Félix Loarca Guzmán

Mientras el pueblo de Guatemala se hunde en la pobreza, el despilfarro y la violencia campean por todas partes. En Cuba no hay niños desnutridos, pero en Guatemala la desnutrición infantil es uno de los principales flagelos.

En Guatemala, miles de personas no tienen qué comer, mientras en el Congreso de la República y en la Casa Presidencial, se utilizan generosas partidas presupuestarias para la compra de finos alimentos para los diputados y la familia del gobernante.

A casi doce meses de distancia no es aventurado señalar que el gobierno de los militares del pasado, que encabeza el señor Jimmy Morales, sigue dando palos de ciego sin un plan definido de trabajo, permitiendo la entrega de las riquezas naturales a encumbrados empresarios nacionales y extranjeros, sí como el despojo de ríos a las comunidades campesinas para beneficiar a unos pocos finqueros que gozan de mucho poder.

Ante la llegada del nuevo año, quisiéramos ser positivos, pero la cruda realidad del país nos hace poner los pies sobre la tierra, atisbando que el futuro es totalmente incierto, sin mayores posibilidades de cambios. Se nos intimida con nuevos impuestos y con la creación de tribunales tributarios, mientras ya se produjo una sorpresiva escalada de precios encareciendo el costo de la vida.

En las esferas gubernamentales se observa una completa improvisación con una notoria ausencia de acciones para promover programas de beneficio económico y social.

En cambio, uno de los Ministros del gobierno fuertemente vinculado al poder empresarial, no ha vacilado en sugerir la entrega del Parque La Industria situado en la zona nueve, al sector económico mediante la figura de la concesión, que no es sino una forma encubierta de privatización.

La incertidumbre se está agudizando cada día más entre el pueblo ante el incontrolable torrente de asaltos y actos de violencia en general.

Los operativos de la policía encabezados por el Ministro de Gobernación, Francisco Rivas, para el combate de los extorsionistas han tenido un efecto de carácter propagandístico, pero los mismos están destinados al fracaso, si paralelamente no se crean nuevas fuentes de empleo y si no se promueve una política de salarios dignos para erradicar los salarios de hambre que pagan algunos empresarios.

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