciudad para mejorar sus condiciones de vida.
“Es un retrato sobre la búsqueda de esta mujer por alcanzar ciertas libertades y condiciones para vivir mejor. Al mismo tiempo narra con melancolía la muerte de una forma de vida tradicional, y en concreto, de esta familia”, expone.

EL CINE DOCUMENTAL, UN ESPEJO

Cuando se le pregunta por qué escogió el cine documental, responde que una vez se enteró de su existencia, descubrió que es posible crear cine tan expresivo y original como una película de ficción, con base en la realidad y personajes reales. “Me apasionó totalmente. En mi caso, el cine responde a una necesidad grande, una curiosidad por contar historias en la vida de otros, que hablan de sentimientos que siento y conozco”, destacó.

Me refiero a un cine donde la cámara busca posicionarse en un lugar que revela emociones de seres humanos reales. Se trata de situaciones más fuertes y expresivas, profundas y complejas que las que puede revelar el guion de alguien sentado en su oficina imaginando el diálogo de dos personajes”, añadió.

Es como abrazar la complejidad del mundo y contar historias a partir de esa complejidad”, puntualizó. Además, tiene como denominador común, incluso si no te gusta, que te reconoces en otras personas, y muestra sentimientos genuinos que te confrontan con la realidad.

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PRÓXIMO PROYECTO

Borrayo enfoca su siguiente proyecto en la migración en Guatemala, pero desde la visión de las familias que permanecen en el país y dependen de sus familiares ausentes para sobrevivir. Indica que por la pandemia se extendió el proyecto, pero se encuentran en la etapa de recaudar fondos para grabar con planes de empezar a filmar a finales de este año.

Filmografía:
• Another Country (2014), Rusia, Documental, 31 min.
• Film for Carlos (2017), Rusia, Documental, 31 Min.
• Life of Ivanna (2021), Co-producción entre Rusia, Noruega, Finlandia y Estonia, 80 min.
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