Al escuchar las declaraciones del empresario José Luis Agüero, el pasado viernes, reconociendo el pago de comisiones a las empresas de Alejandro Sinibaldi y según dijo, al activista Rodrigo Arenas, nos queda claro que la clase política guatemalteca hizo costumbre el saquear al Estado para sus propios beneficios como el único objetivo de ostentar el poder.

Debe haber muchas personas que recibieron las mismas presiones y para quienes lo más recomendable sería adelantarse a la fiscalía para aportar los datos de sus propios casos que, muy probablemente, ya estén siendo investigados porque el Ministerio de Comunicaciones, junto con el de Salud Pública y Energía y Minas, ha sido de las carteras más utilizadas para cobrar favores de campaña y otorgar contratos mañosos que vengan a generar ingresos corruptos para funcionarios y sus “socios”.

Pero la verdad es que conociendo que Guatemala así se ha movido, habrá quienes pudieran estar ya sintiendo el temor de poder terminar en prisión al conocerse que han sido de los actores de la corrupción al aceptar hacer el pago de comisiones por contratos y en otros casos, colaborando con el lavado de dinero.

Desde el gobierno de Arzú se empezó a hablar del chantaje en la agilización del pago de deuda de Micivi por medio del pago de un porcentaje del valor total. ¿Será que en los otros gobiernos se dejó de implementar esa práctica? Muy claro está que el famoso método de cooptar al Estado no empezó con el Partido Patriota y que muchos más casos habrá para realizar una verdadera lucha contra la corrupción y los métodos permanentemente usados en la administración pública. De la misma manera se ha sabido del acuerdo entre proveedores de medicamentos para partirse siempre los contratos entre los mismos y los negocios de Energía y Minas que terminan pagando hasta por medio de pauta publicitaria.

Cada uno de esos negocios con el Estado, seguramente, tiene un sobreprecio que incluye la comisión, la coima, mordida o como se le quiera llamar. Y estamos también claros que al 15% del total del pago hay que agregarle otros porcentajes de sobrevaloración por la simple adjudicación.

Para romper la tradición de hacer estos negocios, sería bueno ir conociendo los testimonios de otros que, como Agüero, se hayan sentido presionados para ser parte de la operación de corrupción como método válido para la sobrevivencia de su empresa.

Muchas serán las máscaras que tendrían que ir cayendo, dejando a muchos más expuestos como parte del saqueo del que ha sido víctima permanentemente el Estado.

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