Ayer, con las imágenes dantescas de lo que está ocurriendo en Ecuador con la pandemia del coronavirus desbordando al sistema de salud y provocando que no sólo no se puedan manejar adecuadamente los casos sino que ni siquiera se puede manejar el número de cadáveres, el presidente Giammattei hizo su más seria presentación desde que empezó la crisis y sin eufemismos como el de doña Chonita o el de la gripona, pidió en forma seria y firme a la población que se quede en casa como único camino para no llegar a esas trágicas y terribles condiciones.

Y es que tras su relajado mensaje del fin de semana, la gente vio el tema de la pandemia como algo lejano, algo que no le afectara de manera inmediata, a lo que se sumó la necesidad de tanta gente por salir a buscar algunos ingresos, por magros que sean, para hacerle frente a la crisis que se está viviendo en el plano económico. Muchas empresas notificaron el pasado 31 de marzo a sus trabajadores el fin de la relación laboral argumentando que la falta de ingresos no les permite seguir pagando los salarios, situación que era previsible en un país donde tanto las personas como una gran cantidad de empresas viven del día a día.

El retraso en la implementación de programas de asistencia al desempleo y a los trabajadores del sector informal que suman tantas plazas en nuestro mercado laboral tiene un costo y el mismo es que la gente se desespere y principie por salir a la calle pensando en lo más inmediato. La “contención” proclamada por el gobierno con bajas cifras de personas a las que se les ha hecho la prueba del coronavirus es otro estímulo para romper las normas de aislamiento social y de allí que veamos tanta gente en la calle.

Las explicaciones que se están dando respecto a la no realización masiva de pruebas son las mismas que utilizaron todos los gobiernos que no disponían de los kits de prueba y que tardaron tanto en obtenerlos. En cuanto fueron incrementando la cantidad disponible aplicaron la estrategia sensata, es decir, facilitar la masificación de las pruebas para asegurar una mejor contención al identificar a los portadores del virus aún cuando fueran asintomáticos. Y es que al hacerlo facilitaron la implementación de medidas de inteligencia, literalmente, para establecer otros posibles focos de contagio derivados de los contactos que haya tenido el portador.

El llamado de Giammattei fue serio y debemos entenderlo y actuar en consecuencia si queremos minimizar el impacto del virus.

Redacción La Hora

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