Pedro Pablo Marroquín Pérez
pmarroquin@lahora.com.gt
@ppmp82

El diario “Prensa Libre” reprodujo una entrevista que en “TV Azteca” hiciera el periodista José Eduardo Valdizán al entonces candidato presidencial Jimmy Morales el 15 de junio del año 2015 y en ese momento, cuando la presidencia parecía tan lejana, el ahora mandatario dijo:

-Hacerle una invitación a los señores de la CICIG para que investiguen nuestro caso y lo quiero hacer así porque yo necesito que se aclare de una vez por todas si realmente atrás de Jimmy hay militares, si está el señor Byron Lima, la televisión nacional, se sepa si hay algún financiamiento; si lo hay, si lo hay yo seré el primero en decir Ok, mentí, pero si no lo hay yo quisiera que los medios de comunicación que han publicado esas mentiras, que lo dejen de hacer-.

Y cuando Valdizán le quiso decir que iban al corte, recalcó: “No, pero es que lo quiero aclarar, sí, vamos a hacer la pausa pero tiene que quedar claro y esta es la oportunidad y la ventana que tengo, LE PIDO A LA CICIG, AQUÍ, QUE ME INVESTIGUE Y QUE

_carta1INVESTIGUE AL FCN”.

Ahora, ya sabemos que el Presidente envalentonado por sus propios miedos, los consejos de los perseguidos por la lucha contra la corrupción, el “Taquero”, el medio de Roxana Baldetti, los que tienen miedo de ser alcanzados por la justicia y por algunos de los asistentes a las ya famosas reuniones en Casa Presidencial y la Nunciatura (los días lunes y martes de la semana pasada), decidió cambiar de parecer y, bravo porque la CICIG le hizo realidad su pedido, decidió declarar “non grato” a Iván Velásquez por medio de un papelito “tan shuco” como el de Sinibaldi.

Los argumentos que esgrime Morales son risibles. Primero alega la intromisión en las reformas constitucionales, pero no se puede olvidar que él avaló esas reformas y la presentó con una sonrisa. Segundo, alega que se viola la presunción de inocencia con las conferencias de prensa, pero él sería el primero en reclamar si cuando capturan a alguien, no dan a conocer los motivos porque dirían que “saber a dónde lo llevan y por qué lo acusan”. Y de la presunción de inocencia me manifestaré más adelante.

Y viéndolo detenidamente, Jimmy Morales sí que representa a muchos y sirven algunos ejemplos:

Representa a aquellos que decían que era necesario enfrentar la corrupción, pero que cuando se dieron cuenta de que la lucha iba más allá de Pérez Molina, Baldetti y su séquito, ya no les pareció tan buena la idea.

Representa a los que ahora alegan que al iniciar una causa penal contra alguien se viola la presunción de inocencia, como que ese derecho fuera una garantía que por decreto nos exculpa de eventuales responsabilidades, pero no dicen nada cuando en redes sociales se destroza a mucha gente por algo ocurrido sin que medie juicio, acusación o derecho de defensa, no digamos la presunción de inocencia. Esa misma gente, generalmente espera los chismes dominicales para iniciar su día.

Representan a los que decían que era necesario reformar la justicia, pero cuando se dieron cuenta que habían esfuerzos reales por mermar el poder de las mafias, analizaron que era mejor poder seguir teniendo incidencia directa en los nombramientos y así, un mejor acceso a la impunidad y a abogados que la procuran y se cargaron las reformas sin más discusión.

Representa a los que se quejan de que no hay condenas en los casos de corrupción, pero no dicen nada del poder de las mafias en las Cortes, no hablan de ejemplos como Blanca Stalling, ni se indignan que en Guatemala tengamos seis jueces por cada 100 mil habitantes, cuando el estándar es de 17 jueces por cada 100 mil habitantes. Cuando eran mareros los que pasaban años en la cárcel (muchas veces por los mismos recursos que ellos plantean para que no avancen los procesos, tal y como pasa en muchos casos ahora y en otros casos por la saturación del sistema), nadie decía nada.

Representa a aquellos que dicen que desean cambios pero siguen estando cómodos con que los partidos políticos, que son partidos empresa, sean los que nominen a los candidatos que terminan determinando las reglas del juego gracias al financiamiento que muchos hacen “para acceder al Presupuesto” como dijo el candidato J. Morales.

Representa a aquellos de la comunidad internacional que, aún jugándole la vuelta al Papa tan comprometido contra la corrupción que mata a los pobres, se dedican a apoyar causas en contra de la justicia y aquellos que ahora se quejan de que no hay condenas cuando no fueron enérgicos en aceptar que el Congreso es un valladar del sistema que no quiere reformas y aún nos pedían que tuviéramos fe en algunos de ellos.

Representa a los que hablan de la intromisión de extranjeros, pero tienen en Álvaro Uribe, un extranjero muy cuestionable, al ideólogo que les ofrece argumentos contra su compatriota Iván Velásquez.

Representa a los que ahora dicen que sí desean CICIG pero sin Velásquez; hay que poner a correr el cronómetro porque llegará el día que con o sin Velásquez también digan que ya no más una CICIG que investigue corrupción porque si lo hace igual sostendrán que esa lucha no es necesaria porque frena la economía.

Representa a los que ahora se llenan la boca con una guerra de clases estéril y que dicen querer cambios, pero no dicen nada del sistema en general y sus reglas, de la contraloría, del sistema de compras, de los partidos políticos, de la educación, la salud y la seguridad.

Termino con algo que he reiterado y que le he podido decir al Comisionado y a la Fiscal General y es que, lo que se ha logrado es muy importante (26 casos de corrupción que han ido a topar con el valladar de la impunidad en tribunales porque los procesos no avanzan o se caen en la oscuridad) y que también es necesario que en Guatemala quede claro que la corrupción no inició con Pérez ni murió con él; ésta ha estado enraizada desde nuestros orígenes y perfeccionada cada año desde la era democrática.

Vital que entendamos que los Colom-Torres y antecesores fueron tan pícaros como los Pérez-Baldetti y que Arnoldo Medrano era tan bueno para los negocios como Álvaro Arzú y Edwin Escobar.

Más gente debe caer, sí, pero la solución no es deshacer todo para volver a los tiempos de antes.

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