Oscar Clemente Marroquín
ocmarroq@lahora.com.gt

Reconozco que no he escuchado declaración del presidente Morales sobre el caso TCQ, pero Prensa Libre informa hoy que el mandatario dijo que no se puede declarar la lesividad del negocio porque ya venció el tiempo para ejecutar esa acción en defensa de los intereses del país. Debe saber el Presidente, sin embargo, que estamos frente a hechos nuevos, conocidos ayer, en los que se plantea la forma asquerosa en que se manejó el negocio y que el hecho de que hubiera mordida de por medio es suficiente para que el Estado de Guatemala, en un gesto de dignidad, declare lesivo el negocio y en vez de esperar que los dueños de la Terminal de Contenedores demanden a Guatemala, nosotros tenemos que demandarlos a ellos y pedir su extradición por ladrones y sinvergüenzas para que respondan ante la justicia de nuestro país.

Si dieron comisiones por treinta millones de dólares, veinticinco de los cuales se repartieron Pérez y Baldetti, no fue para que les firmaran un contrato justo y equitativo. Pagaron esa comisión para hacerse de un negocio en el que van a ganar mucho más de los millones pagados en soborno y eso significa que al pueblo de Guatemala ese negocio no le conviene.

Enerva ver cómo los defensores del negocio siguen hablando de la «conveniencia» del mismo para modernizar al país. Ningún país se moderniza mediante contratos negociados de esa forma porque, al contrario, con la corrupción se condena a los pueblos a vivir en la miseria. Modernizar a un país requiere de transparencia y decencia para hacer los negocios públicos. Aquí en vez de modernizarnos vamos como el cangrejo, porque esto ha dejado de ser un país para convertirse en viña para los pícaros y eso no puede seguir.

Terminal de Contenedores de Barcelona fue comprada por una empresa holandesa a la que se le debería caer la cara de vergüenza de saber lo que adquirieron. Entre el anterior Embajador de España en Guatemala, el individuo Legarreta, si no recuerdo mal, hasta los empresarios y abogados que se prestaron al show para apañar el negocio de Pérez Molina y Baldetti, todos son responsables de haber embaucado al país en una operación lesiva a los intereses de los guatemaltecos. Y si había duda antes, ahora con lo que presentó el MP y la CICIG no queda ni asomo de ello. Es absolutamente claro que se negoció suciamente y que el resultado ha sido un negocio que permitirá a los españoles embolsarse más dinero de lo lícito y económicamente correcto, porque como hubo mordida de por medio, pudieron ponerse las tarifas que les daba la gana para hartarse de pisto en 25 años.

Morales tiene que revisar lo que ocurrió ayer. Pérez Molina hizo todo lo posible, amañando el proceso, para que no pudiera avanzar la declaratoria de lesividad del negocio. Pero ese todo lo posible es parte de la corrupción que le negó al país el derecho a proteger sus intereses y tamaño abuso debe revertirlo el actual gobierno.

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