Oscar Clemente Marroquín
ocmarroq@lahora.com.gt

Mis padres se casaron en la primera semana del mes de abril de 1948 y en la última semana de ese mismo año Oscar Marroquín Rojas publicó el primer número de La Hora Dominical como un semanario de temas políticos, históricos y culturales que venía a complementar el trabajo que mi abuelo hacía en el diario La Hora. Desde el principio hubo especial interés por abrir espacios para que distintas expresiones de la Cultura nacional e internacional tuvieran cabida en un esfuerzo por permitir a los lectores la oportunidad de reflexionar y discernir sobre valores.

Con el tiempo mi padre fundó el diario Impacto en el que se publicó semanalmente un Suplemento Cultural que fue reconocido como uno de los más amplios espacios para la difusión de distintas formas de pensamiento relacionadas con expresiones de la literatura, de las artes y de la filosofía. En sus días de estudiante, algún compañero le hizo un anagrama y el juego de las letras del nombre Oscar Marroquín lo convirtió en Rosauro Carmín Q., mismo que luego utilizó como una especie de seudónimo tanto en la columna que escribía como en la coordinación del Suplemento Cultural.

Desde que nos hicimos cargo de La Hora en 1982, cuatro años después de la muerte del fundador del diario, ese Suplemento Cultural pasó a ser parte de este vespertino y contamos con valiosas colaboraciones de varios intelectuales a lo largo de estos treinta y cinco años. En los últimos tiempos quien era subdirector del diario decidió entregar el manejo de ese suplemento a un joven que puso empeño y dedicación pero que lo terminó colocando como simple reproducción de un blog que mantenía en internet y en el que se privilegian las nuevas formas de expresión que tiene alguna parte de la juventud actual, lo que no fue del agrado de los lectores que empezaron a manifestar su queja y el deseo de que se retomara el original sentido de la publicación.

Mañana viernes sale el primer número del nuevo Suplemento que hemos encomendado a Eduardo Blandón, antiguo colaborador de La Hora en la página editorial, profesor universitario muy respetado y querido, lo cual dice mucho de cualquier maestro, en la Universidad Rafael Landívar. Hemos conversado con Eduardo sobre el sentido de un Suplemento que privilegie distintas expresiones de cultura que ayuden a los ciudadanos a reencontrarse con valores que fueron importantes y que con el avance de la modernidad hemos ido dejando en el olvido.

No se trata de cerrar espacio a nuevas corrientes de expresión o de pensamiento, pero sí de entender que lo moderno no tiene necesariamente que estar apartado de aquellos conceptos que durante generaciones cimentaron y dieron sentido a nociones de moral, urbanidad y sentido de la decencia, mismas que se han perdido en las condiciones actuales en medio de la vorágine de una comunicación mucho más rápida e instantánea, pero que no repara siempre en el contenido del mensaje sino que privilegia el sentido de inmediatez aún sobre el de la responsabilidad por lo que decimos y publicamos.

De suerte que mañana empezamos una nueva época en ese suplemento que fue idea original de Rosauro Carmín Q.

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