Jorge Santos

«Érase una vez…» frase usada en los cuentos para describir el tiempo y el espacio en que se enmarcan los hechos fantasiosos a narrar. En la sociedad guatemalteca, donde la realidad pareciera superar la ficción, algunos eventos son dignos de ser retratados como cuentos.

Érase una vez, en la tierra del status quo, un pequeño territorio marcado por la desigualdad social, la violencia estructural, la corrupción y la impunidad, pero en plena temporada de cambios sociales; un grupo de siete amigos protectores del antiguo sistema se autoproclamó héroe del status quo. Al hacerlo así rompieron dos normas del heroísmo: nadie les pidió ni les reconoció esa condición, porque en realidad nunca habían realizado alguna acción heroica que mereciera tan alta distinción. Sin embargo, sus ansias de liderar la conservación del deterioro, la exclusión y la impunidad les llevaron autonombrarse como tal pretendiendo ganar seguidores cegados por sus malignos poderes.

¡Una de ellas abusaba del poder de la palabra! Antes de llamarse héroe llamó al territorio en cambio un «paisito de mierda», insultó, amenazó, intercambió historias de sus adicciones. Rompió así otra norma del heroísmo: pretendió anular la justicia, crear y diseminar mentiras sobre su país para mantener, sin merecerlo, privilegios en un país que quería socializar el bien. Otro de ellos desvió el poder heroico de la hermandad y la solidaridad. Tomó las energías de esas fuerzas y las convirtió en argumentos que favorecieron el racismo y el genocidio, como lo hicieron sus tatarabuelos siglos antes. Repitió hasta el cansancio el odio hacia quienes son diferentes, hacia las mujeres valientes, hacia la igualdad de oportunidades. Con sus poderes mal usados se hizo aliado de los militares y la élite económica que le agradecía y le premiaba.

Junto al resto de mal proclamados héroes usaron la fuerza de la magia de las redes, para difundir y expandir sus maleficios. Querían oscurecer los cielos iluminados por las reformas, por los debates científicos, por la democracia, por la inclusión. Temían que con la llegada del cambio y de los avances se anularan los privilegios fiscales, los incentivos a la inversión privada y los salarios de hambre que proveen de riqueza a unos pocos. Inundaron esa red de distractores, de fantasías de mitos, incluso de insultos, argumentos pobres. Al anunciar malas nuevas de un país sumido en la pobreza, la discriminación, la inequidad y la desigualdad estuvieron cerca de detenerlo todo, con la ayuda de algunos pobladores que parecían de épocas en que el poder del conocimiento y pensamiento crítico eran desconocidos.

Frente a la imperante necesidad de transformar el Estado de Guatemala y su modelo de desarrollo, mantenga usted sus poderes de ciudadanía, ejerza la lectura y la información, utilice su pensamiento crítico, exprese con libertad y responsabilidad sus ideas, no se deje engañar por mitos como el de los siete héroes de la libertad individual, tómelo como un mal cuento y súmese a la construcción de otro país distinto.

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