Danilo Santos

En resumen, el Presidente acusa al Comisionado Velásquez de injerencia en el Congreso de la República en el marco de la discusión para la aprobación de las Reformas Constitucionales al Sector Justicia; de no respetar la presunción de inocencia y de utilizar los medios de comunicación para sesgar la opinión pública, así mismo de presionar a Jueces y Magistrados, y excederse en sus funciones. Cierra la argumentación minimizando el efecto de su decisión y asegurando que nada pasará con la Comunidad Internacional y la estabilidad nacional.

¿Pero quién diantres asesora a este señor?

Primero, cómo le podemos llamar al papel que el propio Morales jugó en la negociación para la conformación de la actual Junta Directiva del Congreso de la República, ¿no fue eso intrusión e irrespeto a la independencia de poderes? La hipocresía presidencial alcanza su nivel más alto con esto de la supuesta injerencia.

Segundo, los ligados a proceso dependen de su defensa, la cual no se les ha vedado en ningún momento, y han hecho uso y abuso de la ley para ejercerla. Todos los involucrados están jugando su papel dentro del Sistema de Justicia, el MP y la CICIG como acusadores, los imputados y sus defensas, y por supuesto los togados. Si se demuestra que alguien es inocente, pues sale libre. La presunción de inocencia es una cuestión jurídica, no mediática o de percepción.

Tercero, la Comunidad Internacional no confía en el Estado de Guatemala porque ha permanecido cooptado por décadas y esto ha sido demostrado por la CICIG y el comisionado Velásquez a quien el Presidente ha declarado “Non Grato”. El capital político acumulado en la lucha contra la corrupción, debió ser aprovechado por la Presidencia y abonar así a la credibilidad que empezaba a nacer nuevamente con lo actuado por el MP y la CICIG. Con la decisión de expulsar al Comisionado, el Presidente da muestras de miedo a ser juzgado y un profundo compromiso con la impunidad.

Su discurso señor Morales, caza perfectamente con los provenientes de los más recalcitrantes defensores del Statu Quo. No hay vuelta atrás, usted ya tomó una decisión y posición. Se abre pues una nueva época para el país y nuestro futuro será decidido por la coyuntura política y jurídica que se desencadene.

Los discursos de odio crecerán al igual que el fundamentalismo y el patrioterismo; elementos todos de la vieja guardia conservadora “emelenista” devenida en “efecenismo” oportunista que ha recibido a lo peor de cada partido en sus filas.

Los caporales de la finca se revelaron, a ver qué dicen los dueños del país, a ver qué hacemos los demás.

Las salidas a esta crisis demandan liderazgos responsables y no fundamentalistas. Los partidos políticos no lo poseen. Hagamos un llamado al nuevo Procurador de los Derechos Humanos, colegios profesionales, universidades, organizaciones sociales, campesinas, indígenas, sindicales, etc. Podemos equilibrar la nave o hundirnos con ella.

No basta con la dimisión de un arlequín, la clase política y sus reglas de juego están agotadas y superadas. Jimmy Morales ha entrado a la historia del país como el peor mandatario que ha tenido Guatemala; superando a Pérez Molina, ambos respondiendo a los mismos intereses.

Organización, movilización y acuerdos. No queda otro camino.

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