Dr. Luis Fernando Cordón Morales
@lfercordon – buzonasprodecogt@gmail.com

Recordarán hace algunos meses que los precios fijados para poder presenciar un concierto en nuestro país despertó una discusión en las redes, unos a favor privilegiando la naturaleza de una decisión personal y otros en contra argumentando montos exagerados, al final los boletos se vendieron con rapidez, al precio pretendido y el dilema terminó. El último sábado se llevó a cabo la publicitada pelea estelar entre un boxeador y un luchador de artes marciales mixtas, en donde por un lado se resaltaba una supuesta ventaja del veterano pugilista por ser su disciplina y por otro lado se expresaba la posición privilegiada del luchador por su juventud y vigencia, al final fue un encuentro paupérrimo pero con ganancias extraordinarias. Como pueden notar en ambos casos, haciendo a un lado los actores y los variados debates que se despierten, siempre hay quienes ganan, sacan ventaja o aprovechan; esos son los orquestadores, los organizadores del pleito.

En la historia reciente, Guatemala vivió por más de tres décadas un Conflicto Armado Interno provocado para mantenernos enfrentarnos, ocupados, desatendidos y separados. Dicho suceso nos dejó una estela de miseria, abuso, cobardía (cuatro quintas partes fueron víctimas civiles inocentes y desarmadas) y muerte; es este caso, los actores materiales de la incitación fueron nacionales y extranjeros, pero al final ¿Quiénes lo pudieron provocar y con qué intención? Solo es de verificar los que se beneficiaron y siguen beneficiando para encontrar una respuesta, porque la población guatemalteca definitivamente no lo fue ni lo es.

En este momento nuevamente presenciamos confrontaciones ideológicas (improductivas para la generalidad pero sumamente rentables para los que obtienen financiamiento, estabilidad económica y hasta cargo público con toda la generosidad que ofrece el puesto), el hecho es que de nuevo los animadores físicos de la controversia son tanto nacionales y extranjeros, algunos en cargos públicos (que deberían de estar sirviendo al país) y otros que estuvieron (con más pena que gloria, habiendo incurrido en abuso de poder y omisiones de denuncia); entonces ¿Cuál será la nueva pretensión? ¿Qué motiva ahora a los orquestadores? ¿Quiénes se beneficiarían de ella?

Por eso, hay que estar atentos a los detalles que rondan a los actores que ensalzan el debate actual ¿Qué hacen, cómo lo hacen, cómo obtuvieron su cargo y principalmente cuál es su fuente de financiamiento? Por eso es importante que sea una realidad que todos estemos sometidos a la ley, y que se dé un respeto íntegro de la Constitución Política de la República, sin reserva alguna, porque el “Estado de Derecho” debe conocerse, entenderse y defenderse.

Para rescatar la gobernanza en este país, en este momento resulta imprescindible por una lado que se privilegie su institucionalidad y por el otro que se investigue con profesionalismo, independencia y objetividad comprobable como se financiaron todos los partidos políticos, incluidos los llamados satélites, de donde provienen los recursos de todas las organizaciones o fundaciones provocadoras, los medios de comunicación tradicionales y no tradicionales, y los net center, pero de ambos bandos, no solo de uno de ellos.

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