Gladys Monterroso
licgla@yahoo.es

“Hay un huracán se mueren los pobres, hay un terremoto se mueren los pobres, erupción del volcán, se mueren los pobres”.
Alvin Ramos.

Guatemala es un país cuya naturaleza lo hace privilegiado, siendo pequeño, pueden convivir el trópico y el frío en un abrir y cerrar de ojos, se consiguen apreciar diferentes tipos de verdes, solamente con viajar para tierra caliente o fría, a sus montañas y volcanes, ríos y lagos, le han cantado poetas, pero, esa riqueza ambiental, puede en determinados momentos dar golpes bajos a la población.

Esos golpes bajos los hemos recibido varias veces ya, se aparecen representados por terremotos, huracanes, erupciones volcánicas, y otros males propios de una naturaleza hermosamente diversa, que hace que los extraños se enamoren de ella, y los propios la añoren en la lejanía, es tan grande su riqueza ancestral, que no es posible escapar a su belleza.

Una antigua leyenda, contada por antepasados rezaba; que Dios creó a la humanidad, y después de colocarlos en los diferentes espacios, les preguntó, qué quería que les proveyera a los diferentes grupos que ocuparían espacios territoriales, existían solamente dos respuestas, riqueza o inteligencia, les fue preguntando por grupo, cuando les preguntó a los futuros guatemaltecos, nuestros antepasados le contestaron, la palabra que probablemente no fue la más idónea: Riqueza, y que al elegir riqueza se hipotecaron por siempre, porque la riqueza material es menor que la inteligencia, la primera se termina, la segunda al contrario aumenta.

Y visto está, todo tiene un valor, lo material tiene precio, el precio y el valor no necesariamente se encuentran enlazados, porque se puede tener precio, pero no valor, pero el valor no necesariamente tendrá precio, y allí radica lo grande de la naturaleza humana, tiene valor, más no precio, porque al etiquetarle, probablemente le estamos quitando lo más preciado: el valor.

El sufrimiento que vivió la población, que ha habitado a orillas del Volcán de Fuego durante toda su vida, no tiene descripción, la angustia que sintieron no se puede definir, sin embargo, se encuentra definida en vividas imágenes, que no dejan lugar a la imaginación, esos dantescos retratos, duelen más allá del alma, si ésta existe.

Pero en momentos tan duros, nuestra sociedad saca lo más grande que tiene el ser humano: Su grandeza humana, vemos a los bomberos, Conred, Ejército, población que viene de cualquier lugar, luchar hombro con hombro tratando de sacar adelante al que está caído, dando agua al sediento, cobijo al desvalido, pan al hambriento, la solidaridad humana es la más grande riqueza que tiene el individuo, y esta se desborda en nuestro país, cuando sucede una tragedia natural, y son tantas, sin embargo, el poder de asombro, continúa vigente.

Hace falta planificación, para afrontar de cara los fenómenos naturales, que se repiten cíclica y constantemente por la misma naturaleza geográfica de nuestro país, un país con tanta riqueza y tanta pobreza a la vez, de contrastes materiales, espirituales, éticos, sociales y económicos, sin embargo, esos mismos contrastes nos dan más riqueza como sociedad, pero hay momentos en que la más grande riqueza duele, y a nosotros nos duele constantemente, cada dos por tres.

Se hacen necesarias políticas públicas, para afrontar con presteza esos fenómenos que nos azotan constantemente, se necesita tener una mínima preparación, para salir avante en esas circunstancias en que, un determinado suceso puede cambiar la vida de cantidad de personas, y salir adelante airosos porque estamos preparados, si algo se hace visible en estos momentos, es precisamente la falta de prevención, no sabemos prevenir el mal, y nos enfrentamos a hechos consumados.

Por lo tanto, si algo se debe reclamar a las autoridades del país, es precisamente no prepararse para salir adelante en casos de tragedias naturales, como sucede con nuestro país, dado que por su posición geográfica somos propensos a sufrir fenómenos naturales como el vivido el pasado fin de semana, la naturaleza se revela, y castiga al ser humano, pagando por ello, justos por pecadores.

Dentro del dolor causado por la naturaleza, el hombre grande se engrandece más, y eso hemos vivido señores, la bondad, el humanismo, la esencia del noble se hace más noble aún, así como el dolor se hace más elevado, hasta insoportable, eso hemos vivido una vez más.

Las fotos que han dado la vuelta al mundo, en las que se observan cadáveres de niños y adultos calcinados, la lava los sorprendió, los mató una tarde de junio y los sepultó.

Hemos apreciado por lo tanto, lo más grande y lo más mísero del ser humano y todo en un lugar de contrastes llamado Guatemala.

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