Carlos Rolando Yax Medrano

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Carlos Rolando Yax Medrano

Desde su primer año de gobierno, Alejandro Giammattei ha hecho alarde de la Gran Cruzada Nacional por la Nutrición y de cómo erradicar la desnutrición en Guatemala es una de las prioridades para su administración. En 2020 excusó su incapacidad para atender uno de los problemas más grandes de nuestro país y la atribuyó al COVID-19. La pandemia impidió que concentrara esfuerzos en los problemas que más aquejan a la niñez, tanto que en el Presupuesto se le olvidó impulsar los míseros 200 millones de quetzales para su programa estrella. Si no es para asegurarse impunidad en las Cortes, no existe coordinación entre el Ejecutivo y el Legislativo, y por gusto son dirigidos por el mismo partido. Alejandro Giammattei no podría estar más desconectado de la realidad y desde hace tiempo no hace más que el ridículo.

Entre todo, en la conferencia tuvo un acierto: reconocer que su Gobierno no tiene la capacidad para enfrentar la realidad de Guatemala. Pero su ineptitud es tan grande que le resulta imposible no caer en ella. Inmediatamente después dijo que si el sistema de bancos dona los centavos de cada cuentahabiente al final de mes, se podría contribuir al combate a la desnutrición. ¡La estrategia del siglo! ¡La innovación del milenio! ¡La política pública del Gobierno!

Si los empresarios lo ayudan poniéndole el sello de la Gran Cruzada a sus productos, se podría contribuir al combate a la desnutrición. No hay que preocuparse por la evasión, el lavado de activos o el empleo informal, que son los principales impedimentos para la realización de una adecuada recaudación fiscal. Igual que con las vacunas, aquí solo se trabaja a través de donaciones.

Si los consumidores compran los productos con el sello de la Gran Cruzada para tener responsabilidad social, se podría contribuir al combate a la desnutrición. No es suficiente que las guatemaltecas y los guatemaltecos paguen sus impuestos, por ahí no va la responsabilidad social. Esos recursos se usan para cubrir los gastos de la SAAS, para que los diputados almuercen camarones porque Dios los guarde de comer frijoles.

Si la cooperación internacional lo ayuda, se podría contribuir al combate a la desnutrición. El Presidente Biden aclaró hace unas semanas que los 4 mil millones de dólares que destinará el Gobierno de los Estados Unidos a Guatemala, El Salvador y Honduras, no sería ejecutado por los gobiernos y estarían condicionadas por el combate a la corrupción. Y Alejandro Giammattei, con desdén, salió a despreciarlo.

Si se hacen campañas de publicidad para la Gran Cruzada, se podría contribuir al combate a la desnutrición. Lo importante no es combatir la desnutrición en sí misma, sino crear una marca para comunicar que se está trabajando en el problema, aunque no se esté haciendo. Al final lo que importa es mejorar la imagen de Guatemala en el exterior, porque es el país con el peor mercadeo del mundo y así no se va a atraer el turismo.

En 2020, Alejandro Giammattei excusó su incapacidad para atender uno de los problemas más grandes de nuestro país y la atribuyó al COVID-19. Ahora, en 2021, quedó demostrado que si no es para asegurarse impunidad en las Cortes, no existe coordinación entre el Ejecutivo y el Legislativo, y por gusto son dirigidos por el mismo partido. La desnutrición, al final, no es un problema, es la política general del gobierno.

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