Oscar Clemente Marroquín

ocmarroq@lahora.gt

28 de diciembre de 1949. Licenciado en Ciencias Jurídicas y Sociales, Periodista y columnista de opinión con más de cincuenta años de ejercicio habiéndome iniciado en La Hora Dominical. Enemigo por herencia de toda forma de dictadura y ahora comprometido para luchar contra la dictadura de la corrupción que empobrece y lastima a los guatemaltecos más necesitados, con el deseo de heredar un país distinto a mis 15 nietos.

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Oscar Clemente Marroquín
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Hace varios años conocimos a Phillip (Skip) Heffelfinger y su esposa Joyce quienes fueron especialmente cariñosos con nuestro hijo que llegaba con su familia a empezar su exilio en Estados Unidos. Y desde el primer día surgió una especial amistad que nos mantiene a mi esposa y a mí muy unidos a esa pareja que ha disfrutado recorriendo el mundo en cuanto crucero se les ponga enfrente. Desde aquellos primeros años de incipiente amistad, Skip disfrutaba relatando los años en los que trabajó en la organización Trump, siendo el encargado de promover las carreras de lanchas organizadas por el millonario neoyorkino y, por supuesto, cuando hace poco más de cuatro años se lanzó como candidato presidencial, ambos, Skip y Joyce, fueron de sus mas fieles seguidores.

Cuidando mucho sus palabras, para ser relativamente correcto en política, Skip empezó a culpar a Barack Obama de todo lo habido y por haber y como él sabía de la admiración que yo siento por ese expresidente tuvimos largas y “polarizadas” pláticas a lo largo de infinidad de veladas en las que acostumbramos reunirnos para cenar y degustar uno que otro fino licor. Obviamente en los últimos años los niveles de fanatismo en Estados Unidos han crecido mucho y fuimos testigos de cómo las diferencias políticas hacían que se acabaran viejas amistades por la dificultad de escuchar y respetar las opiniones ajenas.

Yo le comenté alguna vez a Skip la actitud que siempre tuvo mi abuelo respecto a sus diferencias de criterio con otras personas, lo que nunca trasladó al plano personal sino que permitía fuertes enfrentamientos y polémicas encendidas en las que se podían decir muchas cosas, hasta groserías, sin que eso le provocara animadversión personal con sus contendientes. Le conté el caso de Ramón Blanco, quien desde El Imparcial sostuvo varias polémicas con mi abuelo y que cuando la dueña de ese medio y varios de sus allegados decidieron despedirlo después de décadas de administrar la empresa, llegó de visita a La Hora y terminó quedándose allí. Lo mismo pasó con David Vela, quien en las postrimerías de su vida trabajó con nosotros, ya muerto mi abuelo, y fue el creador del Minutero que aún hoy se publica.

Con esa filosofía hemos no sólo conservado sino incrementado los lazos de amistad y cariño con los Heffelfinger, no dejando de hablar de nuestras diferencias sino abordándolas con respeto mutuo a sabiendas de que la amistad y el cariño no obligan a un pensamiento uniforme y hay gente que nos conoce que se sorprende de la camaradería existente porque, para ellos, eso es imposible.

Esta semana Joyce nos contó que Skip está hospitalizado en cuidados intensivos y la noticia me impresionó y dolió mucho. Por fortuna hoy nos comunica que ven algunos signos de mejoría que nos ilusionan y dan esperanza para poder tener pronto pláticas y discusiones sobre la ya muy próxima elección presidencial.

Lo importante de todo esto es la experiencia que en la última década hemos tenido viviendo polos opuestos sin que ello haya causado ninguna mella en el cariño y casi hermandad que nos une. Dios nos permita, luego del 3 de noviembre, tomarnos un trago para celebrar o lamentar el resultado, cada uno desde su propia perspectiva.

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