Pedro Pablo Marroquín

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Esposo, papá, abogado y periodista. ¡Si usted siempre ha querido un mejor país, este es su momento de actuar!

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Pedro Pablo Marroquín Pérez
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@ppmp82

Convertirnos en un Tercer País Seguro ha sido una trama más arreglada que las mafias de los amaños de partidos de fútbol. En los últimos días todo se hizo más evidente y Donald Trump aprovechó a un gobernante que llegó a suplicar perdón, dispuesto a entregar a su país para evitar una eventual extradición, porque solo ellos saben qué dijo e hizo Morales en aquel famoso almuerzo de la gallina con loroco, cuyo anfitrión se entregó o lo capturaron días después por narcotráfico

Ahora, el Presidente de Guatemala y sus aliados (principalmente en la mayoría de
Cámaras Empresariales) argumentan que todo se hizo para evitar las sanciones, pero la verdad es que las amenazas solo fueron parte de la estrategia acordada porque el fin último es lograr la impunidad que tanto necesitan ambos.

Trump dijo que ahora Morales es un amigo de los Estados Unidos, que Guatemala hace lo que quieren y lo expresa a tan solo días después de las amenazas y los comentarios peyorativos. Me recuerda tanto la frase de Roosevelt cuando dijo “Somoza puede ser un hijo de puta, pero es nuestro hijo de puta”. Trump, fiel a la parte de la política exterior de EE. UU., explotó las penas y debilidades de un Presidente y sus aliados, al máximo.

Pero es tal la burda utilización, que el mismo Trump publicó un tuit minutos después de que Enrique Degenhart firmó sin facultad alguna, que los guatemaltecos serían deportados de forma expedita. Así es como “paga” Trump el servilismo de Morales, su gente y quienes le apoyaron para “evitar” sanciones.

Hace unos días Trump montó en cólera porque no quería hacer un ridículo tipo Macri y en un mundo normal, no solo quedaría peor que el Presidente argentino sino que sería el hazmerreír del mundo porque un pobre comediante habría agarrado de maje al “hombre más poderoso del mundo”, quien quiere vender esto como una victoria electoral, porque la crisis humanitaria de la frontera la despacha a Guatemala.

Lo que sucedió ayer es ilegal porque la función pública es indelegable y por ende, Enrique como le dijo Trump, no tenía facultad alguna para firmar ni “vela en ese entierro”. Segundo, nadie podía anunciar la definitividad del acuerdo, porque si hubiera sido firmado por alguien con facultades, debería ser conocido por el Congreso de la República, quien deberá aprobarlo previo a su ratificación.

Y digo que debería porque lo firmado es nulo (no surte efectos jurídicos), toda vez que el artículo 52 de la Convención de Viena establece que “es nulo todo tratado cuya celebración se haya obtenido por la amenaza o el uso de la fuerza en violación de los principios de derecho internacional incorporados en la Carta de las Naciones Unidas” y lo que hizo esta semana Trump fue ser el líder canche de la clica.

Cualquiera que no se hubiera puesto de alfombra para obtener perdón por sus ilegalidades, se hubiera parado más firme porque opciones para no dejarse “bullear” habían y no se olviden que fue en este mismo Gobierno en el que sopesaron abrir relaciones diplomáticas con China y por tanto, si los arranques de macho viejo de Morales fueran por signo de valentía y no cobardía, se hubiera guardado alguno para quien hoy es su amo americano.

Hoy nos doran la píldora de que está bueno que se haya firmado para evitar sanciones, pero la mayoría de quienes acuñan ese argumento son o tienen íntima relación con preocupados a los que el avance de la justicia les quitó el sueño y ven, en la opción de convertir el país en un campo de refugiados del mundo, una opción para acercarse a su anhelo de impunidad.

Ahora exigen detalles pero ya es tarde porque alentaron una caballada que nos saldrá más cara, más costosa y será más dolorosa que no haberse dejado ante dos presidentes a quienes la falta de escrúpulos les ha guiado la vida.

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