Francisco Cáceres Barrios
fracaceres@lahora.com.gt

Donald Trump ha sentado muy mal precedente al comportarse como lo ha venido haciendo durante su postulación y ahora como candidato presidencial norteamericano, pues en los pueblos latinoamericanos a quienes nos encanta imitar todo, en especial lo deplorable de otros países, no tardan en surgir sus segundas partes cometiendo exabruptos y actos agresivos que, para lo único que sirven, es para generar actitudes perturbadoras de la paz y la concordia en que debiéramos vivir, olvidando que suficientes problemas tenemos ya para aumentarlos innecesariamente. ¿Saben qué es lo peor de todo esto? que los subalternos son los primeros en imitar a sus superiores jerárquicos saliéndose por la tangente o violando la ley. Prueba de ello es cuando apreciamos en los policías municipales de la ciudad de Guatemala arrogancia, abuso de poder y actitudes alejadas de la cortesía y buen comportamiento que es de esperar de los servidores públicos.

Lo ocurrido recientemente cuando un Juez de Paz se vio en la necesidad de sancionar a un policía de tránsito del alcalde Arzú por impedirle el paso durante un desfile de los Bomberos Municipales, que le permitiera cumplir con su deber de practicar una exhibición personal, es un mal comportamiento que no debiéramos ver más en nuestro país, puesto que nada le costaba al agente colaborar con la petición de otro servidor público y para colmo, el alcalde Arzú decidió pagar la fianza de Q10 mil para liberarlo de ir a la cárcel por desobediencia y para no dar su brazo a torcer anunció que al día siguiente le impondría una condecoración por tan deplorable comportamiento.

Si bien es cierto que don Álvaro Arzú nunca se ha distinguido por su carácter amistoso, mucho menos contemporizador, también es verdad que en los cargos públicos que ha ocupado por tanto tiempo debió haber aprendido que citar en un discurso público anécdotas en las que “un presidente mexicano había dicho que a la prensa se le paga o se le pega y que él había optado por lo segundo” es cometer un innecesario y generalizado agravio para el gremio periodístico, lo que no provoca ninguna reacción favorable para su persona, salvo el aplauso de los serviles de siempre y que nunca faltan.

Mahatma Gandhi fue quien dijo: “Más que los actos de los malos, me horroriza la indiferencia de los buenos” y ahora, es cuando más justifico sus pensamientos cuando vemos cómo es que un electorado a quien se le ve desfilar por nuestras calles gritando frases que van acordes con la paz, concordia, respeto a los derechos y la justicia para todos, es capaz de apoyar y consentir a quienes siempre han demostrado lo contrario.

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