Cartas del Lector

post author

Edgar Villanueva
edgarvcolumna@gmail.com

Desde hace unos días lamentamos la partida de Sergio Moreno Merz, el gran Cheyo. A sus catorce años, Cheyo le ganó la batalla al cáncer y posteriormente fue convocado por Nuestro Señor a ser titular en su equipo y jugar el partido más importante de su vida.

Cheyo era el primo menor de mi esposa, un niño alegre, sonriente, buen bailarín y siempre positivo. Lo recuerdo bailando en un casamiento familiar con cientos de gente haciéndole rueda, y él, adueñado de la pista de baile, ponía a bailar a la boda entera ante los ojos atónitos, y a la vez orgulloso de sus papás, Monika y Ernesto.

La noticia de su enfermedad fue un balde de agua fría, de esas cosas que no se pueden entender y que cuesta asimilar. Pero la naturalidad y positivismo con la que Cheyo y su familia asumieron el reto de vencer al cáncer nos dio ánimo y fe a todos. El partido por su vida estaba iniciando.

Su batalla, Cheyo la comparó al deporte más bello del mundo, el fútbol. Cada quimioterapia era un partido y Cheyo capitaneaba su equipo de ángeles y vistiendo la 10. Asumía el reto, pedía la pelota, defendía, atacaba, tiraba los tiros libres y los penales, era el crack de cracks. Nosotros le animábamos incansablemente desde las gradas sabiendo que nuestros cánticos y porras nos hacían el jugador número 12. Su ingenio, valor y entrega fueron difundido en redes sociales en la cuenta @mrcancerusuck, a la cual llegaron mensajes de apoyo desde todo el mundo y de parte de jugadores de la talla de Kaká, Rivaldo, Álvaro Morata, el Loco Abreu y el Mágico González. Así era Cheyo, una persona con una estrella única, que atraía estrellas de otras galaxias.

Hoy lo recordamos con amor y admiración. Nos deja un legado de perseverancia y fe. Ganamos un ángel más, uno que sabe “echarse el equipo al hombro”, un capitán que defendía con garra y que lideraba el contragolpe. Un hijo, hermano, nieto, primo y amigo, que quedará en nuestro corazón para siempre. ¡Grande Cheyo!

A su familia les damos las gracias por ser muestra viva de fuerza y fe, y por ser eco de las sabias palabras del Papa Francisco: “No te rindas, mantente de pie. Recuerda que Dios le da las batallas más difíciles a sus mejores soldados.”

Les dejo una frase de la cuenta de Instagram de Cheyo, una muestra del legado de fe y positivismo que nos ha dejado a los que lo amamos y que difundiremos en su nombre por todo el mundo:

“Querido equipo, apenas íbamos por el minuto 96 del tiempo extra (día 96 después del transplante) cuando mi entrenador Jesús decidió sacarme del partido! Me hubiese gustado terminarlo con ustedes y celebrar este triunfo (porque vencimos el cáncer), pero me dijo que me necesitaba hoy a las 8:36 a.m. para jugar un partido mucho más importante allá en el cielo! Quiero que sepan que mi sueño fue siempre ser fichado por él!”.

Artículo anteriorLos derechos humanos universales no se discuten
Artículo siguienteViolencia política, elecciones bajo amenazas