Juan Antonio Mazariegos G.

Esta semana se hizo del conocimiento público que la Comisión de Trabajo de Asuntos Electorales del Congreso de la República había terminado de discutir la propuesta de reformas a la Ley Electoral y de Partidos Políticos (LEPP) y que se inicia el proceso de presentación y debate con algunos representantes de la sociedad civil y de organizaciones políticas.

De conformidad con el matutino elPeriódico, la reforma en cuestión pretende permitir la postulación de Diputados al Congreso por parte de Comités Cívicos, la introducción de listados de candidatos a Diputados con equidad entre géneros, límites a los gastos de campaña, introducción del voto nominal por candidato en algunos casos y otras reformas que en principio parecen responder a algunas de las exigencias que determinados sectores reclaman al Congreso para definitivamente romper el molde del continuismo y el manejo nefasto que los partidos políticos han ejercido sobre la cosa pública.

Por supuesto habrá que estudiar las propuestas que se presenten y discutir sobre los pros y los contras de las mismas, hasta no conocer el texto definitivo y revisarlo no corresponde emitir opinión en un sentido u otro.

Hasta la fecha, el sistema electoral y de partidos políticos se ha convertido en un verdadero limitante para el desarrollo del Estado, la representación democrática no ha encontrado una opción en los partidos, pues los mismos se manejan bajo un sistema de propietarios con derechos más que como un vehículo para promover la meritocracia de los ciudadanos, los listados de candidatos no son un reflejo de los mejores guatemaltecos, si no un grupo de cuasi amigos que comparten como interés común el llegar al poder.

Es indispensable buscar la mecánica para limitar el poder de los partidos y permitir su democratización, la pluralización de los mismos o la participación de los Comités Cívicos como al parecer se pretende con la reforma, se necesitan más vehículos de participación. El que en las listas nacionales se pueda dirigir el voto hacia una persona en lugar de un partido es una indispensable herramienta que necesita la democracia para empezar a caminar, en otros países como en El Salvador ya en la última campaña se vio cómo los partidos pasaron a segundo plano, maximizando las cualidades de las personas.

Por supuesto el camino para tener mejores candidatos es la participación ciudadana, el vehículo, en la legislación actual que tenemos, son los partidos políticos y ojalá los comités cívicos, pero la llave para tener los mejores funcionarios estará siempre en quienes votamos por ellos, no habrá LEPP que pueda filtrar una cucaracha si el pueblo finalmente la elige.

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