Fernando Mollinedo C.

Llegó el período de “vacaciones” tan ansiado por la mayoría de la población; la Semana Santa significa en realidad, olvidarse de todo y relegar para siempre o para un tiempo prudencial los problemas sociales, económicos y de cualquier orden, sean éstos ingentes o no.

La desinformación que vivimos tres días es aprovechada por los funcionarios de gobierno para hacer algunas transacciones que se ocultan a la población y así tener la seguridad de su eficacia ilegal, deshonesta y hedionda como sus gestores. Recordemos la “adjudicación, concesión o como quiera llamársele de un terreno adyacente a Puerto Quetzal».

Pero… a los guatemaltecos ya no les importa toda esa clase de negocios turbios que hacen los gobernantes; primero, porque ya se sabe que serán inculpados y se buscarán los vericuetos legales para hacerlos “inocentes” ante la “sagrada” justicia; segundo porque lo que interesa es tener algunos centavos e irnos a la playa como un desfogue emocional que nos permita ver un panorama físico que nos deleite y nos abstraiga de la realidad.

Ante la escasez de dinero y el alza al precio de los artículos de primera necesidad, permanecemos impasibles, mudos, quietos, inertes como si en realidad no nos afectara, lo que aprovechan los comerciantes, productores y expendedores inescrupulosos para consumar su venta al precio que ellos decidan; sean vendedores de mercado, abarroterías, supermercados, cadenas internacionales de almacenes o “boutiques” nacionales o internacionales.

Olvidémonos de todo, no importa nada, ni hueveos, ni procesos, ni descuartizamientos, ni el peligro del puente Belice, ni las justas reclamaciones de los campesinos de Chixoy, ni los atascamientos vehiculares, ni el robo hormiga en los hospitales, ni los mega negocios de narcos con las autoridades locales, nada, óigase bien: NADA.

Esta semana se presumen los vehículos al servicio de los nuevos funcionarios y empleados gubernamentales quienes “saborean” por primera vez el poder y las ventajas económicas de estar supuestamente al servicio de la población. Esta semana de olvido pasional, debemos ser fieles rezadores, asistentes a servicios religiosos, no deliberantes, graníticos en la fe (cualquiera que sea) y sobre todo, aparentar que pertenecemos a una elite económica que ni siquiera soñábamos.

La Semana Santa, convertida en la Semana del Olvido dejará muy buenas ganancias a los comerciantes, a los revendedores, a los saqueadores de casas, a los policías mordelones de la capital y en los departamentos, al sector que atiende el turismo local y a quienes explotan la candidez de la población por medio de la fe en concentraciones multitudinarias.

En esta semana del olvido, pido a Krishna que interceda por nosotros; a Jesús para que Guatemala sea bendecida, a Mahoma para que su sabiduría llegue a los gobernantes; a Buda para que haya concientización en los comerciantes y no encarezcan sus productos muy seguido y al ángel Moroni para que traiga un decálogo de honestidad y lo deposite en el Congreso ante esa mara de comerciantes de la política. Todo ello, lo pido en esta Semana Santa del Olvido en nombre de la población. ASÍ SEA.

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