Juan José Narciso Chúa

Guatemala es peculiar principalmente en las expresiones tácitas o expresas de los diferentes grupos de la sociedad, incluso hoy que la sociedad pasa por un sentimiento de cambio, se encuentra en una fase de transición buscando justamente transformaciones de fondo, que modifiquen por completo el estado de cosas de nuestras relaciones internas y así conducirnos a una modernización económica, política, social y cultural, se presentan hechos que muestran otro perfil.

Y efectivamente este, el discurso expresado vivamente por los líderes de las cámaras empresariales, de los articulistas conservadores e incluso de los tanques de pensamiento adscritos a las élites. Sin embargo, la realidad es otra, el discurso es nada más ponerse a tono justamente con pensamiento de cambio, adecuarse a lo que se percibe como transformación, así como señalando la necesidad de profundizar la democracia, pero en el fondo se esconde la misma actitud atávica que refuerza aquella postura de permitir ligeros cambios, aquellos matices cosméticos que le dan apariencia, pero que esconden enormes brechas de desigualdad, posturas rígidas centradas en mantener el estado de cosas, para su beneficio.

Para muestra, se puede visualizar la ecuación que utilizó la Cámara de Comercio, CC, en un evento para cuestionar la ciertamente mal hecha y mal llamada Reforma Tributaria, que hoy es un fracaso absoluto, plantea que Gobierno Ineficiente más Sistemas Paralelos de Justicia más Nuevos Impuestos es igual al Colapso del Estado. Esta ecuación seguramente es imposible sostener en términos matemáticos rigurosos, pues no existen datos duros o condiciones cuánticas para resolverla, pero veamos cada una de sus variables.

Primer “variable”, Un Gobierno Ineficiente. Efectivamente no podemos hablar de gobiernos eficientes en toda la etapa democrática y mucho menos eficaces que es el problema de fondo, en donde la presión de las élites ha configurado una administración pública deficiente y maltrecha, sobre la base de regímenes de gobierno dóciles y que no pueden ir más allá de lo que ellos les establecen y aunque seguramente este régimen muestra enormes dificultades para articularse, así como para definir su ruta, pareciera que la crítica esconde su temor y su resistencia a lo que la SAT está haciendo, pues representa un punto de inflexión en el comportamiento de dicha superintendencia, cuando durante todo el pasado y sus distintos superintendentes, no actuaron nunca sobre empresas como la actual, utilizando únicamente su vigente marco legal. Esto puede parecer un abuso, que llevó al CACIF a que “bajaran la intensidad de sus actuaciones”. ¿Será que para la CC este el perfil de un gobierno ineficiente?

La otra “variable” de la ecuación es el de Sistemas Paralelos de Justicia, una expresión que se puede interpretar claramente racista y en contra de la posibilidad de pervivir con el derecho consuetudinario de los pueblos originarios, lo cual representa un avance importante para reconocer que nuestra sociedad es multilingüe, multiétnica y diversa por principio. Pero en lo tácito, también creo que se esconde la reticencia al trabajo que el MP está haciendo, con el apoyo de la CICIG. ¿Será que existe temor a que la CICIG y el MP continúen destapando contubernios que son profundos y de tan vieja data que involucra a empresarios, como la actualidad se ha comprobado?

La otra “variable” se señala como Nuevos Impuestos, una denominación equivocada desde el principio pues nunca se habló de nuevos impuestos, si no modificaciones absurdas en impuestos específicos, cambio de tasas en el ISR y el retorno a la “planilla de la vergüenza”, pero no era, para nada, una reforma tributaria y menos aún con nuevos impuestos. ¿Será que fue poco analizada esta variable en la ecuación o únicamente representa la reticencia estructural a hablar de impuestos por parte de la CC?

Y finalmente, la suma de las tres “variables”, conduce a una igualdad denominada Colapso del Estado, cuando quienes han sido irresponsables en la destrucción y erosión paulatina del Estado han sido las élites, con la connivencia de funcionarios corruptos, si al final siempre se ha cooptado al Estado para construir alrededor de él múltiples beneficios como exenciones fiscales, zonas de exclusión como zonas francas y maquilas, y hoy con una iniciativa de ley de competencia inocua, absurda, ambigua y sin contenido serio para propiciar un mercado de competencia abierta, si no buscando mantener los privilegios, convirtiéndola en una instancia gris, sin fuerza y administrativa principalmente, pues lo penal, les causa escozor.

Es increíble el atavismo que las élites y sus cámaras muestran con su pasado de sujeción y hegemonía, para abrir la mente a la verdadera modernización y a la profundización de una democracia participativa, en donde todos los ciudadanos sean sujetos vivos y beneficiarios de una sociedad más solidaria y de un Estado que efectivamente haga del bien común su razón de ser.

Artículo anteriorGallinas sin Cabeza
Artículo siguienteColombia busca la Paz