Juan Francisco Reyes López
jfrlguate@yahoo.com

El Informe Nacional de Desarrollo Humano, 2015-2016, indica que el desarrollo humano en Guatemala, producto de los primeros años del Siglo XXI (es decir del 2000 al 2006, periodo principalmente del gobierno del FRG) tuvo efectos en la estratificación social, reduciendo la proporción de la población del estrato más bajo del 55% al 38% e incrementando las clases medias del 15% al 26%.

“Quien con una luz se pierde”. Ante el informe no les queda de otra, le guste o no le guste al economista, al dirigente empresarial o al político. Hasta el más obstinado reconoce que el haber controlado la Canasta Básica Alimenticia, el haber aumentado los salarios mínimos cuatro veces, llevando con ello el poder adquisitivo a todos los asalariados, y el haber aumentado la bonificación salarial de Q50.00 a Q200.00, son los factores que redujeron la pobreza y aumentaron la clase media.

Triste y vergonzosamente estas políticas no se mantuvieron, mucho menos se incrementaron; lo que implicó que ese desarrollo humano de los primeros años del siglo se revirtiera, estimándose que los ingresos laborales, el aumento de precios nacionales hasta el 2014, han hecho que de nuevo se reduzca en un 19% el incremento que se había obtenido en los primeros años del siglo.

Por ello, el informe señala que en la Encovi del 2014 el 53% de la población no alcanzó a cubrir el costo de una Canasta Básica Alimenticia, y el 76% no contó con el ingreso para adquirir una canasta básica de bienes y servicios básicos para su hogar. Por lo tanto, al gobierno de Óscar Berger, al gobierno de Álvaro Colom y al gobierno de Otto Pérez Molina le debe dar vergüenza. Al sector empresarial, especialmente a la cúpula económica, les debe hacer entender y comprender que la concentración de la riqueza no ha tenido, como ellos teóricamente dicen, un desborde. Por esa razón, la población en condición de pobreza multidimensional, que se redujo en los primeros años del 72 al 58%, ahora nuevamente se ha incrementado alcanzando dos terceras partes de la población.

No debe de olvidarse que barriguita llena es corazón contento, pero que no hay mayor acicate a los problemas sociales que el hambre, la desnutrición y la falta de oportunidades de trabajo digno y de salarios justos.

El gobierno en los primeros años del siglo, especialmente en el periodo del FRG, elevó la recaudación tributaria del 8 al 12%; a la inversa, la recaudación de impuestos directos e indirectos retrocedió sustancialmente con los gobiernos de Óscar Berger, Álvaro Colom y Otto Pérez Molina, por lo que ellos y quienes ocuparon la Vicepresidencia de la República y el Ministerio de Finanzas, tienen que comprender y aceptar que sus gobiernos no fueron acertados en su actuar.

Lo mismo deben de comprender los grupos como el Cien, como Fundes, como el mismo Asies, quienes pueden pregonar sus opiniones, pero no pueden tapar el sol con un dedo ni mucho menos contradecir el informe presentado por el PNUD.

Tocar la música que en Guatemala debe de darse la exoneración de todos los impuestos para que las maquilas no se vayan a Nicaragua, al El Salvador o a otro país, es sonar la flauta de Hamelin y llevar a miles de trabajadores a ahogarse en la pobreza y la miseria que implica las maquilas que exportan como agregado solo el trabajo y la mano de obra barata de estos guatemaltecos.

¡Guatemala es primero!
Continuará.

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