Jorge Santos

jsantos@udefegua.org

Defensor de derechos humanos, amante de la vida, las esperanzas y las utopías, lo cual me ha llevado a trabajar por otra Guatemala, en organizaciones estudiantiles, campesinas, de víctimas del Conflicto Armado Interno y de protección a defensoras y defensores de derechos humanos. Creo fielmente, al igual que Otto René Castillo, en que hermosa encuentra la vida, quien la construye hermosa.

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Jorge Santos

Las organizaciones de derechos humanos, sociales, populares y de Pueblos Indígenas hemos manifestado desde 2017, que las acciones cometidas por el presidente Morales, el vicepresidente Cabrera, el ministro de Gobernación Enrique Degenhart, la canciller Sandra Jovel, el Procurador General de la Nación Luis Donado y el Secretario de Inteligencia Estratégica Mario Duarte, son constitutivos del delito de desobediencia a resoluciones del máximo tribunal constitucional, son un profundo agravio a la construcción de la paz y la democracia. A esto se le debe sumar las acciones del sector empresarial que de manera pública ha respaldado el accionar delincuencial de los funcionarios descritos. A todas luces las cámaras, gremiales y asociaciones empresariales que han dado su respaldo al Presidente, dan el mensaje que están dispuestos a impulsar junto al Ejecutivo, el golpe definitivo a la institucionalidad democrática.

Esto resulta particularmente grave en dos sentidos. El primero porque los que están cometiendo dichos delitos son altos funcionarios de Estado, Presidencia, magistraturas de las Altas Cortes, congresistas y segundo porque lo hacen al amparo, protección y financiamiento de los ocho grupos corporativos financieros del país, poder económico emergente y hasta miembros del crimen organizado. Es decir, no se trata de un equis ciudadano, sino de quien está obligado a cumplir irrestrictamente la ley. Frente a ello, que nos queda como ciudadanos y ciudadanas, la rebeldía profunda, radical, activa y permanente.

Piense usted fuera del cuadro, no se abstenga a lo que se publica en medios de información masiva y/o a las redes sociales, atrévase a pensar simple. Lo que ocurre es simple y tiene una llana explicación; los privilegios que sostienen la inmoral vida de los millonarios en el país, están fundados sobre la corrupción, impunidad, expoliación y violencia del sistema que han construido en el país. Y para la defensa de ese sistema de privilegios están dispuestos a todo y no les importa ni un poco, si delinquen para alcanzar sus espurios intereses.

La tarea histórica por lo tanto es rebelarse, emanciparse, desde cualquier posición y desde cualquier lugar. El propósito central es derrocar, no sólo al Gobierno como en el 2015, sino derrocar este podrido sistema, este ilegal y delincuencial régimen. La tarea es rebelarse contra aquel que históricamente se ha aprovechado con actos corruptos e impunes y hoy le vende que es el generador de empleos y desarrollo económico y social. La tarea es derrocar al servil funcionario que no respeta e incumple con las resoluciones de la Corte de Constitucionalidad; la tarea es atreverse a rebelarse contra la opresión, contra la exclusión, la marginalidad y la discriminación. Luego de ello, organícese y luche por un Gobierno que luche por los intereses de los pueblos y no del históricamente privilegiado. Salga del cuadro y atrévase a pensar y sentir con el corazón, a asistir a las plazas, a las calles, a los parques, frente a las instituciones y decir basta, porque acá construiremos el nuevo mundo y construiremos la Nueva Nación.

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