Oscar Clemente Marroquín
ocmarroq@lahora.com.gt

Es notable el esfuerzo por sembrar la división entre los guatemaltecos y para el efecto no hay mejor petate del muerto que nuestras ancestrales diferencias exacerbadas al máximo en los años cincuenta del siglo pasado. Hoy en día pareciera que el apoyo a la CICIG en la lucha contra la corrupción, que incluye por supuesto lo que hace el Ministerio Público, es la agenda de la izquierda mientras que el repudio a Iván Velásquez proviene de una derecha que, ahora, se preocupa por la soberanía que le importó un pepino cuando Peurifoy hizo de las suyas.

No podemos ser un pueblo tan obtuso que se enrede en tamaña barbaridad y estupidez. La corrupción no tiene ideología y lo mismo roba un pícaro de izquierda que un pícaro de derecha, por más que el efecto de ese vicio sea siempre mucho más grave y hasta llegue a ser mortal en el caso de la gente más pobre y más necesitada. El país no avanza en desarrollo humano, no crece en oportunidades para sus habitantes ni ofrece calidad de servicios básicos porque todo el dinero se lo han robado. Y robó Colom en nombre de la socialdemocracia, concepto que usurpó con fines publicitarios, y lo hizo Pérez Molina en nombre de la derecha.

Lo peor de todo es que ni siquiera se argumenta en el debate ideológico sino que se limita, simplistamente, una diferencia entre ricos y pobres y así lo expresan de manera que espanta en las redes sociales donde las condenas a la “chusma” pro CICIG disputan contra las que se hacen a los oligarcas que cierran filas ahora alrededor de un Morales que cada vez pinta más como un instrumento que, no será raro verlo, termina siendo desechable porque él no es en verdad actor en esta puesta en escena, sino simplemente el muñeco de algunos ventrílocuos que tienen muy definido el libreto.

Pero nuestro gran dilema como Nación es si queremos seguir hundidos en la porquería de la corrupción o estamos dispuestos a mantener a como dé lugar la lucha contra ese flagelo que tanto daño nos ha hecho prácticamente desde el mismo origen del Estado de Guatemala. Es tal la corrupción que ni siquiera los juicios que se han iniciado en contra de los corruptos avanzan porque utilizan todos los métodos disponibles para entrampar procesos con la intención de ganar tiempo mientras logran su objetivo de sacar a la CICIG y de que alguien más ocupe la Fiscalía General de la República.

Sinceramente preocupa que haya tanta gente en Guatemala sin entender que el tema es la corrupción y que está siendo utilizada por los corruptos mediante argumentos que apelan a las fracturas ideológicas para ganar adeptos. Pero también explotan el temor que genera ver a algunos de los empresarios poderosos implicados en los casos ya guardando prisión, lo que enseña a la élite que la lucha contra la corrupción les puede pasar factura a todos los que la vieron y vivieron como parte de nuestra cultura, de nuestra normalidad.

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