Juan José Narciso Chúa
La soberana Chabela acaba de cumplir apenas sus primeros cien años, vaya si no hay motivo para regocijarse, a pesar que este primer centenario lo va a celebrar encerrada puesto que ella siendo consciente de la pandemia, sabe cuidarse.
La Chabela, aquella imagen creada por el estudiante Martínez Sobral (Pan), hace y seguirá siendo un símbolo para todos los estudiantes y profesionales de la tricentenaria Usac, pero aún más de todos aquellos que disfrutamos de esos años de la Huelga de Dolores y que todavía hoy nos reunimos con motivo de ese inolvidable acontecimiento.
La Chabela, a pesar de la pandemia, hará un recorrido de siempre pero surrealista. Estará presente en la elección de Rey Feo, se presentará entacuchada a la Velada Estudiantil, el jueves se acostará tarde porque estará colaborando con los muchachos en las carrozas para que todo esté listo para el Viernes de Dolores.
El Viernes de Dolores -así con mayúsculas-, se levantará temprano, para ir a ver la salida del glorioso desfile bufo, disfrutará de cada carroza, así como bailará con los muchachos cuando todo el mundo la saque a bailar, gozará de las charadas de los boletines, se carcajeará con los muchachos disfrazados y acompañará la comparsa.
En este recorrido se encontrará con el Sordo Barnoya, quien, junto a su padre, el Moyas, Chocochique, el Gato Vela y otros cantarán a todo pulmón la Chalana. En ese espacio encontrará al gran Meme Colom, quien, junto a Fito Mijangos, Alfredo Balsells y otros compartirán un trago para disfrutar de la alegría de ese siempre inolvidable Viernes de Dolores. También en ese espacio se encontrará con Lencho Patas Planas, quien la hará reír, la hará gozar, la hará soltar carcajadas con sus anécdotas, charadas y chistes.
En ese momento, aparece otra Chalana, sí y la esqueletuda al verla, se acerca a su alter ego y resulta que es Gilberto Escribá, aquel gran estudiante de Ciencias Económicas, un gran amigo y además un huelguero de pura cepa y quien iniciaba el desfile de la facultad, justamente disfrazado de Chabela y a quien le robaron la vida y su fulgurante futuro. Las dos Chabelas se fundirán en un enorme abrazo y se despedirán apuntándose para el otro Viernes de Dolores.
Justamente en la sexta avenida, después de saludar el altar de Oliverio Castañeda de León, se dirigirá al Portalito, a compartir con los huelgueros de siempre encabezados por Guayo Velásquez, así como se reunirá con mi grupo de amigos de la facultad Danilo, Mamerto, Fredy Aquino, Sergio Mejía, Chepe y la Lich. Con Fredy compartirá su buen deseo para que en el cielo se encuentren y festejen así como este día y que su presencia se resienta todo el tiempo.
Luego se pasará con mi otro grupo de huelgueros, el Oso Estrada, René de León, el Choco Morales y ahí estará el Ganso Morales, pero también llega Magua Dávila a quienes les hace ver que su ausencia es enorme, pero los tres disfrutan de ese momento.
La soberana Chalana no dejará de cantar con toda la muchachada ausente en el Portalito, aquellas estrofas de este canto estudiantil que no pierde vigencia: “Patria palabrota añeja/por los largos explotada/hoy la patria es una vieja (somato)/ que está desacreditada, la venden los liberales/como los conservadores. Y dice, vaya si no expresa lo difícil de este momento para Guatemala.
Al final de la noche, la Chabela cansada, me dirá: “Vos este viernes siempre es el más alegre del año, pero también te tengo que decir que existen malos hijos de la tricentenaria Usac que hoy nos causan vergüenza, menciona apellidos -Cabrera, Soria, Gálvez, Murphy-, quienes han traicionado a la Usac, a la Huelga de Dolores y a mí, me dice enojada, pero lo peor es que han traicionado al pueblo. Lo peor es que no son los únicos, son muchos. Feliz Viernes de Dolores, huelgueros eternos. Salud, por supuesto.
