Gladys Monterroso

licgla@yahoo.es

Abogada y Notaria, Magister en Ciencias Económicas, Catedrática de Derecho Financiero y Tributario de la Universidad de San Carlos de Guatemala, Diploma otorgado por la Corte de Constitucionalidad en 2005, como una de las Ocho Abogadas Distinguidas en Guatemala, única vez que se dio ese reconocimiento, conferencista invitada en varias universidades de Estados Unidos. Publicación de 8 ediciones del libro Fundamentos Financieros, y 7 del libro Fundamentos Tributarios. Catedrática durante tres años en la Maestría de Derecho Tributario y Asesora de Tesis en la Facultad de Ciencias Jurídicas de la Universidad de San Carlos de Guatemala.

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Gladys Monterroso
licgla@yahoo.es

“La víctima hereda la brutalidad del victimario.” Carlos Monsiváis.

Leyendo con detenimiento, la noticia en la que se puede leer, que la Corte Interamericana de Derechos Humanos condenó a Guatemala por “la imposición de la pena de muerte, tortura y violaciones procesales contra Hugo Humberto Ruiz Fuentes”, por haber participado en el secuestro de un niño en agosto de 1997, la sanción que deberá pagar Guatemala, es la nada despreciable cantidad de US$60 mil a los deudos de Ruiz Fuentes: 25 por ciento a la cónyuge, 25 por ciento a la compañera permanente y 50 por ciento entre los hijos. Además, US$10 mil a una hermana que fue víctima colateral.

Llama poderosamente la atención los siguientes puntos, extraídos de la noticia y del video de la audiencia no de la sentencia a la que no tuvimos acceso.

Las personas acusadas en estos casos por lo general, pertenecen a un mismo grupo, presuntos homicidas, menores en conflicto con la ley penal, ninguno de ellos es acusado de robo, se trata de delitos contra la vida, nada justifica una ejecución extrajudicial, ese es un principio de vida, pero menos aún se justifica que un particular con o sin motivo arrebate la vida a una persona, y que los familiares, queden esperando por años resultados del ente investigador, para conocer al menos que sucedió.

Me ha tocado estar solamente del lado de las víctimas, por cuestiones circunstanciales de vida, y observo diferencias sustanciales, ¿Quién protege a la víctima o sus familiares después del delito? Nadie del Estado, señores, ¿Tiene el Estado políticas de prevención y acompañamiento para las víctimas o sus familiares? Ninguna.

Sin embargo existe todo un protocolo de acompañamiento para la protección de quienes han transgredido la ley, y cometido todo tipo de delitos y crímenes.

Por ejemplo en la sentencia que nos ocupa se le asignan US$10 mil a la hermana del secuestrador (Porque estaba condenado ya) por ser víctima colateral, me pregunto y vuelvo a preguntar, sin encontrar respuesta, ¿Y las víctimas colaterales de todos los asesinados, que llevan hasta 8 años en “investigación” en el MP?

Y encuentro la respuesta del porqué, cada vez menos la población en general respeta a los Derechos Humanos, porque la percepción generalizada es que protege a los delincuentes, cuando lo que defiende es el respeto al debido proceso, pero solamente en el proceso penal, ¿Y los demás procesos no son competencia de una revisión por parte de la Procuraduría? Mi opinión es que todos los procesos son del ámbito de fiscalización de la mencionada institución.

Regresando al tema de inicio, si se protege a la familia de los delincuentes, las familia de los que no lo somos, debemos ver cómo sobrevivimos en este galimatías que es Guatemala, en el que se violentan nuestros derechos tanto fundamentales como ordinarios, desde que no contamos con carreteras, centros de salud, escuelas dignas, pero ante todo Justicia pronta y cumplida, porque en este país la Justicia no es “rogada”, es implorada, y ni así tenemos respuesta, menos aún se nos va a indemnizar con jugosas cantidades, después del calvario en que se han convertido los tribunales del país.

Por lo anteriormente expuesto, vivimos en el mundo al revés, y traigo a colación un chiste inteligente de una vieja película “Trabajamos, nos matamos, ¿Qué ganamos?”, en estas frases se resume nuestra realidad, esa que vivimos día sí, y día también.

Las víctimas nos encontramos solas en la vida, porque nuestro sistema es garantista de los acusados, y viene la reflexión, ni todos los acusados son inocentes, ni todos son culpables, lo único cierto es: Todas las víctimas, sí somos víctimas, y lo seremos siempre, la victimología es una utopía.

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