Lic. Douglas Abadía C.
douglas.abadia@gmail.com

En el ámbito social guatemalteco he escuchado en más de una ocasión en diferentes clases sociales la paz que produce a muchas personas que nuestra selección de futbol no pueda participar de ninguna contienda oficial ni amistosa mientras dure la sanción por parte de FIFA.

Traigo a colación este tema pues somos un país futbolero, a millones de varones y recientemente damas los mueve la pasión del futbol en las tierras chapinas; en los últimos años han proliferado ligas de futbol 11 y de papi futbol para ambos sexos, lo que no se ha logrado es conducir los procesos de manera óptima y visionaria donde no existan presiones de periodistas y dueños de equipos para alinear dentro del equipo a ciertos jugadores (corrupción para variar).

Como todo es pisto imaginemos las pérdidas en dólares que han sufrido los empresarios del futbol en Guatemala, los derechos de transmisión televisivos, venta de camisolas, souveniers futboleros, entrada a los estadios, viajes, comida, traguitos, etc.; logrando un letargo económico indefinido por el momento.

El torneo de futbol local es deslucido, de muy baja calidad y sobre todo predecible; ya sabemos que algún equipo departamental se colará en la final del campeonato y como ha sido la mayoría de veces, quedará de subcampeón, premiándolo con prolongadas fiestas en el lugar de origen del equipo.

Los jóvenes guatemaltecos están en otra sintonía, no les interesa el deporte, no les interesa superarse, es decir, estudiar y/o trabajar, hacer patrimonio; por el contrario viven a costillas de los padres, son exigentes y no aportan ningún centavo al hogar, poseen vicios desde el tabaquismo hasta drogas fuertes, un gran porcentaje de estos jóvenes busca migrar a USA.

Con las características de nuestros recursos humanos tanto en la dirigencia como en la cancha (jugadores, directores técnicos, etc.) creo que JAMÁS nuestro país será protagonista en el futbol internacional; al contrario, nuestra selección desciende en caída libre en el ranking FIFA y nada ni nadie detendrá esa caída.

Muchos dirán por allí, es que somos un país pobre y ese factor de peso limita nuestro papel deportivo; para descartar este argumento basta con revisar la lista de países que han clasificado a un mundial y analizar las características sociales, económicas y políticas de cada país clasificado, el resultado: países más pobres que Guatemala como los africanos y asiáticos han participado aunque sea una vez en contiendas de alto nivel mundial, y Guatemala ¿para cuándo?

Para variar la realidad futbolística no es ajena a la realidad política, existen privilegios, nepotismo, compadrazgo y corrupción a nivel histórico tanto en las dirigencias como en los equipos; hemos visto casos de amaño de partidos, amenazas a algunos árbitros, etc.

El futbol es reflejo de la sociedad, nuestro país posee altos índices de desnutrición crónica y aguda en miles de infantes, la población es en su mayoría pobre y pobre extrema, altos índices de analfabetismo (solo saber leer y escribir no es suficiente, hay que formar criterio crítico, pero esos son otros 10 pesos), ocupamos posiciones sotaneras en los indicadores internacionales de todo tipo y el futbol no escapa a esas mediocres posiciones; en fin, no pidamos peras al olmo por favor.

Guatemala seguirá siendo noticia en el ámbito internacional no por poseer un futbol de alto nivel ni jugadores de otro mundo, sino por su corrupción, falta de renovación de cuadros tanto dirigenciales como en fuerzas básicas, y sobre todo por ser siempre un equipo que únicamente rellena los grupos porque ni modo.

Mientras tanto veamos los partidos de la eliminatoria de Concacaf donde nuestros hermanos centroamericanos (Honduras, Costa Rica y Panamá) están batallando por clasificar a Rusia 2018, mis mejores vibras para dichas selecciones, lástima que nuestra selección sigue sumida en la desgracia.

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