Lucrecia de Palomo

Interesante una entrevista al Viceministro de Diseño de Calidad Educativa, José Moreno C., publicada en el Diario de Centro América el día 25 de julio de 2016. “Buscarán reducir número de carreras” “Excesiva oferta de especialidades atenta contra calidad educativa”. El tema de los titulares ha sido el caballito de batalla de los grupos que por años han tenido cautivo el Ministerio de Educación; pero sobre todo, llama la atención porque en una reunión sostenida entre el Ministro de esa cartera y la Cámara de Educación, enfáticamente él indicó que estaba de acuerdo con las carreras técnicas, pues eran una necesidad para el país. Lamentablemente, luego de 6 meses, se constata que fuerzas ajenas a cualquier gobierno retienen la dirección de la educación nacional con fines que no son educar al pueblo.

Se lee que dice el entrevistado “Debido a que el Ministerio de Educación debe instaurar estándares de supervisión en la formación del estudiante, se prepara una propuesta… la cual busca disminuir a 20 el número de carreras ofrecidas por los establecimientos privados, el que asciende a 160.” Para empezar, en el famoso catálogo de carreras, impuesto por la administración pasada quedó tan solo con 45 posibilidades, por tanto no es correcto que sean 160 las elegibles. Pero sobre todo, los argumentos son erróneos, pues el sistema educativo se centra en el educando, sus necesidades, no en la administración y mucho menos en el sistema de supervisión al cual hicieron colapsar las mismas autoridades. Además esa reducción que se ha venido haciendo sin estudios previos y mucho menos posteriores para conocer el impacto que sobre las necesidades del estudiante tienen; se impone y dispone arbitrariamente.

Cuando se llevó a cabo la reducción anterior, en el año 2012, en donde ilegalmente se suspende la carrera del magisterio (existen resoluciones judiciales que así lo indican) y un sinfín de otras posibilidades de diversificar los conocimiento de los jóvenes –que buscan con ello obtener un empleo al finalizar– lo que se logró fue que 800 mil jóvenes abandonaran las aulas; institutos públicos que en el pasado estaban sobrepoblados hoy con la mitad de su población. Nunca se informó o se hizo una investigación, por parte de sus ejecutores de estas políticas, para conocer qué pasó con todos esos jóvenes, simplemente una orden detrás del escritorio y un programa en línea donde no se permite inscribir carreras que en él no aparecen registradas.

Siguiendo con los argumentos del sEñor Moreno, indica que hay que instaurar estándares de supervisión en la formación del estudiante; un tema totalmente ajeno a las carreras y si de supervisión y estándares se trata también deberán cancelar los niveles de párvulos, primaria y básicos, porque para ningún nivel existen. La franja de supervisión ha sido “aniquilada” por el propio Ministerio. Asimismo, llama la atención el énfasis que da en las “instituciones privadas”, al afirmar su argumento; lo que no dice es que por la incapacidad o desinterés del sector público, el 80% del total de estudiantes de diversificado lo absorbe lo privado.

Para muchos interesados en los cambios que propone el Viceministro, está que los jóvenes pasen a Intecap; sin embargo esta institución se creó para capacitar trabajadores y adiestrarse en diversas actividades económicas del país en todos los niveles ocupacionales, muy distinto a los fines que la ley de educación manda al Ministerio: la formación del ser humano.

Además, aún no se define lo que para el Mineduc es calidad educativa. Treinta años llevan buscándolo, pero aún no dan en el clavo. Por eso extraña que ahora se quiera castigar el futuro de miles de jóvenes por la ineficiencia y terquedad de ese grupo que tan solo quiere mano de obra barata para sus empresas y poder continuar con una población que vive tan ocupada buscando el pan diario que no se preocupa por los negocios que desde el gobierno hacen empresas privadas. La educación no es ni será el fin del Ministerio de Educación mientras siga en manos de los mismos.

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