Oscar Clemente Marroquín

ocmarroq@lahora.gt

28 de diciembre de 1949. Licenciado en Ciencias Jurídicas y Sociales, Periodista y columnista de opinión con más de cincuenta años de ejercicio habiéndome iniciado en La Hora Dominical. Enemigo por herencia de toda forma de dictadura y ahora comprometido para luchar contra la dictadura de la corrupción que empobrece y lastima a los guatemaltecos más necesitados, con el deseo de heredar un país distinto a mis 15 nietos.

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En la Comisión de Postulación para Magistrados de la Corte Suprema de Justicia se está librando una batalla crucial respecto a las calificaciones establecidas para los aspirantes por su experiencia jurídica o en la administración de justicia. Hay que reconocer que son 19 los miembros de la Comisión que mantienen el sano criterio ya establecido, mientras que otros 13 se han abstenido de votar, entrampando el procedimiento, porque ellos van por una actitud más blanda de manera que algunos de los ya seleccionados en “las Comisiones Paralelas” puedan mejorar sus evaluaciones y así colarse en la lista final de la que, por ahora, quedan fuera debido a su escaso punteo.

Ayer en La Hora publicamos el caso escandaloso de la forma en que la Corte Suprema de Justicia nombró como jueza de paz a Cindy Lizeth Franco Figueroa, desplazando a la también abogada Genoveba Ofelia Vásquez Mazariegos, quien había ganado el concurso para dirigir el Juzgado Décimo de Paz Civil, en lo que constituye una muestra no sólo de las burdas manipulaciones que hacen para pasar sobre las normas de la Carrera Judicial, sino cómo todo opera en el entramado del proceso de postulaciones porque la nombrada es hija del director del área jurídica de la Universidad de San Carlos, Mynor Custodio Franco Flores, quien fue magistrado de la CSJ.

Si para un Juzgado de Paz se produce este tipo de maniobras, cuáles serán las que realmente ocurren tras bambalinas en las Comisiones de Postulación y concretamente en la que se encarga de nominar a los que irán a la Corte Suprema de Justicia. Creo que la ciudadanía tiene que seguir con detenimiento lo que está sucediendo con la postuladora en este momento, porque ese pulso entre los que se apegan a una calificación objetiva y quienes quieren inflar los puntos de los mal calificados, pero que ya tienen no sólo el visto bueno de la mafia sino también cuentan con votos en el Congreso para convertirse en integrantes de la Corte Suprema de Justicia.

Y así como hemos criticado la forma en que muchos de los postuladores se pliegan para facilitar el trabajo de quienes en Comisiones Paralelas hacen los arreglos pro impunidad y los amarres en el Congreso, es justo y necesario también reconocer el valioso trabajo y la decente postura que mantiene esa mayoría de comisionados que exigen una lógica y razonable tabla para calificar a los aspirantes de acuerdo a su experiencia. Son mayoría, pero no la suficiente como para desentrampar el proceso y por ello la actitud de otros 13 comisionados que se abstienen de votar simplemente para impedir que se produzcan los 25 votos necesarios.

Bien lo dijo el Presidente de la Comisión de Postulación, Félix Serrano, en el sentido de que todo está entrampado porque quieren meter a puro tubo entre los bien calificados a los que obtuvieron bajas notas que los dejan fuera de la lista final. Y es que se trata justamente de los operadores de la impunidad, con los que ya los poderes ocultos han pactado para asegurar que la CSJ no vaya a promover, ni por asomo, reformas constitucionales decentes para el Sector Justicia.

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