Fernando Mollinedo C.

El próximo jueves 30 de noviembre se celebrará en Guatemala el “Día del Periodista” y diferentes entidades gremiales realizarán actos para agasajar a sus integrantes y/o asociados. Para el público en general, es una fecha sin trascendencia, sin embargo, para los lectores de los medios escritos, visuales o televisivos, no pasa desapercibida.

La Asociación de Periodistas de Guatemala (APG) en reunión celebrada el día 4 de agosto de 1948 trató de fijar una fecha conmemorativa para celebrar el “Día del Periodista” en el país. La intención fue celebrarlo el día 21 de agosto, en honor a la fecha de nacimiento del patrono de los escritores y periodistas, San Francisco de Sales; pero luego se estableció la fecha del 30 de noviembre en homenaje al primer tiraje de «La Gaceta de Guatemala», en 1729.

Si bien ese periódico se publicó el 1 de noviembre de ese año, se conmemora el 30 en virtud de que aquella edición fue para todo el mes. El Congreso de la República emitió en 1972 el Decreto 47-72 que ratificó tal fecha.

El oficio, actuar, conducta, trabajo o desempeño de un periodista, es algo muy singular, que al igual que otras profesiones, trae consigo sinsabores y también alegrías; estas últimas cuando lo expuesto, dicho, manifestado o transmitido genera alguna acción por parte de la administración pública o entidades privadas en beneficio de la población.

Para personas como los iletrados e ignorantes gobernantes y grupos de poder económico, sería excelente que el ejercicio del periodismo fuera practicado de forma mecánica, es decir únicamente como transmisores de noticias; sin embargo, es natural, comprensible y valedero, que los periodistas en sus opiniones y comentarios (subjetivos) en cualesquiera de sus disciplinas (opinión, política, economía, deportes, sociales, nota roja) manifiesten su línea de pensamiento, pues ello inducirá a los lectores, escuchas o televidentes a creer, analizar, prejuiciar o aceptar en cierto grado, modo o forma la realidad.

En el periodismo, existen medios de comunicación que emplean a personas específicas por su formación académica para que “de oficio” externen opiniones favorables a su administración gubernamental, grupos sociales, económicos o religiosos. Muchos defienden los intereses de sus amos y patronos; los hay aquellos emergentes, que “bailan al son que les toquen” o mercenarios de las letras, es decir, que alquilan “su pluma” a quien les pague para escribir, comentar u opinar acerca de algún interés en específico; también los hay, aquellos definidos en su pensamiento quienes escriben y se manifiestan de acuerdo a los valores periodísticos para formar opinión, transmitir noticias, hacer análisis y sugerencias acerca del diario vivir.

La Historia de Guatemala muestra que el periodismo fue y es una actividad muy arriesgada, es vivir, salvo honrosas excepciones, bajo el acecho maligno de los presidentes, alcaldes, militares, jueces, grupos paralelos de poder, delincuentes comunes y organizados y ladrones gubernamentales que al final son la misma mierda, es decir: socialmente enemigos de la verdad, de la honradez y de la decencia.

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