No hay que ser genio para entender que si alguien es el poseedor de la Caja de Pandora (que contiene todos los males), al avanzar la lucha contra la corrupción tenía que llegar, indefectiblemente, a quien ha sido el símbolo mismo de ese sistema viciado que fue perfeccionado vía los fideicomisos no sólo durante su administración presidencial, en la que contó con decanos de universidades privadas como asesores, sino a lo largo de su reinado en la Alcaldía Metropolitana en donde su palabra es más que la ley.

Arzú es el rostro mismo del sistema podrido que tenemos y es la muestra más clara de la cooptación del Estado, al punto de que, como él dice, no necesita hacer campaña porque para ello ha tenido a gente como Byron Lima o Ángel González con sus medios que se encargan de hacerle el trabajo. Pero aún con sus limitaciones para muchísimas cosas, no se puede negar que la sabe suplir con la arrogancia y prepotencia que ayer mostró de manera desbordada.

Según Arzú, fue él quien salvó al Presidente de “otro golpe de Estado”, lo que explica su aparición en la ANAM. Y ahora dice que es una venganza, cuando lo que parece más lógico es que él obtuvo información, espiando, de que le abrirían su apestosa Caja de Pandora y precisamente para resguardarse buscó que lo arroparan individuos como Escobar, Morales y el Nuncio. Es como decir que la acusación de Morales fue porque él iría a la ONU a tratar de remover a Velásquez, cuando lo correcto es decir que el viaje a la ONU fue producto de que sabía que había un fuerte caso en su contra por el financiamiento electoral ilícito. En eso de los tiempos en que se hacen las acusaciones, que algunos ven como resultado de manipulaciones de los entes acusadores, hay que entender que los acusados son gente que posee instrumentos de espionaje y que por lo tanto veían venir el vendaval.

El tamaño de la corrupción en la Municipalidad es justamente una Caja de Pandora porque durante muchas décadas han manejado miles de millones de quetzales con cero transparencia, rechazando con arrogancia cualquier cuestionamiento a los fideicomisos con los que se manejan buena parte de los recursos del Municipio. Hay quienes piensan que Arzú nunca pensó que alguien tendría la osadía de investigarlo a él, todopoderoso, pero lo cierto es que una cola tan larga no se puede ocultar por muy buenos que sean sus costosos asesores que diseñaron la trama.

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